Mal gusto

Un puñado de amigos, escaso presupuesto y mucho sirope es lo que necesitó Peter Jackson para debutar con el preludio de lo que sería la fantástica "Braindead". Sin embargo, no estamos aquí para hablar de la que, hasta ahora, sería su mejor obra, sino de un anexo anterior que, inferior o no, posee las suficientes virtudes como para que cualquiera que haya visto antes la obra citada que ésta, se deshaga de cualquier tipo de temor y disfrute con "Bad Taste" al máximo.

Su punto de partida, que se descubre a medida que avanza el film, ya resulta del todo descacharrante, pero es que ver, además, a Peter Jackson realizando dos papeles radicalmente distintos merece mención aparte, debido al enorme jugo que les saca el neozelandés y a la tremenda versatilidad que dan a su película, aunque tanto como ellos, los demás personajes que vagan por la obra dotándola de momentos de máxima hilaridad y logrando que, además de constituir un festival de vísceras y casquería, "Bad Taste" sea también un revoltijo de situaciones medidas con el suficiente sentido del humor para que el espectador disfrute de principio a fin con esta obra.

El prolegómeno con que la dota Jackson, además, con tan sólo dos secuencias desarrolladas y dos personajes presentados, logra ser tremendamente eficaz, por lo rápido que engancha al espectador, por las esperpénticas situaciones y personajes y, en especial, por el festival gore al que ya asistimos desde buen comienzo, advirtiendo a cualquiera que no sea amigo de la hemoglobina a raudales que éste no es su rincón.
Concluir, por otro lado, de tan estupendo modo, y lograr que lo que podrían haber sido bazas negativas resulten del todo positivas, dejando, además, unos desgañitados alienígenas que ya han pasado a ser un icono del terreno en que se maneja, hacen de este proyecto primerizo una buena muestra de lo que debería ser cualquier debut, llevada a cabo con el afán, la persistencia y el cariño de quien está viendo, por primera vez, nacer a su criatura.

Una mañana de un día cualquiera de hace 20 años, Peter Jackson decide que le apetece grabar una película. Tiene material y amigos para hacerlo (bueno, material no mucho pero lo esencial sí...) así que hace un par de llamadas y 5 o 6 colegas se apuntan. Jackson había estado dándole vueltas a un complejo guión en el que unos alienígenas venían a La Tierra en busca de carne para un "fast food" intergaláctico (¿¿¿???). Lo había leído en un cómic cutre pero para hacer un poco el ganso vale. Les comenta a sus amigos un par de escenas asquerosas que tiene en mente y estos se desternillan, no se creen que este tan chalado como para que se le ocurran esas cosas, pero ya que han quedado...Consiguen sangre de la Cruz Roja neozelandesa y compran toneladas de sirope de fresa y graban unas cuantas tomas. Peter Jackson se muestra muy ilusionado, parece tener talento y no paran de ocurrirsele cosas absurdas, sus colegas siguen flipando y no pueden evitar esa cara de flipar al grabar las tomas, incluso improvisan gagas y meteduras de pata que hasta parecen quedar bien. Está decidido, se lo pasan bien y parece que Peter tiene cierto talento.


La fase de postproducción ha terminado. La película es una cutrez, pero tiene detalles muy buenos y escenas de mérito. Al ver la película todos ríen con las salvajadas que se les ocurrieron, la escena en que beben vómitos de extraterrestre, la caída sobre las palomas de Peter Jackson..."La verdad es que nos ha quedado friki, pero mola", piensan.


Extrañamente la película ha tenido cierta aceptación en el mundo freak, que la ve como una alternativa fresca a lo de siempre, guarrería también, pero menos pasota. Alguien llama un día y le dice a Jackson si le gustaría rodar otra película gore, con alguna que otra perrona más...


Casi 20 años después, Peter Jackson se montó en el dólar y desapareció introduciéndose en el cuerpo de otra persona, como advertía en el final de "Malgusto"...Si es que ya nos estaba diciendo que no siempre iba a ser el mismo...

El cine es un arte alrededor del cual funciona una poderosa maquinaria industrial. Sin embargo, para que sea posible son solo necesarios tres elementos fundamentales:
- Luz,
- una cámara y
- entusiasmo para expresar algo.

Peter Jackson, con estos ingredientes y la colaboración de unos cuantos amigos, comenzó a rodar un corto que, con el tiempo (4 años) y mucho esfuerzo (500.000 dólares), terminó en un galardonado largometraje. El cineasta neozelandés no solo se encargó de la dirección, también participó en el guión, interpretó dos papeles, creó los efectos especiales, realizó el maquillaje, compartió las labores de montador y produjo la película, un gore con todos los ingredientes que Herschell Gordon Lewis le otorgó al género: hemoglobina a borbotones (en realidad, sirope de fresa) y toda clase de mutilaciones y de profanaciones anatómicas. Solo el sexo está ausente, que es suplido por enormes dosis de humor. Y es que el argumento es de ésos que se disfrutan más visionado con amiguetes:

The boys, un grupo paramilitar del gobierno neozelandés conformado por cuatro especialistas del exterminio, Derek, Frank, Barry y Ozzy, es enviado al pequeño pueblo de Kaihoro para acabar con unos alienígenas invasores.

Derek captura a Robert, un barbudo extraterrestre a quien intenta sonsacar información con sádicos procedimientos. Sus aullidos alertan a unos colegas que corren en pos de su auxilio. El enfrentamiento se salda con la muerte de todos y Derek despeñado por un enorme acantalidado.

Mientras,...

Tradicionalmente, el cine de autor ha sido tachado de sesudo, pedante, aburrido, lento, sobrio, austero, formal y otras lindezas. “Bad taste”, en cambio, viene a confirmar -como decía Keyserling- que “generalizar siempre es equivocarse” y que dichos calificativos, aplicados a esta peli, son rotundamente erróneos.

Ello no es óbice, sin embargo, para reconocer que “Bad taste” es una peli cutre. Muy cutre. Pero también es, ante todo, una peli de autor. Concretamente, de Peter Jackson. El tipo que la escribió, la dirigió, la editó y la protagonizó. En este último apartado, además, por partida doble. Olé tus güevos, Peter.

Seis merecidísimas estrellitas, pues, para una entrañable y delirante película confeccionada como puro divertimento que -más allá de intentar trascender en la historia del séptimo arte- supone una inmejorable ocasión para echarse unas risas entre toneladas de sangre, vísceras, higadillos y masa encefálica. O lo que es lo mismo, entre toneladas de titanlux, látex y gelatina de todos los colores.

No apta, en cualquier caso, para vegetarianos, estómagos delicados y úlceras sangrantes.

La película que más me gusta del vascularmente inestable Jackson es con toda seguridad la más mala. No importa que tardaran tres años en grabarla, que se cuelen brazos en el encuadre tirando cubos de "sangre", que los sesos parezcan más bien golosinas o que el monigote del propio Jackson esté más mal hecho que las máscaras de Lordi. Lo que cuenta es que todo ese aroma a cutrez que se respira durante la hora y media te arranca carcajadas sin tregua.

Este tipo de cintas no merece críticas serias puesto que están elaboradas con la intención más cachonda que puede tener un grupo de cuatro amigos "freakis" y heavirulos. La recomiendo a cualquier individuo con un mínimo sentido del humor absurdo.

Curiosamente, si hay que elegir una película de culto en la primera etapa del director, la inmensa mayoría se queda con "Braindead". Esta es tal vez casi igual de mala, pero con muchísima menos gracia. Qué le vamos a hacer... Yo soy del clan de Derek ,Ozzy, Barry...