Adiós, mi amor

Convencional, tópico y muy poco inspirado melodrama para el exclusivo lucimiento de Joan Crawford, que recuerda vagamente al extraordinario "Daisy Kenion" de Otto Preminger al establecer el típico dilema sobre con cual de sus amantes acabará nuestra desconsolada diva al final del metraje de la película.
Pero es evidente que Vincent Sherman no es, ni de lejos, Preminger y tan solo se limita a ilustrar con oficio y cierto buen gusto una historia sin garra, previsible y en la que una apática y rutinaria Crawford se dedica a cumplir uno por uno todos los cliches que la hicieron más o menos famosa, aunque ella parece ser la primera que no se cree absolutamente nada de lo que acontece en esta historia con pretendidos tintes feministas, que a la postre acaba siendo tremendamente convencional e incluso hasta ligeramente misógina.
Con todo, si a uno le gustan los melodramas y las llamadas "women pictures" de la época puede llegar a disfrutar algo con este título, que nada aporta al genero aunque tampoco ofenda demasiado. Por cierto que destaca en el elenco, bastante poco motivado en general, la presencia de la gran Eve Arden en su sempiterno papel de secretaria escéptica con buen corazón. Algo es algo...

Argumento emotivo estructurado en una película correcta desde todos los puntos de vista en la que la cuestión formal parece que se eleva por encima de la conceptual.
Comienza como una comedia suavecita y sucesivamente va introduciendo ribetes de melodrama y sugerencias de calado profundo.
La película es idealista, romántica, buenista, psicológica y voluntarista pero también un poco ingenua en su planteamiento y desarrollo.
La ambientación, en general, alcanza una cota destacada y la interpretación de los protagonistas, incluyendo la de J. Crawford, resulta algo forzada y un tanto artificiosa.