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Las reglas no aplican

Romance. Drama Hollywood, año 1958. La joven baptista Marla Mabrey (Lily Collins) llega desde una pequeña población del medio oeste a Los Angeles para trabajar para el magnate y millonario Howard Hughes (Beatty). En el aeropuerto conoce al chófer de su jefe, el joven Frank Forbes (Alden Ehrenreich), que apenas lleva dos semanas trabajando y resulta ser una persona también muy religiosa. Su inmediata atracción mutua pondrá sus convicciones a prueba ... [+]
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
7 de agosto de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente el título haya sido premonitorio. La única película de las cinco dirigidas por Beatty que no ha sido nominada a los Oscars. Y es que la cosa le ha salido flojita al mítico y ya octogenario bueno de Warren.

Es cierto que llevaba décadas queriendo meterle mano al irrepetible personaje del multimillonario Howard Hughes (1905-76) que por las fechas en las que transcurre la película andaba por la cincuentena probablemente con mejor aspecto que Warren en la cinta, más de veinte años mayor. El propio Beatty debutaba por entonces con "Esplendor en la hierba" (Elia Kazan / 1961). No parece que al director esto le haya importado mucho y ya puestos a falsear nos relata dos episodios sobradamente conocidos de la vida de Hughes (accidente aéreo con el prototipo XF-11 y el vuelo de su mastodóntico Hércules) que ocurrieron en la década anterior.

La cosa no habría tenido mayor importancia si el guión no fuera tan errático, y el pulso tan débil, abandonando su prometedor arranque de chica y chico de provincias que quieren realizar sus sueños en el país de los sueños, (y pesadillas): la meca de un universo de cartón piedra plagado de estrellas refulgentes y la mayoría fugaces. Pero pasados los minutos iniciales es el propio Beatty quien se apodera del asunto egocentricamente para meterse en el disfraz de un patético Hughes que nunca llega ni siquiera a rayar la superficie del controvertido personaje.

Para disimular que se ha merendado su propio producto lo remata con un parche final tan patético como el propio Hughes.
El resto del elenco trata de salir con dignidad del entuerto y los escaso minutos en los que aparece La Bening (señora de Warren) son como siempre un lujo. En este caso el único.

Si Warren no hace otra excepción a la regla de estrenar una película cada ocho años puede que no tenga ya oportunidad de dejarnos un mejor sabor de boca fílmico como él sabe para despedirse.
ELZIETE
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3 de junio de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encantó la ambientación, lo cuidada que se nos presenta la puesta en escena, ropas, casas, vehículos. Lástima que el visionado sea tan tedioso, largo y poco apetecible.

Personajes con escasa proyección, conflictos que no llegan, no traspasan, ni impactan mínimamente. Warren Beatty, no halló el pulso narrativo como director, ni ofreció una construcción creíble del extraño Howard Hughes, como actor, exhibiendo una caricatura lejana y desacompasada del magnate. Una lástima.
LEUGIM
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15 de febrero de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la hora de mencionar a Howard Hughes, seguramente todo el mundo recordará lo obvio.
Que fue un magnate filántropo, aviador incansable, genio mecánico y nosecuántas cosas más, todas esas facetas excelentemente recopiladas en las miles de biografías que se han intentado acercar a su leyenda. Es un legado justo, y necesario, por el considerable impulso que dió al siglo pasado.
Sin embargo, y pese a que él seguramente intentó evitarlo, hubo gente que vió más allá de esa fachada. Los asistentes que convivieron con él, las chicas que se dejaron seducir por él y los pocos jefazos que pudieron acercársele probablemente cuenten una historia muy distinta, que nunca se podrá encontrar en ningún libro.

'La Excepción a la Regla' es un intento de darles voz a esas personas, desde la trastienda del multimillonario, en sus últimos años de vida en los que apenas sentía ni padecía.
Precisamente, al inicio, una cita de Howard Hughes menciona "nunca consultes un hecho interesante": nada más apropiado entonces que alejarse de la fanfarria que le rodea, el exagerado circo que se ha montado alrededor de él, y fijar la vista en su modesto chófer y una de las miles de aspirantes a actriz que contrató, diminutas estrellas de su monumental constelación.
Frank Forbes y Marla Mabrey acaban de salir al mundo, como quien dice, y su entusiasmo y esperanzas reposan bajo el intimidante ala de Hughes, que bien podría ser su definitivo impulso a la vida que siempre han deseado. Qué bello es el fuego de la juventud, sobre todo cuando florece opuesto al principio de la decadencia.

Frank y Marla se pasan los días rodeados de radios clamando las hazañas de gigantes, potentados millonarios que cambiaban la faz de la Tierra, y ellos mismos no paran de hablar del rey de reyes, Howard Hughes, que parece ser que les ha tendido la mano desde el cielo. El deseo de conocerle por parte de ambos casi podría ser el deseo de tener una prueba de que Dios existe, de que los sueños se pueden cumplir, de que todo va a encajar en sus sencillas y ajetreadas rutinas.
Pero pasan cosas cuando sucede el encuentro. Al millonario siempre se le dió bien desafiar las expectativas, y es por eso que cuando se encuentra con ambos por separado se trata de citas extrañamente incómodas, donde Frank y Marla se esfuerzan por complacer al icono de la vieja guardia que tienen ante él. Y a la hora de comparar sus experiencias, a ninguno se le ocurre mencionar que no era lo que esperaban, porque no conocen nada más, aunque el espectador si pueda advertir una pizca de sospecha por ese poderoso benefactor que no parece especialmente cómodo en el papel de padre y mentor.
Los medios siguen hablando de su demencia, de sus aviones experimentales, mientras los jóvenes viven en otro mundo, uno en el que han empezado a conseguir lo que quieren y quien lo ha conseguido todo en la vida les ha dado una palmadita en la espalda, al contrario que los otros muchos que se han quedado por el camino.

Sin embargo, no solo el retrato de Hughes es fascinante en 'La Excepción a la Regla': en el fondo, esta historia habla de la vieja guardia, simbolizada en ese envejecido y demente millonario, que no deja avanzar a la sangre nueva la cual forzosamente ha de sustituirle.
Por eso Howard no deja de citarse con jovencitas, todos sabemos para qué intenciones. Por eso tampoco deja de dar las convenientes palmaditas en la espalda, consciente de que sigue siendo el héroe que era para los que no tienen la desdicha de compartir su edad.
Hablándonos del magnate, la película llega a contarnos otra cosa, el relevo generacional que se resistía a salir de su caparazón, y buscaba por todos los medios adherirse a un pasado marchito, en lugar de construir un futuro juntos.

El romance de Frank y Marla es desvergonzadamente clásico, Warren Beatty se lo pasa como nunca resaltando su tragedia con la infaltable música instrumental, pero a la vez es el retrato de dos soñadores no admitiéndose que su sueño les decepcionó.
Howard Hughes estará en su cama rodeada por una cortina, escuchando al mundo pendiente de su respuesta, decrépito y acabado, pero todavía tendrá influencia en esas vidas que se negaron a florecer, creyendo que el único camino era el que dictaba él. Y Warren Beatty está especialmente portentoso, admitiendo que ha perdido la partida, y es hora de dejar de ser el joven que siempre quiso ser, el padre que nunca estuvo y el icono que ya no es.

Una insospechada debilidad, que abre la puerta a una nueva oportunidad.
La excepción a la regla del siglo pasado se hace a un lado.
Es hora de admitir que el futuro pertenece a las nuevas excepciones.
Charles
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2 de mayo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Warren Beatty se pone detrás de la cámara (y delante también) en ‘La excepción a la regla’ para traernos una historia sobre el Hollywood de los años 50. Al cual llegará una joven dispuesta a triunfar como actriz en un mundo desconocido para ella. En su intento por alcanzar la fama, conocerá a dos personas que cambiarán su vida por completo: su chofer, el apuesto Frank Forbes, y su jefe, el excéntrico multimillonario Howard Hughes.

La última vez que vimos a Warren Beatty fue encima del escenario del Dolby Theater. Explicando aquella confusión de sobres, y de películas, que acabo con ‘Moonlight’ arrebatándole el Oscar a ‘La la land’ literalmente de las manos.

En este caso, parece que nuestro querido Warren ha vuelto a confundirse de película. Y ha convertido lo que debía ser una historia romántica, en un cómico biopic sobre el personaje que él mismo interpreta: el multimillonario Howard Hughes. Convirtiendo la cinta en una extraña mezcla que no termina de funcionar.

Es cierto que la historia de amor tradicional entre Marla y Frank no resultaba demasiado novedosa, sino más bien algo sosa y predecible. Sin embargo, el simpático personaje de Howard Hughes, pese a ser gracioso como secundario, termina por resultar demasiado cargante como protagonista.

Seguramente la historia mejoraría si se centrase en una de ambas tramas, y dejase la otra como telón de fondo. Pues al final, el constante cambio de tono entre una y otra, con el consecuente cambió de registro de los personajes, acaba restándole cualquier atisbo de credibilidad a la trama. Haciendo que nunca lleguemos a introducirnos por completo en la película.

En definitiva, ‘La excepción a la regla’ se deshace en su empeño por intentar abarcar más de lo que puede permitirse. Dejando por el camino algunas escenas divertidas y muchas otras para el olvido. El resultado es una oportunidad desaprovechada, sobre todo teniendo en cuenta el lujoso reparto con el que cuenta. Solo nos queda esperar que la próxima vez, Warren, acierte de una vez por todas.

más en: www.laclaquetametalica.com
La Claqueta Metálica
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12 de noviembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La chispa con la que Beatty deslumbra en la primera parte del metraje, con ese halo de sigilo, emoción contenida y una bella ambientación y guion, pierde fuelle al recalcar, a pesar del humor, la idea de un personaje estridente y atrozmente deturpado. La mezcla inerte de drama, comedia y romance engancha pero no seduce, no inquieta, no desarrolla ni involucra. Vamos viendo como los protagonistas, a pesar de sus devenires, viven en la planicie, y sin interpretación plausible de unas acciones creíbles. La fotografía, banda sonora (deliciosa) y ambientación y vestuario son ilusionantes, perfectos y llenos de vida por si solos. El guion, aunque carga en demasía en la redundancia, recalca las ideas llegando a vislumbrar unos pequeños chisporroteos de un clasicismo liviano. Pasable en su normalidad y anormalidad, sin alardes interpretativos pero con un toque visual entrañable.
Bolseiro
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