Policía, adjetivo

Veo que las críticas a esta película no son buenas, así que voy a tratar de explicar brevemente las razones por las que a mí sí me gustó.

En primer lugar, he de decir que, aunque la cinta es lenta y excesivamente pausada, a mí no se me hizo pesada. Y soy consciente de que hay planos que duran más de cinco minutos sin que apenas se desarrollo diálogo alguno, y lo que suceda no sea de especial trascendencia. Pero quizás fue eso lo que a mí me llamó la atención, y lo que hizo que poco a poco me metiera dentro de la historia y conectara con el personaje del policía y la labor de espionaje que éste lleva a cabo. Esa lentitud, ese cierto nihilismo que la película nos muestra, es lo que me gustó. Es curioso pero es así: Esta película me gustó por las mismas razones por las que a otras personas no les gustó nada. Llegó un momento en que yo también llevaba a cabo la investigación, me comía el almuerzo o hablaba con mi esposa. Me metí en el personaje.

Politist, adjectiv - Police, ajetive - Policía, adjetivo; cualquier título bien traducido (algo difícil en estos tiempos) le cabe perfecto a la idea del film.
Si bien la película no es convencional, por lo tanto no es para cualquiera, es innegable que retrata las crónicas de un "peón" de la policía algo rebelde de manera fiel y auténtica. Esto no significa justamente una vida llena de acción (como se cree vulgarmente), esta misma puede llegar a ser hasta tediosa: la cotidianeidad de una persona que ejerce uno de los oficios más remarcados en cualquier sociedad.
Llamativa por donde se la mire, con elegantes dosis de humor y un mensaje "tejido a mano", Police, adjetive es una interesante propuesta de un director en ascenso, por no decir de culto europeo.
PD: en un festival en Buenos Aires (donde tuve el gusto de verla), Corneliu Porumboiu y Dragos Bucur se llevaron el premio a mejor Director y mejor Actor respectivamente

Originalísima y arriesgadísima propuesta: radiografía estricta de la cotidianidad, evocación del tiempo y de su transcurso a través del tempo de la narración, ejercicio de estilo formal minimalista. Verla exige un esfuerzo de paciencia y atención que se ve recompensado por su perdurabilidad en la memoria.

Imposible olvidar la inolvidable plasmación del tiempo mediante la concisa sucesión de rutinarias tareas cotidianas en las que la duración de cada una de ellas queda muy remarcada porque el tiempo es lo que realmente importa en la película (al margen de la tarea que sea). El tempo de la narración, la duración asignada a cada plano y escena, es el prodigio artístico que aquí logra que el tiempo se pueda sentir: se establece una asociación fascinante entre el tiempo (tempo) de la película, el tiempo real y el concepto tiempo.

Imposible olvidar la sencillez extrema de su estilo formal. Además, pocas veces el estilo ha servido tan claramente a los propósitos de la película (plasmar el tiempo en este caso). Planos secuencia, planos de larguísima duración (incluso los de transición entre escenas), saltos de eje precisos, elegante transición lógica y temporal entre escenas, planos largos y medios (ni un solo primer plano y sólo un par de planos de detalle), sonido ambiente y nada de música en off.
La duración ampliada de todos los planos provoca un ritmo parsimonioso que una vez asumido resulta hipnótico en lugar de pesado.

Memorable secuencia final compuesta por 4 o 5 planos secuencia que, además de hacer sentir el tiempo, regala una fina disquisición filosófica sobre leyes y sentido común, sobre ética y moral. El primero de estos planos secuencia (ver spoiler) define claramente la pretensión de tratado del tiempo de esta película que el paso del tiempo hará intemporal.

Más que cine negro: cine transparente. Desde Marlowe y Sam Spade estamos acostumbrados a ver detectives con carisma e inteligentes, o quizá con una personalidad particular como mi amado Colombo. Pero en el cine rumano las cosas no funcionan igual. El anti-héroe de "Policia, adjetivo" es un tipo insulso de unos 30 años, con sus problemas en las relaciones con sus compañeros de trabajo, su rutina, su vida gris con su pareja, bastante poco comunicativo, etc. Y no está siguiendo la pista de un furgón blindado o el secuestro de alguien. Sigue a unos mocosos que fuman marihuana en el patio del colegio. Y ahí es donde esta película resulta tan original e interesante, en el retrato de la vida real de un policía lejos del glamour hollywoodiense.

Otra muestra más del buen hacer del cine rumano, cada vez más activo y personal. Porumboiu ya dio muestras de su talento sin artificios en la más que correcta comedia "12:08 Este de Bucarest" y aquí se apunta otro tanto.

La escena final es antológica. Su desarrollo lento no hace mella en el film. El pueblo donde vive su protagonista es aburrido, gris, como si el tiempo no transcurriera. El cine rumano continúa dando buenos ejemplos de historias pequeñas pero profundamente queribles. El idioma y las palabras, objetividad y subjetividad. La lengua puede ser peligrosa, como los significados que cierta gente resentida y reaccionaria da a sus sentencias. Una vez más, el humor se mezcla con la ironía, la marihuana, la conciencia y la política. En este caso la mezcla sabe bien, muy bien.