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Airbag

Comedia. Acción. Thriller Juantxo pertenece a la alta sociedad; tiene dinero, una carrera universitaria acabada con 30 años, un magnífico trabajo de abogado y una novia guapa y rica, pero es un auténtico pardillo. Mientras celebra su despedida de soltero junto a dos mejores amigos en un prostíbulo, Juantxo pierde su anillo de compromiso. Será el inicio de una accidentada aventura en la que los tres se cruzarán con cargamentos de cocaína y mafiosos, a la búsqueda ... [+]
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Críticas 102
Críticas ordenadas por utilidad
16 de agosto de 2007
182 de 223 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, que no lo pillo: aquí vemos como un grupo de amigos a cual más sonado van en busca de un anillo que ha acabado en el culo de una furcia (y sin tener que ver como Sam babea al ver a Frodo ducharse); sale un lehendakari negro; Manuel Manquiña hace el papel de su vida, que le permitió hacerse célebre en el cine hispano e intentar repetirlo sin éxito en otras muchas ocasiones; vemos un guardia civil con más inquietudes filosóficas que Descartes; sale Karlos Arguiñano, en ese momento récord de ventas literarias por un libro de cocina, riéndose de si mismo en un papel de malévolo cuando era famoso por ser tan simpático y afable, e incluso vemos al horrendo Albert Pla como cura.... ¿como puede ser que éso no haga gracia?

De entrada hay que tener en cuenta la fecha de la peli, para saber que la fórmula disparatada que aquí se desarrolla fué luego copiada hasta la saciedad por cientos de pelis españolas más, e incluso series televisivas, que han sido a posteriori muy aplaudidas. Frases como "que profesional", "la culpa es de los padres, que las visten como putas", o "lo dejo, que esto es muy estresante", se hicieron tan populares como cualquiera de las de Chiquito de la Calzada, en su moménto álgido en esos tiempos.

Señores: este film le dió por fin carpetazo a todos los coñazos que se filmaban sobre la guerra civil, y a las comedietas protagonizadas por Resines, Sanz, Verdú y los de siempre de la década anterior, y nos daba la oportunidad de reírnos de nosotros mismos, y de nuestros tipismos mitificados como señas culturales. La puerta que habían entreabierto "Acción mutante" y "El dia de la bestia" , se abría de par en par. Adiós al Montesinos, al Ladoire, y a toda la caspa ochentera que parecía se iba a perpetuar. Ya podíamos ser gamberros, y estar orgullosos de ello.
Que el argumento es una caca, no lo niego; que haya escenas lisérgias y surrealistas sin ton ni son, tampoco: pero su única función era hacer reír, y eso lo consiguió sobradamente. Además de crear escuela, y sin que nadie se haya dignado en reconocerlo.

Aunque quizás sea más gracioso ver al Carrey de mongo, con la lengua congelada pegada a un palo, o a un adolescente yanquee intentando follarse una tarta de manzana. En fin: que para gustos se hicieron colores, y aquí nos encontramos ante uno de los pocos arco-iris que ha dado el cine español en las últimas décadas. Que cada cual eliga el color que más le apetezca.
Kingo
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25 de septiembre de 2007
104 de 126 usuarios han encontrado esta crítica útil
Narcotraficantes gallegos con camisetas del depor, narcotraficantes portugueses con el escudo de Portugal en sus camisas, un tipo jugón y vicioso, una mujer severa y rotunda, tres amigos (el alelao, el listillo y el bromista), un guardia civil curtido, un guardia civil joven y cabrón, de estos de las nuevas juventudes... políticos corruptos, desvíafondos y pederastas, ladrones de joyas con muchas chicas a su alrededor, una villana a lo James Bond, prostitutas que birlan anillos, diálogos a cada cual más carcajeante, situaciones de puro estupor y risotada continua, frases para la eternidad, bombas lapa, coca sobrevolando las cabezas de guardia civiles, etc...

"Airbag" no es sólo una parodia, también es una película que, con sus más y sus menos en cuanto a la aparición de estereotipos, refleja parte de nuestra España, esa España que no nos gusta recordar cuando viajamos por ahí y nos preguntan por nuestro país, esa España que los guiris conocen como la paella, las sevillanas y el toro, pero que nosotros conocemos como la telenovela a la hora de comer, los hombres con camisetas de fútbol de sus equipos, las fuerzas de seguridad profundamente incompetentes y macarras, los políticos encumbrados entre un halo de falsedad y mentiras, el vicio compulsivo de algunos, la rigidez de otras, etc..

Y así son las cosas, y así nos las cuenta Bajo Ulloa, en una película que no esconde sus pretensiones: Hacer reir al personal y entretener a partes iguales a base de humor grueso, situaciones inconcebibles, reconocidísimos cameos tan típicos en las producciones nacionales casposas, actuaciones de una cutrez tan resaltable como entrañable, puntillas que sólo podrían ser soltadas en una peli como esta, secuencias sobresaturadas de disparos, tonterías y tacos, persecuciones anómalas como mandan los cánones de las últimas de Bond... sólo que, lo que allí es tomado en serio, aquí es tomado a puro cachondeo, y así le iba a según que agentes...

Además, el personaje de Manuel Manquiña es la hostia (así, hablando en plata), suelta algunas perlas que son para enmarcar y está genial en su personaje, desde el primer al último minuto. PUNTO. Luego están los de siempre, Segura, Sardá, Elejalde, Guillén Cuervo, Pilar Bardem, etc... a los que se les suman el inverosímil y cojonudo personaje de Karlos Arguiñano y el esperpéntico Albert Plà.
¿Que quien da más..? Pues seguramente nadie...


"Vamos a llevarnos bien, o van a haber hondonadas de hostias"

¿Que quien da más..? Lo dicho.
Grandine
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11 de febrero de 2006
124 de 181 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comprendo que tras la saga Torrente Airbag, que antes de ella fue la más taquillera del Estado, deje a mucha gente un tanto indiferente. En su momento fue la mayor gamberrada que se hizo y las risas y comentarios sobre ella eran pan de cada día. No obstante, entiendo que aparte de quedar un poco de lado posee un sentido del humor que quizá para algunos no lo es tal. Pero en Euskadi nos partimos el culo con este film por varias razones, y la principal es porque era el principal exponente del humor vasco que consiste básicamente en:

1- reirnos de la gente de otras comunidades: cuando Arguiñano le dice al camarero negro a ver si es de La Rioja pues lo parece.
2- por reírnos de nosotros mismos: un lehendakari negro, los pijos de Donosti, etc...
3- por escuchar las lindezas que otros paisanos de otros lugares dicen de nosotros: vascos hijos de puta... que decía el bueno de Francisco Rabal.
4- por descojonarnos siempre que se tenga ocasión de las fuerzas del orden: la parada de los picolos en la carretera.

Y por todo ello nos partimos el culo. Además, teniendo en cuenta que los vascos inventamos el fuego, la palabra, las quinielas, el móvil y la zoofilia... creo que ya era hora de que hiciésemos una buena película. Abrazos.
Txarly
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21 de junio de 2007
58 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Afortunadamente de vez en cuando se estrena una película con la que uno recuerda que no tiene nada que ver con los críticos, por mucho que coincida con ellos (cada vez más, horror). Airbag vista 11 años después se erige por encima de la mayoría de la comedia española y aún hoy es un soplo de aire fresco entre casposidad y mediocridad al servicio del "gran público". No nos engañemos, porque esta película también fue en su día bien recibida por la mayoría de un público jóven, como ya haría años después Torrente, pero sin manejar el lenguaje convencional, sino más bien dándole unas cuantas vueltas de rosca. Y es que, al contrario de muchas de ellas, Airbag se manifiesta desde el mismo inicio como absurda, sin más pretensión que la diversión con tintes corrosivos.
Polako
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21 de octubre de 2009
65 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
El chiste empezaría por un vasco, un gallego y un portugués. La historia, sin embargo es más compleja. Tanto, que son una cazuela de marmitako vasco, una olla de lacón con grelos gallego, y una bandeja de arroz de marisco portugués. A los fogones de la producción, nadie mejor que Karlos Arguiñano.

El revisionado, obligatoriamente, en compañía de lobos. Una jauría subordinada a las enseñanzas del lobo estepario Manquiña, que sabe de todo: de armas, de orujos, de drogas, de la vida, de mujeres o del estrés laboral. Pronto comenzamos todos a aullar de placer ante la galería de personajes y situaciones que van desfilando por la pantalla, a pesar de ser una película vista por todos una y mil veces.

Por eso es imprescindible verla acompañado de cuanta más gente mejor. Porque cada uno perpetrará su escaramuza personal que te descubra rebaños olvidados en las lagunas secas de la memoria. Que si sale Alaska en lo de la tortilla rusa, que si las camisetas del Alavés, que si el baile de Karlos Arguiñano, que si échale huevos... ningún detalle se pierde, todo se transforma en un akelarre de meigas matando gallos que cambian de color.

Y el concepto de la película. El concepto es la vieja idea del paniberismo, la unión de los distintos pueblos peninsulares en una confederación de risas, chapuzas y casualidades. Porque son todos tan diferentes como grotescos. A capítulo personal, a unos lobos de los Ancares o del Xurés nos va a tirar más lo nuestro. Por eso el candidato Paíño y Pazos son los que nos hacen llevar a Airbag en procesión irreverente hacia nuestro altar de culto particular.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pas
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