Nada en común

Una de relaciones paterno filiales, filmada en tono melodramático, cuyo mayor defecto es su tono sentimentaloide, que a pesar de contar con un reputado cómico (Jackie Gleason) y un entonces emergente actor de comedia (Tom Hanks), resulta pelín aburrida para los que esperábamos una divertida comedia, aunque a fecha de hoy resulta interesante ver como se desenvolvía el luego buen artesano director Garry Marshall (hermano de la también directora y actriz Penny Marshall), en su primera película, donde ya apunta los temas que después desarrollaría con arte y oficio en su extensa filmografía.

Un hombre joven (Tom Hanks) viviendo la mejor época de su vida se encuentra frente a un dilema presentado por la separación de sus padres, por un lado la madre rehaciendo su vida por otro lado la vejez y enfermedad del padre (Jackie Gleason).
A pesar de estar alejado de ellos, ser independiente, no es ajeno a la situación familiar que empieza afectar en su vida personal y le hace replantearse qué relación quiere forjar con ellos, en especial con el padre, durante el tiempo que les quede de vida.
El meollo del asunto en sí es el que todo hijo en algún punto de su vida tiene que lidiar, hasta ahí la idea es buena, es agradable ver a un joven Tom Hanks junto a Jackie Gleason un veterano de la televisión, sin embargo no me llega a convencer el planteamiento, lo encuentro flojo, de todo me quedaría con la última media hora de película.