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Combate decisivo

Cine negro. Drama. Bélico Barney Ross, "el orgullo del gueto", alcanza la fama al alzarse como campeón mundial de boxeo sin haber sido vencido en el ring. Durante la guerra, en Guadalcanal, se convierte en un héroe, y así regresa a su país; sin embargo, también trae consigo una fuerte adicción a la morfina que le obligará a combatir en la peor de las guerras. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
24 de junio de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
André de Toth es uno de los integrantes del que yo denomino, el club del parche en el ojo, los otros son: John Ford, Raoul Walsh, Fritz Lang y Nicholas Ray. De Toth quizá es el menos conocido de este selecto club, aunque atesora un puñado de buenas películas entre las que podemos encontrar “Combate decisivo”, inspirado en las memorias de la azarosa vida de Barney Ross (Cameron Mitchel en un trabajo excelente), un personaje real “fruto de la calle” de ascendencia judía que llegó a trabajar como matón para los muchachos de Al Capone, además de ganar tres títulos mundiales como boxeador.

El film se articula en un amplio “flash-back” narrado por el propio Barney, desde una clínica de rehabilitación, y en tres bloques de su vida claramente diferenciados: el primero como boxeador; el segundo como soldado en la guerra del Pacífico; y el tercero sobre la adicción de Barney a la morfina adquirida por una malaria en Guadalcanal. Lo más significativo del caso es que el cineasta confiere a cada bloque mencionado, un tratamiento estilístico diferente como si las alteraciones emocionales que predominan en el relato de tres formas distintas, le hiciera rehuir la idea de la unidad pero evitando la dispersión.

Las secuencias boxísticas son crispadas, violentas como siempre el cine ha abordado este deporte, de acuerdo con la tradición la cámara muy cerca de la lona, planos cortos de los contendientes castigándose hasta el último aliento, mientras el público vocifera enardecido, pidiendo más sangre que para eso han pagado. El segundo episodio es sin duda lo mejor del film, tras retirarse del ring conocer a Cathy (Dianne Foster), su futura esposa y arruinarse con un mafioso, se alista en los marines para infiltrarse en la jungla frondosa como un laberinto barrido por la lluvia, el barro y el enemigo japonés, volviendo a casa convertido en un héroe de guerra gracias a su pundonor.

Pero poco dura la alegría porque la malaria ha hecho mella en Barney, si regresó del infierno de la jungla, ahora vivirá el de la ciudad o el que lleva dentro el propio Barney, quién recibe un tratamiento de morfina que abre paso a ese tercer bloque con la adicción a dicha droga que le arrastra a la degradación personal y familiar del que tendrá que luchar para redimirse. Por fortuna el cineasta no se deja arrastrar por el moralismo, sino que muestra frontalmente los problemas que arrastra Barney, el infierno de la droga y la abstinencia por escenarios sórdidos entre cubos de basura, delincuentes y vagabundos. El cineasta sabe extraer sin esfuerzo aparente la sustancia dramática en cada momento, componiendo magníficamente los encuadres, cargándolos de sentido, implicándose a fondo en la historia de un hombre que se creía un triunfador nato para descubrir al final que “triunfo social”, degradación y caída, suelen formar parte de la misma trayectoria humana.
Antonio Morales
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8 de septiembre de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Boxeo, noir, bélico y melodrama es Combate decisivo y en todo es muy bueno. Barney Ross fue un campeón de boxeo y héroe de guerra y es el personaje en el que se basa Cameron Mitchell. John Garfield en Cuerpo y alma, mi recuerdo me dice que es mejor Cuerpo y alma que la que nos ocupa, compuso el mismo personaje pero sin la garra de Cameron Mitchell. Muchas veces se ha descendido al infierno pero pocas se ha salido de ella con tanta desesperación y amor propio.
Lloyd
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30 de julio de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que el término que mejor define a esta película es el de solvente. Una buena historia, bien rodada, en la que se producen unos cuantos y efectivos giros de guion (amor, boxeo, lealtad, drogas, apuestas, guerra, ...), muy entretenida, y que se mete en un ámbito, como es el de la adicción a las drogas, cuyo único antecedente de calidad que conozco es el film de Preminger "El hombre del brazo de oro".
Quizás no sea un film de especial brillantez, pero es efectivo, y entretenido. Me quedo con Dianne Foster, y con un buen sabor de boca en su conjunto.
zymu
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4 de octubre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Toth siempre tiene buenas películas. Ritmo, emoción, temperamento. Nutrido directamente del cine negro esta cinta la hubiera podido firmar Robert Wise perfectamente.
Aunque el tema de fondo es escabroso a veces lo trata con una cierta ligereza. "Todo parece una apuesta".
Hay algo de cierto en la perspectiva que plantea sobre las adicciones: qué nunca vienen solas, que quien es adicto a las apuestas lo es también al alcohol, a la morfina, al fracaso...
Las escenas del combate de boxeo son magníficas, dignas del mejor director de cine negro. Realmente estupendas. Sin embargo las escenas bélicas son más 'normalitas', menos efecitistas, probablemente porque son más difíciles de rodar, más caras y con mayores exigencias.
La historia por la que transita la película es de las que construyen por sí misma una película. Un guión sobresaliente, firmado por Paul Dudley, Crane Wilbur, y Anthony Veiller. La novela es de Barney Ross, lo cual parece indicar que es una novela autobiográfica.
La historia, a grandes rasgos, es verídica y responde al personaje real. Efectivamente fue boxeador, luego marine y más tarde adictor a la morfina.
Me ha parecido una película muy interesante, muy comprometida en la lucha por las adicciones, en una época e la que no era tan común tratar este tipo de problemas.
Me ha parecido que la votación que tiene, en las varias plataformas que manejo, no se corresponde con la mi perspectiva. No es una obra maestra, pero es una muy buena cinta. Entretenida, comprometida, vigorosa, con un propósito moralizante nada oculto pero no abrasivo. No es Dias sin huella, ni Dias de vino y rosas, ni Un sombrero cargado de lluvia, películas verdaderamente durísimas. Es más suave, con propósito más lúdico, por eso precisamente es algo más frívola.
ÁAD
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28 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Volver a vivir cuando se ha alcanzado la cima y posteriormente se ha perdido todo, sabiendo que solamente ha sido por tu culpa, y que es casi imposible el solo intentar volver a ser una persona normal, es, tal vez, la mayor lucha que puede plantearse un ser humano. En esta película ese es el argumento. Y la historia plasma todo ello. Mitchell es el triunfador que lo pierde todo, que, en un punto de su vida, sabe que ni puede volver a ser normal, ni puede conseguirlo. Pero lucha por conseguirlo. Tal vez el único pero a esta buena película, es que los esfuerzos por esa lucha no se reflejan, dejando un aspecto fundamental en apenas unas secuencias. Magnifica interpretación de Cameron Mitchell y Dianne Foster. Toth, el Director, no logra una mejor obra justamente por ese aspecto de profundizar mas en lo esencial de la historia: la lucha por volver a vivir. Creo que ver esta película es algo obligado.
JOSE GOMEZ
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