Black Heaven

Segundo largo del director, un thriller fuertemente influenciado por David Lynch, donde una femme fatale con tendencias suicidas arrastra a un joven hasta un oscuro mundo virtual.
El tema de la película, al igual que el de su coetánea británica "Chatroom", nos alerta sobre ciertos peligros de internet. Incomprensiblemente, ambas permanecen inéditas en nuestro país.



"¿Conoces la Playa Negra?"

Con un encanto difícilmente igualable, mientras en España rodamos cosas como 3MSC en el país vecino siguen llevándonos la delantera con películas sobre iniciaciones-al amor, al sexo, al dolor-como Black Heaven, en la que a pesar de notarse cierta falta de pericia, la buena intención supera con creces el reto.
Gaspard se queda solo en casa. Ha empezado una relación con Marión (preciosa Pauline Etienne) y por casualidad encuentran el móvil de Audrey, interpretada por la impresionante Louise Bourgoin, que ya nos deleitó en Adele y el misterio de la momia de Besson, que le arrastra al mundo de Black Hole, un videojuego en el que realidad y ficción se entremezclan. El director retrata así un verano de descubrimientos en el que la inocencia cede poco a poco a la experiencia, mezclando imagen real, bucólica y preciosista con animación.
Lo mejor: Louise Bourgoin, de las mujeres más hermosas del mundo, en un rol enigmático resuelto con solvencia. El resto del reparto igualmente bien.
Lo peor: El arranque con brío y los 2/3 del metraje bien mantenidos se disipan en un final regulero.

La historia se repite una vez más. Adolescente con un grupo de amigos sensacional, una novia maravillosa que le quiere y un entorno de la costa francesa el pleno verano. Todo va de maravilla hasta que de forma fortuita entra en contacto con una bella e intrigante chica con serios problemas psicológicos. Su único afan sérá poder acostarse con ella y como medio para ello nada mejor que el mundo de la realidad virtual y los avatares.

A pesar de la incorporación en el argumento de las redes social virtuales, el guión no esta del todo explotado como podría haber sido.

Destacan en la cinta la música de M83 como trasfondo en las secuencias animadas.

Interesante propuesta de Marchand que acaba, para bien o para mal, quedándose en eso, en propuesta, que induce a la reflexión del espectador sobre aquello que somos y lo que deseamos ser, y como las nuevas tecnologías nos ofrecen otro mundo (titulo original) a la carta, donde aparentemente podemos ser mas libres. Los riesgos inherentes a esta huida a los reinos de Oz puede acarrear consecuencias trágicas al chocar estos dos mundos, que por otra parte pueden estar y de hecho lo están, igual de manipulados por seres reales.

El contraste maniqueo entre la vida placida del protagonista y el hechizo de lo desconocido carece de sutileza y tiene un cierto tufo a moralina incluso en el desenlace, la intriga se mantiene demasiado tiempo a base de recursos repetitivos donde la parte animada no acaba de explotar su potencial y terminamos con un final precipitado donde sobran planos y falta enjundia. En conclusión: un buen material mal desarrollado.