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Bruc. El desafío

Aventuras Guerra de la Independencia (1808-1814). Cuando se descubre que el responsable de la primera derrota de Napoleón en España es el Bruc, un chico montañés (Juan José Ballesta) que con el redoble de su tambor consiguió sembrar el pánico entre las tropas francesas, seis mercenarios curtidos en mil batallas reciben la orden de darle caza, cortar su cabeza y exponerla en la plaza del pueblo para que sirva de escarmiento al resto del pueblo. ... [+]
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
13 de enero de 2011
33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver Bruc es bueno saber que uno no se va a encontrar con una recreación de la batalla del Bruch, sino que la película comienza justo después, con la persecución del mítico tamborilero por parte de cinco curtidos veteranos de la Grande Armée. De esta forma es más fácil no llevarse una decepción y disfrutar así con la película.

Daniel Benmayor ofrece una entretenida película de aventuras con una clara influencia del cine de acción americano, teniendo como pilares fundamentales títulos como “Acorralado”, “Depredador” o “Apocalypto”. Es cierto que no aporta nada nuevo y que el director no resuelve con inteligencia muchas de las secuencias, pero con un limitado presupuesto sabe explotar bien los recursos, el paisaje y mantener correctamente el pulso narrativo durante toda la película.

Las actuaciones que dan vida a los perseguidores están muy conseguidas, especialmente la de Vincent Pérez, que realiza un trabajo memorable; su personaje es frío, ambiguo y despiadado, pero en todo momento se conduce como un hombre de honor. Santi Millán también está muy bien en un registro distinto al que acostumbra. Por su parte, Juan José Ballesta hace lo que puede, pero la verdad es que no encaja en este tipo de papeles y su interpretación deja mucho que desear.

Aunque Bruc es una película regular y bastante mejorable, está bien que de vez en cuando se apueste por proyectos de este tipo que acerquen al público episodios importantes de nuestra historia. Si a algún chaval le pica el gusanillo al ver la película y se interesa por la Guerra de la Independencia, ésta ya habrá valido la pena. Cuando uno ya está harto de películas que tratan sobre la vida de la charcutera del quinto izquierda, películas como “Bruc” son siempre bienvenidas.
besgowski
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2 de enero de 2011
35 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a ponernos serios que no estoy para bromas. El problema de Bruc es el propio Bruc.
Y quien dice Bruc quiere decir Juan José Ballesta. Que ya le vale. La película empieza estupendamente porque me doy cuenta de que todos los actores que aparecen están doblados…ufff, qué alivio. Esto hace que el film tenga un poco más de categoría; la pronunciación se entiende y ya no tengo que dar la brasa al de al lado preguntándole qué dicen.

Todo iba bien hasta que aparece el muchachito de los huevos. Sólo le encomiendan frases cortas, sencillas y bien contundentes. Parece algo fácil…pero no. Te corta todo el rollo, toda la ambientación se va al garete por su culpa. En cuanto abre la boca me le imagino en su barrio, con sus colegas y con el bakalao de fondo partiéndolo todo.

El guión es muy aburrido. Han hecho una película de lo que en realidad debería haber durado 20 minutos. Es como el final de “Apocalypo” pero sin emoción, sin gracia y sin nada. Y encima, de repente, así sin avisar, aparece Hulk en una puñetera montaña frunciendo el ceño y corriendo como un loco. La historia de amor es un coñazo, los momentos sentimentales tienen de todo menos sentimiento, los malos van de duros y al final dan pena y los franceses se dejaron el acento en su casa.

Vicent Pérez tiene mi aprobado. Aunque al final flojea un poco. Pero le entiendo…yo también acabaría cansada de perseguir a un saltamontes por una montaña.

Por cierto, el efecto que hacen al recordar lo sucedido con el tambor es taaaan cutre que en un momento dado pensé que estaba viendo un video clip ochentero grabado por mi abuela.

Estas películas son las que me hacen quedar mal, joder. Siempre igual. Voy tan decidida diciendo “Ven, vamos a ver ésta que tiene buena pinta” Y Zas…a la salida venga a dar explicaciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bélica
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22 de diciembre de 2010
67 de 119 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sentimiento catalán, que no es uno sino muchos, está lleno de contradicciones. Sólo así se entiende que para la adaptación de una de las leyendas más populares de Catalunya, la del timbaler del Bruc, se decidiera contar con Juan José Ballesta como protagonista. ¿Acaso no hay suficientes actores de calidad en nuestra tierra? Si ya cuesta creernos al actor madrileño en la piel de un rebelde contra el ejército romano en Hispania, imagínense el estupor que produce oírle hablar un catalán de extrarradio que sonrojaría al mismísimo Pompeu Fabra.

Ni cortos ni perezosos, los responsables de Bruc. El desafío decidieron deleitarnos con la versión catalana de la película en el preestreno de anoche en el cine Urgell de Barcelona. Una versión que, mientras nos ofrece un francés original e impoluto con los subtítulos correspondientes, decide doblarnos al catalán los pasajes en los que suponemos Ballesta se expresa en castellano o no se defiende del todo con un idioma que, evidentemente, no es el suyo. Flaco favor para la cultura catalana, puesto que el actor no domina la lengua ni aún en el doblaje, y para la cultura en general, ya que privan al espectador de la versión original íntegra de la cinta.

Toda esta falta de seny, de sentido común, tiene una finalidad que, para gusto de los amantes del tópico, es puramente económica. Los productores de Bruc decidieron utilizar como gancho a Ballesta para ampliar el público potencial de la película al territorio español, aunque para ello tuvieran que sacrificar la verosimilitud de todo un protagonista que debió ser catalán de pura cepa. La duda está en si Ballesta es suficiente reclamo como para que a un ciudadano de Badajoz le interese la historia de un héroe catalán.

Los guionistas han decidido reducir la esencia de la leyenda de Bruc, esa en la que un joven consigue espantar a todo un ejército de Napoléon con el estruendo de un tambor, a un simple flashback que, curiosamente, es la secuencia más lograda del filme. Los 90 minutos del metraje se centran en un juego del ratón y el gato muy ambicioso en efectos pero totalmente parco en ideas. Y es que una vez superada la sorpresa inicial de la factura técnica, irreprochable, se nos aparece en todo su esplendor la oquedad más absoluta.

Lástima que una ambiciosa producción catalana se muestre tan insegura. ¿Por qué no rodar íntegramente en catalán, como Pa negre y otras tantas que han triunfado este año? ¿O por qué no rodar íntegramente en castellano asumiendo con un par de collons que al fin y al cabo todo esto es un negocio? Las contradicciones no terminan aquí. Los silbidos se adueñaron de la sala en cuanto aparecieron en los títulos de crédito los logos de Telefónica y el gobierno de España. Curiosamente, más de la mitad del aforo fue invitado al preestreno por gentileza de MoviStar y, curiosamente, nadie reniega de papá Estado a la hora de pedir financiación. Por actitudes como estas, contradictorias, caemos mal los catalanes.
polvidal
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16 de diciembre de 2010
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
En cuanto a producciones históricas en España se refiere, conviene recalcar que normalmente el cine está por encima de la televisión en términos de rigor. Lo está porque cuenta, en primer lugar, con más tiempo para la preparación de tan dificultosos proyectos. La fotografía y los efectos especiales en 'Bruc. El desafío', son buena prueba de ello. Pero la diferencia se hace más patente a día de hoy, cuando cada semana en televisión, una serie como 'Hispania' deja en evidencia las penurias y carencias de las producciones españolas que se remontan a épocas pasadas. Por ello, el segundo largometraje de Daniel Benmayor ('Paintball', 2009), al menos en ese aspecto, puede presumir de una moderación y prudencia considerables. Siempre que la vean en su versión original, claro. Recordemos además, que en el cine español ya hay dos versiones de esta historia: 'El tambor del Bruch' (Ignacio F.Inquino, 1948) y 'La leyenda del tambor' (Jorge Grau, 1981).

A simple vista, muchos podrán pensar que se trata de una película bélica sobre las batallas de las tropas españolas contra las de Napoleón, pero no es así. La trama de 'Bruc. El desafío' se centra en la heroica figura de Bruc, un carbonero al que le apodan así, gracias -entre otras cosas- a que el sonido de su tambor consiguió desconcertar por completo a las tropas francesas en la batalla que tuvo lugar en la localidad de Bruch, y propiciar así su derrota. Ese es el pasado reciente a partir del cual se desarrolla la trama. Lo que vienen a contarnos es la persecución y las represalias que emprenden un grupo de soldados franceses contra este joven héroe al que interpreta Juan José Ballesta. De forma que, con el paso de los minutos, la cinta llegue a estar más cerca del subgénero de persecuciones, tipo 'El fugitivo' (1993), y de venganza, al más puro estilo 'Rambo' (1982). Aunque, para no caer en trivialidades del género de acción y por tratarse de una producción mucho más minimalista que los lejanos referentes mencionados, la historia parece no querer caer en un ritmo vertiginoso. La persecución se prolonga tal vez demasiado, ya que va pausándose por medio de las intervenciones de los personajes secundarios. De Bruc, conocemos sus proezas, pero de estos poco sabemos. La bellísima actriz francesa Astrid Berges-Frisbey es la prometida del protagonista de la misma forma que podía ser su amiga, hermana o prima. Los soldados galos están algo más conseguidos. Encabezados por Vincent Pérez, su única y -parece que- última pretensión en la vida es ir al acecho y cortarle la cabeza a ese tamborilero escurridizo que se esconde en el monte. No me pregunten por qué, pero Santi Millán va con los gabachos. Mercenarios los ha habido desde siempre, de eso no hay duda. Y otro aspecto que frena el ritmo de la acción son los continuos planos aéreos del paisaje. Sin menospreciar su belleza, en este tipo de película lo que hacen es más distraer que atraer.

(continúa en el spoiler por falta de espacio...)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
hpbordon
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15 de julio de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya unos años, en cuanto las salas de cine que proyectaban el cine español de siempre se empezaron a vaciar, muchos pegaron un giro hacia lo comercial, hacia lo que veían que procedía de otros países y funcionaba en taquilla. No fue un giro brusco ni plato de gusto (todos recordamos aquel anuncio de Antonio Resines recriminando a un pobre chaval que jugaba al béisbol que se dejara de tanto diálogo interior, que esto era cine español) pero al final casi todo el mundo terminó haciendo de tripas corazón y haciendo lo necesario para comer. Lo normal fue un viraje (más o menos afortunado) hacia el cine americano, y de ahí las comedias gamberras tipo “Fuga de cerebros”, mieditos psicológicos tipo “Fin” o “Dictado”, terror macabro como “REC”, intriga a lo grande como “Transiberian” y en general muchas películas con claros orígenes made in USA en cuanto a estética, ambición y ganas de agradar al espectador antes que a la crítica.

“Bruc” sigue esa línea, pero arraigando en el otro referente en cuanto a cine espectacular: el cine francés, con la misma ambición, más temeridad si cabe en cuanto a abarcar más de lo que los recursos podrían permitir y más próximidad. “Bruc” es una película de acción histórica donde reconocemos el paisaje como muestro… como si rodaran “Rambo” en Doñana, “Depredador” en Peñalara o “Enemigo a las puertas” en Toledo. Parte de un hecho histórico como la batalla de Bruc y consigue construir una trama paralela a más pequeña escala pero integrándola en todo momento en el marco de la Guerra de Independencia. Esa pequeña trama en la que un comando napoleónico intenta dar caza al héroe de Bruc está perfectamente integrada en el paisaje y lo que conocemos de la historia y solo buscando defectos a propósito aparecen los anacronismos y extravagancias (junto con la tradicional manía francesa de cargarse los finales con decepciones evitables y giros-traca innecesarios que no están a la altura).

Es una lástima ese final ratonero y las interpretaciones españolas (las francesas, posiblemente gracias al doblaje, son aceptables) que no dan la talla y le quitan un par de puntos a una “Bruc” que, por lo demás, es espectacularmente disfrutable. Y un ejemplo a seguir.
OsitoF
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