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Un corazón normal (TV)

Drama En la época de mayor virulencia del SIDA, se ignoraba casi todo sobre una enfermedad que se calificó como "el cáncer gay". El film cuenta cómo la sociedad estadounidense fue asimilando la expansión de la gran epidemia. El guionista Larry Kramer traslada a la pantalla su propia experiencia vital en Nueva York a comienzos de los años 80. (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
29 de mayo de 2014
45 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este domingo HBO emitió The Normal Heart, tv-movie dirigida por Ryan Murphy (creo que no hace falta presentarlo a estas alturas) y adaptada, a partir de su propia obra, por el dramaturgo Larry Kramer. La película, ambientada entre 1982 y 1983, narra el estallido del SIDA en la comunidad gay de Nueva York a través de activistas e infectados, de hombres luchando (o no tanto) por su supervivencia. El protagonista es Ned Weeks (Mark Ruffalo, camino del Emmy) un escritor que tras intentar luchar contra su homosexualidad en su juventud, vive ahora completamente fuera del armario y en lucha constante contra la comunidad gay neoyorkina, por sus opiniones con respecto a la liberación sexual.

“La política gay es política sexual” Primera puñalada. Nos habían hablado ya de los terribles años en los que el SIDA surgió en forma de epidemia devoradora, engullendo a parte de una generación de homosexuales, posiblemente la primera en Estados Unidos en vivir con cierta libertad. Lo más interesante de The Normal Heart no es tanto el retrato que hace de la enfermedad, es decir, el plano íntimo, como afecta a los enfermos, como los consume lentamente hasta matarlos, o como consume también a sus seres queridos hasta drenarles las ganas de vivir. No. Eso también está en la película, y funciona e incluso emociona (esos ojos luminosamente azules de Matt Bomer apagándose...), pero no aporta nada nuevo. Lo que realmente hace valiosa a esta obra es su dimensión política, el retrato del activismo, de la lucha por lograr la atención de las autoridades. Si en Philadephia (Demme, 1993) se hablaba de discriminación y en Dallas Buyers Club (Vallée, 2013) del papel de las farmacéuticas, en The Normal heart Murphy y Kramer entran a reflexionar sobre el entramado asociativo que montó la comunidad gay para suplir la falta de apoyo del gobierno en la lucha contra la enfermedad. Y así volvemos al inicio de este párrafo, la agenda del activismo gay estaba únicamente centrada en la liberación sexual. No había un movimiento asociativo que reclamara derechos o visibilización del colectivo. Esto provocó que cuando tuvieron que afrontar la amenaza mortal que supuso el SIDA no estaban preparados. No tenían ni los medios, ni la experiencia, ni el valor. A gran parte de los líderes gays les faltó valor. Segunda puñalada.

En The Normal Heart se plantean dos formas antagónicas de alcanzar objetivos desde fuera de las esferas de poder. Puedes cambiar al sistema colaborando con él. O puedes cambiar al sistema enfrentándote a él. Mientras Weeks apostaba por lo segundo, usando cualquier plataforma para lanzar sus polémicos mensajes (“el Gobierno de Estados Unidos está dejando morir a los homosexuales”), el resto de sus compañeros en la lucha, creían en que debían mantener un perfil bajo, no incomodar al poder para así, finalmente, obtener su apoyo en la búsqueda de soluciones para frenar la epidemia. Esta dicotomía está presente en todos los actores que buscan tener cierta dimensión pública. Atacar o colaborar. Aquí mismo, ahora, en este país, en estos tiempos convulsos el asociacionismo está viviendo una época de efervescencia sin precedentes. Este agrio retrato político, de una dureza inusual con el activismo gay, es lo que aporta de novedoso e interesante The Normal Heart, una especie de Milk (Van Sant, 2008) escrita desde el reproche. Pudisteis hacerlo mejor.

Murphy (uno de los gays más poderosos de la Industria) y Kramer escriben así un ajuste de cuentas con los líderes gays de los 80. The Normal Heart es ante todo la crónica de una derrota dobla, frente al sistema externo (los poderes públicos) y al sistema interno (el resto de activistas). El protagonista está solo ante el peligro. Un peligro llamado SIDA. Le ha salido una película cruda a Ryan Murphy, la obra más desoladora de su carrera. También la más dramática (aunque tiene esos pequeños estallidos de humor corrosivo marca de la casa) y la más ambiciosa. No es una película perfecta, sigo creyendo que Murphy no acaba de cuajar como director, que le falta estilo, orden, coherencia. Pero es una película muy bien interpretada (salvo Jim Parsons el casting está bien elegido), funciona muy bien narrativamente y sobre todo resulta interesante por ser tan incómoda, por lo oscuro que es su mensaje.

PD: Más de 30 años después, cada día se infectan de SIDA 6000 personas nuevas. La enfermedad sigue siendo una de las primeras causas de mortalidad en todo el planeta. Sobre todo en África, claro, ellos no tienen activistas que luchen por sus vidas, ni medios de comunicación que sirvan de altavoz, ni organismos públicos con capacidad de inversión, ni, claro, farmacéuticas interesadas en mercados de bajísimo poder adquisitivo.
odaesu
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29 de mayo de 2014
31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La acción de la película comienza en 1981, cuando Ned Weeks (el protagonista de la peli, interpretado por Mark Ruffalo) está llegando en barco a Fire Island, una isla situada a pocos kilómetros de Manhattan, donde los gays adinerados tienen sus casas de la playa. Música petarda ochentera, tipos musculados de muñeca quebrada paseando su bronceado palmito con bañadores de la mínima extensión o directamente en bolas, cruising, sexo anónimo, alcohol y poppers a tutiplén. Todos los elementos de una vida frívola, hedonista, epicúrea, irresponsable, donde sólo hay cabida para la fiesta y la diversión. Pero pronto una sombría mancha echa un oscuro manto sobre toda esta felicidad paradisíaca, una demoledora epidemia llega para quedarse y para castigar y matar a muchos de los que participaban de esta vida abocada al placer sin fronteras. La primera muestra de que algo va mal en el paraíso, la tenemos cuando un fornido joven (interpretado por Jonathan Groff, este año visto en la serie también de temática gay "Looking") se desploma en la playa mientras está jugando a pelota ¿una insolación? No, es el primer personaje de la película que sufre de lo que durante muchos años se denominó el "cáncer gay".

Como he dicho antes, la película cuenta con un reparto estupendo y ninguno de ellos defrauda, incluso alguno nos sorprende. Mark Ruffalo es perfecto para el papel, con esa eterna mirada triste y ese aspecto de tipo de una cierta edad, que ya está de vuelta de todo y que no es capaz de dejarse llevar cuando conoce a alguien con el que poder iniciar una relación; lo analiza de pies a cabeza, pone sus contras por encima de sus pros; ese tipo de personas que comienza una relación esperando el momento en que la cagarán y todo se irá al traste, tirando la toalla incluso antes de comenzar. Brillante resulta la entrada de Julia Roberts, que interpreta a la Dra. Emma Brookner, un papel breve pero intenso y que también tiene sus grandes momentos de lucimiento dramático. La Dra. Brookner es una doctora tullida (paralizada de cintura hacia abajo a causa de la Polio desde los 5 años) que trata a los pacientes infectados de SIDA y que se da cuenta de que los casos se multiplican semana tras semana, que la epidemia se está extendiendo a pasos agigantados.

Pronto entra en la vida de Ned el personaje de Matt Bomer (conocido por interpretar a un elegantísimo ladrón de guante blanco en "White Collar"), que aquí interpreta a Felix Turner, la pareja de Ned, que le enseñará que los hombres no son seres que aman por naturaleza, sino que aprenden a hacerlo. Bomer tuvo que perder un montón de quilos durante el rodaje para acentuar los estragos que la enfermedad estaba ocasionando en el cuerpo del personaje. La química entre Ruffalo y Bomer traspasa la pantalla y juntos protagonizan escenas potentes, como cuando tienen una conversación donde se plantea la delicada pregunta de ¿Si lo tuviera, me dejarías?. Los momentos en que Ned (Ruffalo) baja a la lavandería sólo para poder llorar y que no le vea su compañero enfermo. Una de las escenas más románticas y a la vez más terroríficas que he visto en una película desde hace mucho tiempo es cuando Ned llega a casa y ve que Felix (Bomer) se ha hecho las necesidades encima. Ned lo coge en brazos, lo pone bajo la ducha y lo limpia, con todo el amor y el cariño del mundo, sin dramatismos, sólo porque le quiere, simplemente porque es la persona. Cuando Felix le suelta la demoledora frase "Quieres que mejore, pero no estoy mejorando y eso me hace sentir muy culpable...". Cuando discuten porque Felix está muy mal y Ned le reprocha que no come como es debido, a lo que Felix responde "Mi esperanza de vida es de 10 minutos, puedo comer lo que me salga de los huevos...". O la triste idea de marcar una cita en la agenda con tu pareja que se está muriendo a dos meses vista, sólo para negarte a ti mismo que esa persona no estará viva para aquel entonces, porque esa idea es demasiado horrible como para asumirla, porque nunca se deja de luchar por la gente que quieres.

La historia y el tema tienen un gran potencial dramático que llega a alcanzar cotas verdaderamente demoledoras. Los 80' fueron la época de la liberación sexual para la comunidad gay, después de tantos años de represión, por lo que la promiscuidad estaba a la orden del día.

En un momento de la película la Dra. Brookner dice que con esta enfermedad ninguna información es 100% segura. Lo triste y escalofriante es que hoy en día, a pesar de que se ha avanzado en el tema, muchas de ellas siguen sin serlo. Muchos interrogantes que se plantean en la película siguen abiertos a día de hoy.

La película también parece denunciar el hecho de que la medicina y la política no empezaron a moverse realmente hasta que se dieron cuenta de que se trataba de un virus que no sólo mataba a homosexuales. Pero bien, ya se sabe, el hombre es un lobo para el hombre.

En "The Normal Heart" los personajes no cantan como en "Rent" para paliar el dolor de su alma, ni se ponen a soñar despiertos como en "Angels in America" para evadirse de la cruda realidad, aquí los personajes luchan por sus derechos, se quieren los unos a los otros, demuestran el apoyo incondicional hacia los suyos cuando su vida se está rompiendo a pedazos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dovith
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2 de junio de 2014
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La famosa cadena norteamericana HBO vuelve a producir un telefilm a la altura de las expectativas con Ryan Murphy (creador de 'American Horror Story') dirigiendo un trabajo muy completo y totalmente personal en el que se denota cierta complaciencia y mimo en su producción. Rodeado de un elenco de actores más que interesante: Mark Ruffalo (Shutter Island, Zodiac, Los vengadores...), Julia Roberts (Pretty Woman, Agosto, La sonrisa de Mona Lisa...), Taylor Kitsch (Salvajes, El único superviviente...), Jim Parsons (el incombustible Sheldon Cooper en 'The Big Bang Theory') y Matt Bomer (más conocido por el papel que nunca interpretó como Christian Grey en la popular saga de novelas eróticas). Todos actores de renombre dentro del mundillo y otros con un futuro, a priori, prometedor. A pesar de ser una película realizada para la televisión la calidad que desborda es incuestionable, puesta en escena, interpretaciones y dirección rayan a gran altura. Irradiando pasión y transmitiendo la no siempre palpable emoción de una dramática historia basada en hechos reales que mantuvo en vilo a gran parte de la sociedad homosexual a principios de los años 80.

Narra la cruenta y desgarradora vida del colectivo gay en la ciudad de Nueva York a comienzos de la década de los 80 a raíz del nacimiento del SIDA, enfermedad desconocida en esa época que arranca con una virulencia insospechada expandiéndose rápidamente por la sociedad sin ayuda de las autoridades gubernamentales. A pesar de la incomprensión gubernamental hacía dar soluciones a este virus, Ned Weeks, reputado gay dentro del círculo de homosexuales lucha implacablemente contra todos los ámbitos sociales para ser escuchados y plantar soluciones a la terrible epidemia. Tras conocer el amor de su vida, la batalla contra el gobierno y el llamado en la época "cáncer gay" incrementará su popularidad tanto como su círculo de enemigos, creando enemistad y conflictos dentro de las prioridades del colectivo homosexual pero con la inestimable ayuda de una doctora implicada con resolver el caso.

El guionista Larry Kramer se ocupa de escribir la historia, trasladando a la pantalla su propia experiencia vital. Narrada de manera apasionante, hipnótica y cruel consigue transmitir la sensación irracional de manipulación desde los altas esferas hasta la sociedad anónima sin recursos donde a pesar de batallar durante largo tiempo tiene la guerra pérdida. Conflictos políticos y sociales es lo que deja entrever su guión, dentro de la carga emotiva y dramática que lógicamente nos muestra, criticando dúramente el sistema y los principios estatatales del gobierno de la época. Buenas interpretaciones, destacando a Ruffalo como el activista incansable y Roberts como la doctora enferma de polio comprometida con la causa. Una mujer postrada en silla de ruedas luchando frente a otra enfermedad atroz como la que sufrió en su desdichada vida. Encontraremos varias escenas muy a tener en cuenta, tanto por su escenificación como por su emotividad y calidad interpretativa, algunos monólogos son francamente excepcionales. Un desarrollo que atrapará al público, con algún altibajo en intensidad narrativa que puede llegar a entusiasmar hasta el punto donde un drama televisivo pueda alcanzar. A pesar de no sorprender como debería, el espectador querrá llegar al clímax y descubrir el desenlace con los ojos abiertos como platos, ya que sus minutos finales se hacen enternecedores contagiando esa carga dramática emocional que se quiere conseguir, sin duda apoderándose del sentimiento de la persona.

Drama televisivo que sigue la estela de otras películas que tratan el tema del SIDA en la sociedad como 'Philadelphia' (Jonathan Demme, 1993) o 'Dallas Buyers Club' (Jean-Marc Vallè, 2013), esta vez desde el nacimiento del virus, en la época de más virulencia y expansión. Buenas interpretaciones, entusiasta y personal dirección sin pretensiones pero con alta calidad y un desarrollo apasionante contado con naturalidad. Desagarrador y cruenta historia de como la sociedad combatía contra algo más desdeñable e irracional que la epidemia que les asolaba, las altas esferas gubernamentales. Telefilm de calidad, sello de HBO.
Paco Garrido
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8 de junio de 2014
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me daba reparos ver la película y no por la temática sino porque sabría que sería dura de ver, y así ha sido. La verdad es que ha estado a las alturas de mis expectativas y lo único que me ha defraudado han sido dos actores del elenco: Julia Roberts y Mark Ruffalo. No soy nada fan de ninguno de los dos pero al igual que digo que Ruffalo con su mirada triste y actitud derrotista consigue crear parte de la personalidad de Ned, cuando intenta ser gay en sus amaneramientos fracasa miserablemente. En sus escenas con Bomer está correcto, hay química, pero cae en tópicos y se ve muy forzado al querer interpretar al gay afeminado en ciertos momentos. Matt Bomer está soberbio. Tenía ganas de verlo en un papel en el que interpretara a un homosexual y ha entrado por la puerta grande. Sus escenas finales me han resultado especialmente duras pero ha demostrado que puede actuar, que es más que un ladrón que vuelve locas a las mujeres.

Una película recomendable que muestra la cruda realidad de un colectivo y del VIH. Asombra ver como Félix (Bomer) le dice a Ned (Ruffalo) que ha pasado por cuatro quimios porque por aquellos entonces se pensaba que era cáncer. Cuatro quimios, una bomba para el cuerpo y más cuando el sida te está matando el sistema inmunológico y encima atacan con algo más agresivo. Pensar lo que debieron pasar esas personas me pone los pelos de punta. Cuesta creer que a día de hoy no haya cura contra el sida y el cáncer pero sigo pensando que no conviene. Las industrias farmacéuticas ganan mucho dinero y el mundo está super poblado por lo que falta espacio para tanta gente. Una vergüenza pero así creo que es.

Sobre la homosexualidad, a día de hoy los siguen tratando como apestados y enfermos.Vamos de adelantados pero todavía hay personas que discriminan y condenan socialmente a personas por su orientación sexual. Eso es triste y repugnante a la vez. Ojalá esta película sirviera para abrir los ojos a todos esos cerrados de mente que no ven que los homosexuales son personas, con sentimientos, y que sienten y padecen como cualquier ser humano.
Noel
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8 de junio de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que no sea una película redonda, pero su discurso claro y sin medias tintas sobre las responsabilidades de unos y de otros, la hacen una película imprescindible y que se muestra como la otra cara necesaria de la moneda (la ficción) del excelente y multipremiado documental "How to survive a plague" (la realidad).

El guión se fija en algunos hechos y conductas de todos los implicados: desde la despreocupación inicial por parte de algunos gays, una instantánea del movimiento LGTB de aquellos años, la falta de atención sanitaria que sufrieron los enfermos al principio mientras los pocos sanitarios que los atendían se veían sobrepasados, sin obviar la estrategia de "oídos sordos" que desempeñó el gobierno (los gobiernos), la situación a la que hicieron frente como pudieron, sin olvidar apuntar que fue la extensión del virus entre la población heterosexual la que condujo a que finalmente las instituciones tomaran cartas en el asunto. Y, repasando esta enumeración, su mayor logro reside en plasmarlos todos utilizando como costuras unos personajes que acaban emocionando de muy diversas maneras con sus vivencias personales y que ejercen de hilo conductor.

El reparto es magnífico, con numerosos rostros conocidos, tanto del cine como de la televisión estadounidense. Mark Ruffalo está inmenso y constituye junto a Matt Bomer una de las -sin duda- parejas cinematográficas del año; Julia Roberts y los demás integrantes del reparto tampoco desmerecen en absoluto.

Más que nunca, es una de esas películas que merece el visionado en versión original.
Carrington_IBTZ
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