Escenas en un centro comercial

No es que sea una gran película pero te hace pasar un buen rato.

Aunque aparezca Woody Allen y el tema de la película sea los problemas matrimoniales después de 16 años de matrimonio, algo característico del cine de Allen por supuesto no es una película de él, pues no tiene ese humor, ese cinismo, y ese estudio psicológico que lo caracteriza.

A pesar de que intenta copiar su cine y sus ideas no acaba siendo una película de Allen, hay que decir que la idea no esta mal llevada a la pantalla, resulta curioso y agradable el hecho de que toda la película se desarrolle en un centro comercial, bastante original podríamos decir pues recorren restaurantes, cines, cafeterías, incluso salones de baile, como si estuviésemos en una ciudad, no está mal llevada la idea al igual que tampoco está nada mal el análisis psicológico de los matrimonios o digamos de las relaciones sentimentales, esas infidelidades o esas ideas de infidelidad que se dan en todas relaciones, llevada a un buen final.

La película esta bien tratada y analiza bien el tema sin llegar a ser algo largo, pesado y aburrido añadiendo un punto positivo a los actores pues a aunque la película no es que sea gran cosa por otros actores no hubiera sido lo mismo, Allen y Midler le dan ese toque especial que hace que la película sea entretenida y agradable.

Una película mas del análisis del matrimonio, no es Allen pero es un placer verlo en pantalla tratando ese tema que a él tanto le gusta así que les propongo esta película que si estamos en pareja o en matrimonio nos recordará a nosotros mismos en esos pensamientos “pecaminosos” que todos nos planteamos dentro de nuestra relación.

Allen y Mildred convierten un cotidiano día de compras en un centro comercial en un esperpéntico evento lleno de celos y graciosas discusiones... y es que en el día de un aniversario no se puede confesar un infidelidad. La película recuerda lejanamente a otras del propio director con personajes neuróticos y esa eterna disección de las relaciones de pareja desde un punto de vista cómico, sin embargo la estela del genial director neoyorkino está muy distante para que otros consigan imitarlo con acierto, en este caso Mazursky está correcto que ya es bastante.

Es una película para pasar un rato diviertido. Dirigida, producida y medio escrita por Paul Mazursky, pero interpretada por Woody Allen, de manera que parece un filme creación del mismo Allen con sus típicas acciones, reacciones, contrarreacciones.

Sin duda es un filme para reír a costa de la institución matrimonial y de lo cómicos que llegan a ser un marido y una mujer. O sea, esta película si algo es, a parte de comedia, es una película para echar carcajadas durante una hora aproximadamente, debido a la que lían dicha pareja protagonista, que en sus 16 aniversario, según ella el 17ª ya que cuenta también el año de vida en común antes de casarse.

El aniversario empieza bien, con escena pasional de amor conyugal en la cama, planificando la celebración invitando a sus amigos para la noche y yéndose los dos por la mañana a un gran centro comercial a regalarse mutuamente. Sin embargo, ahí, en dicho gran centro comercial, empezará el lío a raíz de las confesiones o verdades que ambos se cuentan y que son difíciles de oír y de aceptar, a pesar de la imagen de civilizados e imperturbables que tanto él como ella dan a simple vista.

Pues... ni fu ni fa... No es una película de Allen, aquí sale sólo como protagonista, y tiene muchos tintes de él, pero se nota que no es de él. El humor le falta gancho. Lo único que se parece es en un diálogo desenfrenado, y aún así le falta profundidad.

Una comedia muy light, que aquí la que destaca es Bette Midler. Y también lo curioso del tema, es que transcurre en diferentes pasajes dentro de un centro comercial.

La trayectoria cinematográfica del director neoyorquino Paul Mazursky (1930-2014), se engloba básicamente en la comedia con pinceladas conflictivas de las relaciones en pareja: “Bob, Carol, Ted y Alice” (1969), “Una almohada para tres” (1980), o “Un loco suelto en Hollywood” (1986) entre otras tantas realizaciones de corte desenfadado y comprometido con los pequeños conflictos domésticos de pareja y sus entornos. En “Escenas en una galería” (1991) Mazursky vuelve al conflicto de pareja con la premisa de la clase social acomodada a la que pertenecen nuestros personajes.

Un día de compras es el motivo por el que Deborah (Bette Midler) y Nick (Woody Allen) deciden pasar el día entre las tiendas de una enorme galería comercial y hacer parte de la compra para la celebración de aniversario. Los usuales conflictos generados desde el momento que deciden aparcar para dedicar el resto del día a las compras cambiarán las cosas.

Por motivos de engaños confesados se pretenderá cancelar la cena y convocarla repetidamente debido a las disputas surgidas de sendas confesiones de infidelidad declaradas y reconciliaciones posteriores a lo que contribuyen un coche mal aparcado, un mimo insufrible, música mariachi a toda pastilla, unas cuantas copas espiritosas, una inseparable tabla de surf, y la sobria caja de sushi para la cena, caviar, champagne y algún oportuno baile.

Tras unas cuantas disputas, algunos arrebatos y una buena dosis de comprensión por parte de ambos, se perdonan ignoran infidelidades regresando la armonía entre los dos. Vemos a un Allen se muestra básico, correcto y recogido en su interpretación, limitado si lo comparamos con el Allen de sus personales películas, posiblemente por exigencias de guión. Algo más liberada en la interpretación Bette Midler, actriz con grandes dosis de expresivos gestos y recursos fluidos en sus papeles resulta convincente, hecho a su medida donde siempre se ha movido bien en personajes de carácter tanto en comedia como en drama.

Escenas en una galería supone un correcto trabajo para su director, dispares interpretaciones de sus protagonistas, recargado de extras cual insoportables animadores y un fondo temático que no va más allá de alguna discusión, un acalorado beso de reconciliación y un final feliz, a pesar de las infidelidades.