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Puño desnudo

Acción. Drama Sensual y experta en artes marciales, Susanne le enseñará una lección a la mafia. (FILMAFFINITY)
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
2 de septiembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece la típica turista norteamericana disfrutando del sol de Filipinas, una chica esbelta y hermosa a la que ya te gustaría acercarte a invitar a una copa si la ves en el disco-pub.
Mejor que te lo pienses porque Susanne Carter no es una muchacha corriente, y si te descuidas puedes encontrar tu corazón en su mano tras arrancártelo en menos de un segundo.

Parece ser que la creciente fiebre por las aventuras de Bruce Lee en el continente americano y el primer intento de Jackie Chan de llegar al mercado internacional ("The Big Brawl") disparó uno de los más ridículos subgéneros de la acción de todos los tiempos: las películas de artes marciales protagonizadas por estadounidenses, exclusivas de Asia hasta el momento; esto dio una cantidad de títulos cuyo mejor adjetivo es ese, el de ridículo. "Fire Cracker" es sólo otro de la lista, así como uno más de la sólida colaboración entre Cirio Santiago y Roger Corman.
Poca duda hay del carácter de pura y dura explotación de esta patraña rodada rápido y mal en Filipinas al ver esas primeras secuencias en una especie de torneo mortal donde el rubio Darby Hinton (futuro protagonista de la "mítica" "Malibu Express") da muestras de su habilidad en el combate cuerpo a cuerpo ante un público loco por ver como acribilla a sus adversarios, escena patética donde las haya en un escenario demasiado similar al de la estrenada en esas fechas "La Justicia del Ninja". Junto a su colega Ken Metcalfe el director parece que une la trama del film de Menahem Golan y el de otro muy anterior: " "T.N.T" Jackson".

De hecho se sigue el esquema que aquella protagonizada por Jeanne Bell, con una chica americana aterrizando en un país extranjero para encontrar a su hermana, quien al parecer se ha enredado con los mafiosos de la zona; lo único que cambia es el país (antes Hong Kong) y el sexo de la persona a buscar. Incluso es reciclada una escena donde dos idiotas intentan robar a la chica nada más entrar en un hotel; ella, que en ropa interior se defiende a golpe de "karate", es la rubia habituada a la "sexploitation" Jillian Kesner, cuyo atractivo podemos disfrutar en "Starhops" o "The Student Body" (al menos atractivo, pues lo que se dice talento nada de nada).
Sus andanzas en el submundo criminal de Filipinas se basan en ir preguntando a diferentes personas que, casualidades de la vida conocen a su hermana Bonnie, y ser atacada por enemigos aleatorios. Y así, como en "Karate a Muerte en Bangkok", conocemos los tejemanejes del despiadado gángster de turno aficionado (porque sí) a los combates y las artes marciales (Erik, el mismo Metcalfe) y sus letales secuaces de turno; todos ellos, por cierto, ya sufren bastante con sus conspiraciones y traiciones propias, pero la rubia se queda al margen de ellas. Mientras, ésta y Donner, el personaje de Hinton, inician (también porque sí) un romance intermitente.

Pero "Fire Cracker" es experta en presentar lo que en términos técnicos se llama "táctica de la página del guión arrancada", muy propia de estas producciones y de los films de Santiago; esto es: la secuencia que debería encontrarse en medio de otras dos para dar coherencia a la estructura narrativa. Aquí esto reluce. ¿Cómo sabe Susanne que debe dirigirse al bar donde conocen a su hermana?, ¿por qué los trabajadores de dicho bar decide ayudarla?, ¿por qué de vez en cuando aparecen policías que ya conocían a la desaparecida Bonnie?, ¿qué diablos hacía Bonnie para haber sido secuestrada o asesinada?, ¿cómo narices sabía Susanne dónde debía ir Donner para hacer sus negocios?
Todas esas cosas se explican en una página del guión que se arrancó para ahorrar metraje. Mientras tanto cada escena de la película es el culmen del patetismo gracias a unos diálogos absurdos, unas actuaciones de pena y unas situaciones surrealistas (a recordar el encuentro de Susanne y ese anciano maestro de arnis en un lugar apartado; él irá recitando frases filosóficas mientras un puñado de subnormales con uniformes rojos simulan que están practicando alguna disciplina). Es todo tan "kitsch", tan de baja estofa que sólo queda dejarse llevar por la locura "grindhouse" de Santiago.

Y habrá tanto secuencias dramáticas donde se profundiza en la personalidad de Donner, para darle algo de fondo cuando él y la heroína deban enfrentarse en el vaticinado duelo final, como otras que fueron filmadas por exigencia directa de Corman, quien creyó conveniente explotar el físico de Kesner hasta la saciedad, lo cual a ella no le hizo ninguna gracia.
Los que la hayan visto tendrán grabado a fuego su pelea en topless contra dos violadores en potencia (lo más divertido es la forma en que va perdiendo la ropa a medida que la acción avanza). Detalles que tiran aún más por tierra este pseudo-"thriller" ultraviolento de desfasado "techno" cuyo mayor atractivo (además del de la actriz) son las impresionantes localizaciones de Manila de las que se sirve el cineasta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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