Palabras encadenadas

Palabras encadenadas es, ante todo, un gran ejercicio de entretenimiento que engancha desde un primer momento y no da ni un solo segundo de respiro al espectador hasta su final.
¿Que es previsible? Sí, para que engañarnos, pues sus bazas narrativas no las juega con la suficiente inteligencia como para desconcertar al espectador en ningún momento, aunque tampoco hay que negarle un guión cuidado al detalle y con virtudes que ensalzan este film a cuotas lo suficientemente altas como para obtener el beneplácito del público.

Además, nada desdeñable es el duelo interpretativo entre sus dos protagonistas, un Dario Grandinetti sobresaliente, que en ningún instante llega a sobreactuar, cosa que hubiese sido bastante fácil dadas las características de su personaje, y una Goya Toledo en muy buen estado de forma, otorgando a su papel las cualidades que más le convienen y haciendo que este no sea un mero trámite a manos del que quizá toma más protagonismo a lo largo del transcurso de la cinta.

Tampoco hay que olvidar otra de sus mejores cartas, como son los diálogos, muy bien estructurados a lo largo de todo el relato, y verdaderamente sugestivos en determinados puntos. Eso sí, también son estos mismos los que echan a perder la trama durante algunos instantes, haciendo que se torne previsible y que, incluso algunos de ellos puedan llegar a revelar como va a terminar todo.
En último lugar, cabe destacar el trabajo de Laura Mañá, que desarrolla toda la historia en unos espacios muy reducidos y concretos, sin necesidad de aburrir al respetable, pues tal y como está todo el proceso narrativo dispuesto, otorgan bastante amenidad a la propuesta de la realizadora catalana.
Si a todo esto, le sumamos un final inmejorable, ¿que más se puede pedir? De realizadores y guionistas como estos tendrían que aprender los de Saw, y dejarse de tantos giros rancios que no hacen más que marear al espectador. Notable.

Es sorprendente que películas como estas no tengan trascendencia; parece que no exista lo que no se publicite.

Excelente Darío Grandinetti; excelente ambientación; excelente dirección artística; excelente historia con un gran guión; buen montaje, y encima no llega a los 90 minutos.

Lo lamento por Goya Toledo, pero no resulta creíble.

Mención especial para Fernando Guillén, que hace un secundario excelente como comisario.

No cuento más y no debe contarse más porque la historia se destripa y se pierde la magia y la intriga que tiene esta excelente película.

Tiene pequeños fallos, a veces comunes en el cine español, que no llega al nivel de factura de "la industria" cinematográfica. Pero mínimos detalles pueden estropear la intriga en esta peli.

Aquí hay mucho talento. No la perdáis

No sé que pasa con ésta película que es bastante maltratada por los usuarios. Creo que es súper entretenida, desde el principio me atrapó y en ningún momento decae ni un poquito el interés. Esas oscilaciones pendulares que tienen los protagonistas nos hacen dudar constantemente sobre quién es el malo, y cuánto de verdad y engaño tiene cada uno. Me pareció magnífica la manera de manejar los tiempos de la directora jugando al gato y al ratón con nosotros, los espectadores. Grandinetti está correcto y Goya Toledo me encanta. Muy recomendable para pasar un rato con un buen entretenimiento.

Interesante propuesta española que sin ser mundialmente conocida tiene el gran logro de superar a la media del cine español. En mi opinión la película tiene un comienzo sobresaliente, en el que se destaca ante todo una excelente interpretación de Darío Grandinetti. El actor cumple a la perfección el papel de asesino y el director logra meter durante el film el "susto" en el espectador gracias a diálogos que no le faltan una caracterización malévola e inteligente apropiada a la historia dada. El guión a priori es bastante bueno y la historia no pierde el interés hasta gran parte de la cinta. Es al final cuando se convierte personalmente en repetitiva y pasa de ser una gran película a quedarse en un film interesante y poco más. En realidad hablamos de un film que cuenta con escaso reparto y en el que la mayor parte de las actuaciones van de aceptables hacia arriba. Como ya he mencionado se me hace repetitiva y culpa de esto es cuando la historia es contada de una forma entre los policias y el asesino a la par que se nos presentan los hechos del supuesto psicópata, enlazando el momento de los hechos con el interrogatorio policial. Una pena porque además el desenlace no es lo bueno que podría esperarme ya que creo que es demasiado brusco y no se responden a muchos porques de la obra. No me convenció demasiado finalmente para darle el notable que en un principio, incluso hasta casi el final le iba a dar.
En definitiva propuesta interesante, que mantiene la tensión de inicio a fin, con diálogos fenomenales, juegos que llaman la atención, y que es recomendable gracias a una excelente caracterización de un asesino. Recomendable e interesante.

Directamente trasvasado desde el teatro, Palabras encadenadas es un solvente thriller psicológico que no debería pasar desapercibido en el ámbito cinematográfico español. Lo digo porque el género no es uno de los que haya dado muchos frutos en nuestra tierra, y los pocos que se salvan deberíamos mimarlos como si fueran reliquias.
No digo que la presente sea una película redonda, que sea una completa maravilla, pero desarrolla una historia que, obviando alguna que otra licencia, capta el interés del espectador y lo mantiene hasta el final. Ello es gracias, en gran parte, a las interesantes actuaciones de Goya Toledo, que sabe conjugar a la perfección fragilidad, carácter y sexualidad, y Darío Grandinetti, un psicópata de andar por casa realmente creíble. Ambos son el inevitable eje del film, que no funcionaría si la pareja protagonista no hubiera sido captada en toda su profundidad por los actores. Ellos son la gran baza, y, a pesar del riesgo que eso supone, Palabras encadenadas sale airosa.
No dudo en recomendar Palabras encadenadas. Para los amantes del género, supondrá una alegría segura el descubrir esta pequeña pero potente película. Para el resto, el gran trabajo actoral supone un aval suficiente para verla. Y si alguien gusta de la literatura de Dostoievski, no podrá evitar alguna que otra sonrisa siniestra.