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Wifi Ralph

Animación. Fantástico. Aventuras. Comedia “Ralph rompe Internet" sale de los recreativos, y se adentra en el mundo inexplorado, expansivo y emocionante de Internet. Ralph y su compañera Vanellope tendrán que jugárselo todo viajando por las redes en busca de una pieza de repuesto que salve Sugar Rush, el videojuego de Vanellope. Y para complicar más las cosas, ambos dependen de los ciudadanos de Internet, los llamados ‘ciudanets’ para que les ayuden a desenvolverse en ese ... [+]
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Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
5 de diciembre de 2018
62 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuántos de nosotros tenemos a esa persona por la que daríamos la vida si fuera necesario? ¿Cuántos de nosotros hemos sentido celos porque alguien a quien queremos se está distanciando (o eso creemos) de nosotros? ¿Y cuántas de esas amistades han acabado en algo tóxico? ¿Cuántos de nosotros... somos Rompe Ralph?
Esta película retrata muy bien uno de los mayores temores del ser humano: el rechazo. Ralph es, como ya lo fue en la primera, una persona dependiente, necesitada de atención casi constante. Su mejor amiga, Vanélope, esa niña adorable que le enseñó que una medalla no te hace mejor persona, quiere un cambio en su vida porque la que lleva le parece aburrida y que no la lleva a ninguna parte. Eso a Ralph le sienta como una patada en sus 01101000 01110101 01100101 01110110 01101111 01110011, y el hecho de que vaya a quedarse solo, hace que tenga que tomar cualquier medida con tal de que eso no pase. Esa inseguridad, ese DEMONIO INTERNO, como dice el título de mi crítica, puede llegar a romper la más grande de las amistades, no solo el mundo de internet.
Tengo un amigo que en ciertos momentos se ha comportado así conmigo, no me ha dejado ir por mi cuenta cuando yo lo necesitaba y cuando me relaciono con otras personas, él puede llegar a ser insoportable, como en la película lo es Ralph. He visualizado escenas que me han recordado mucho a esta situación, y también a momentos en los que he sido inseguro con otras amistades, y celoso.
Hay que dejar que la gente siga el camino que desee, por mucho que nos duela. No podemos obligar a nadie a hacer lo que queramos, no podemos decidir con quién queremos que la otra persona se relacione o no. Disfrutad de quienes teneis alrededor, y apoyadle en todo lo que decida. Tarde o temprano, os lo agradecerá.
Luis Bollaín
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21 de diciembre de 2018
54 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ir a verla leí con sorpresa las críticas que mayoritariamente la ponen por las nubes, tanto las profesionales como las de esta web. Y no estoy para nada de acuerdo porque ha mí me ha parecido bastante floja.
Aunque Rompe Ralph, que me gustó mucho, está dirigida principalmente al público infantil es el perfecto ejemplo de película para todos los públicos, capaz de hacer disfrutar desde a los más pequeños hasta a los adultos creciditos gracias sobre todo a un gran guión. Pero en mi opinión este no es el caso de la secuela, que no consigue definir bien el tono: gran parte de ella es muy infantil, hasta el punto de que en algunos momentos llega a aburrir si tienes más de 12 años como nos ocurrió a mí y a la mayoría de los adultos de la sala en la que la vi; pero en su segunda mitad tiene secuencias pensadas para un público de más edad que no gustarán a los más pequeños e incluso puede que les asusten (y me parecen lo mejor de la película). Además, al igual que en la original tiene un mensaje que podríamos llamar "ayuda psicológica para niños", pero en Rompe Ralph era más sutil y aquí es demasiado obvio y en algunos momentos llega a ser cargante.
Por otra parte, desde que los personajes entran en Internet hay demasiados momentos en los que el guión parece sólo una excusa para meter publicidad de empresas (Ebay y Buzztube han debido pagar un pastón a Disney). Y para colmo, aunque hace una muy ligera crítica a Internet, tiene un mensaje que me parece totalmente erróneo e incluso peligroso para los niños: es muy fácil hacerse famoso e incluso rico en Internet, sólo tienes que dejar de lado tu dignidad.
Lo que hace que no sea muy mala es que tiene secuencias que recuerdan a la original porque son emocionantes y entretenidas (como la de la carrera en Slaughter Race) o muy divertidas (como la de las princesas) y sobre todo que técnicamente es una pasada, demostrando las maravillas que se pueden hacer actualmente en el campo de la animación con escenas que te dejan con la boca abierta.
PepeMordor
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12 de diciembre de 2018
31 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo está pasando en Disney.
‘Ralph Rompe Internet’ podría ser la primera película bajo su sello que sale del clásico mundo cerrado donde el o la protagonista tiene un arco que cumplir, y se asoma a una realidad cambiante, multiforme, donde teóricamente tenemos todo al alcance de la mano pero rara vez conservas lo que quieres siempre que lo necesitas.
El nombre del universo es Internet, y se agradece el infaltable comentario “la excesiva tecnología nos hace inhumanos”, pero también hay mucho más bajo esa superficie, un corazón de dulce y caramelo como el que lleva nuestro manazas protagonista, resistente a los golpes pero frágil ante las inseguridades.

Ralph y Vanellope han pasado 6 años compartiendo partidas de recreativa, cervezas de raíz y planazos después de la dura jornada.
Es una existencia ideal, porque sabemos lo mucho que costó llegar a ella: el grandote por fin es miembro respetado de su juego, y la pequeñaja ya es el avatar favorito de su parrilla. El propósito de su creación, por lo que habían luchado, no ha llegado al “game over” pero ya se han pasado el modo historia.
A partir de entonces, solo les queda divertirse dentro de unos márgenes maquineros, aparentemente inagotables cuando fueron gloriosamente conquistados, y ahora con la clase de familiaridad que les ha desteñido aquel encanto especial. Esta es una historia sobre horizontes con los que soñar o simplemente observar, y no me he dado cuenta hasta que Vanellope empieza a divagar en una tonta madrugada sobre experiencias más allá.

Su respuesta llega cuando el entrañable propietario de los recreativos elige adaptarse a los tiempos con ese módem plastiquero que todos tuvimos en los dos mil: un pequeño paso para sus habituales, pero toda una revolución para datos videojueguiles que ahora tienen acceso a una mega-ciudad infinita llena de suculentas oportunidades, excitantes búsquedas y oscuros rincones.
El único elogio posible para la manera en la que los responsables han decidido visualizar internet es que desearás tener un mando para pausar la imagen y recrearte en cada detalle. No es la red global ingenua que tal vez se haya podido ver en otros productos familiares, sino la que ahora mismo habita cada móvil, caótica y patética, dominada por los pop-ups asaltadores o los gatitos ñoños, con imponentes plataformas que son casi templos de lo suyo, ante las que el usuario es un pequeñísimo cabezón que se deja llevar a golpe de like creyéndose el capitán de su navegación.
Un universo en el que puedes convertirte en la sensación del día, contagiarte de cualquier opinión afín, ser engañado por enlaces sospechosos o (y aquí lo importante) ser quien verdaderamente quieras, sin límites para ello. Un lugar al que Ralph entra medio asustado, más tarde animado porque será momentáneo, y Vanellope entra de cabeza, cada vez más pensando que le gustaría ser parte del sangriento juego de carreras “Slaughter Race”.

No importa el problema que les ha llevado allí, relacionado directamente con su antiguo recreativo feliz, sino el hecho de que lo vasto del Internet hace mella en sus mentalidades, y pronto se descubren dependiendo de comunicación inalámbrica porque no pueden ir juntos al sitio que cada uno quiere.
Una situación nueva para los dos, que sin embargo cada uno afronta de distinta manera: mientras todos los GIFs, vídeos o memes de Ralph intentan “comprar” su camino de vuelta a Vanellope, esta empieza a sentirse mal porque no puede evitar querer el sitio en el que están, a medida que descubre lo que siempre ha anhelado en su interior (con un número musical tan salido del molde que debería coronarla Princesa Disney con honores).
La inseguridad de fondo en Ralph, la que se ha ido fraguando en una amistad tóxica bienintencionada mientras nos divertíamos, empieza a encarnarse en gigantesco y amorfo problema, tan desesperado por sentirse validado que retiene a Vanellope en contra de su voluntad porque su amiga “no sabe lo que está haciendo”. Ya podríamos haberlo visto venir, gracias a un genuino desarrollo de personaje que tiene el grandullón como hombre atípicamente vulnerable al que no le importa llorar mientras alaba a su amiga, pero nunca se sabe todo lo monstruoso que puede ser un problema no hablado.

Es maravillosamente ambicioso, en verdad.
Desterrar a unos personajes carismáticos de su hábitat natural, hacerlos lidiar con un mundo globalizado que pone a prueba una relación profunda como la suya, y de paso lanzar finísimas pullitas al impredecible e insondable Internet.
Disney no solo se rinde el (muy merecido) homenaje gracias a unas chicas encantadas que llevan un siglo en la cultura popular, sino que habla del entretenimiento compartido entre mustios cubículos de trabajo: si alguien piensa que lo de Ralph petando las redes es exagerado, solo tiene que echar un vistazo al muy incomprensible y muy genial fenómeno de recuperar ‘Shrek’ como carne de memes o vídeos chorras.

Todo ello, sin embargo, al servicio de la pequeñaja y el grandullón, tomando decisiones que alguna vez hemos afrontado, de esas que duelen tanto.
El internet, el planeta, puede ser demasiado amplio.
Pura suerte que entonces no tengamos que compartir un mismo horizonte, y la distancia de alguna manera solo añada más ganas de encontrarnos.


(En serio, qué valentía, contar claramente que muchas veces toda buena intención no necesariamente lleva al mejor resultado… pero tampoco pasa nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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25 de noviembre de 2018
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado 6 años del estreno de ‘Ralph, el demoledor’ (Wreck-It Ralph), y los estudios de animación de la Disney presentan una secuela que no desmerece ante la primera entrega, logrando algunos momentos sobresalientes.

El videouego “Sugar Rush” en el que habita Vanellope sufre un desperfecto, por lo que la amenaza de que sea desconectado está latente, siempre y cuando se consiga un volante que ya no se fabrica más y solo existe uno en venta en el sitio eBay.

Para ello, Ralph convence a Vanellope de adentrarse en la red del internet para conseguirlo, metiéndose en un universo totalmente desconocido para ellos, logrando encontrar el producto que necesitan, pero con el inconveniente de no contar con el dinero suficiente para pagarlo, por lo que deberán idear la forma para juntar el dinero necesario para poder salvar a Sugar Rush y los compañeros de Vanellope, debiendo sortear unos cuantos obstáculos.

Esta secuela consigue disipar las dudas surgidas a partir del anuncio de su producción, logrando conformar una muy divertida película que expande su universo y consigue sacar un excelente provecho del encuentro de Ralph y Vanellope con el internet.

Los mejores momentos de esta nueva aventura de Ralph suceden en la interacción con un sinfín de personajes conocidos, algunos cameos bastante sorpresivos y agradables, más el interminable desfile de conocidas marcas propias de la web, tanto sitios como aplicaciones, que son integrados de manera inteligente dentro del relato, destacando la visita de la pequeña Vanellope al sitio de Disney y su interacción con las diferentes princesas de sus historias, simplemente genial e hilarante.

Además, la película reflexiona sobre la amistad y el muy actual tema del bullying a través de las redes sociales, pero entre tanto chiste y bombardeo visual de todas las marcas que aparecen, no lo hace tan a profundidad, quedándose ligeramente por debajo de la película anterior, pero que lo compensa desde el ingenio y el humor, sin duda una película para disfrutar.

https://tantocine.com/wifi-ralph-de-rich-moore-phil-johnston/
Quique Mex
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6 de diciembre de 2018
22 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas de animación “estándar” (porque dejaría aparte todo lo japonés y otras películas muy adultas como “Beowulf” o “Final fantasy”), me han dejado tan buen sabor de boca como esta secuela de “Rompe Ralph”, que yo pondría al nivel de “Del revés” o incluso “Wall-E” en términos de calidad.
El argumento es relativamente simple, con los dos protagonistas inmersos en internet para buscar un objeto que salve el juego de Vanellope. Pero es tan absolutamente divertida, graciosa y preciosa en lo visual, que me ha encantado, por eso y por otras razones.
La representación del mundo de internet es absolutamente genial y no creo que se pudiera haber hecho mejor. Los guiños al mundo virtual son tantos que no da tiempo a digerirlos en un solo visionado. Hay incluso una crítica sociológica al extraño comportamiento de la gente en este mundo paralelo, donde lo más absurdo e idiota es lo que triunfa.
Luego tenemos la incursión en la web de Disney, que permite a la compañía hacerse no solo un gran homenaje con referencias a sus películas y juntando a un gran grupo de princesas, sino que al mismo tiempo se ríen de sí mismos con un enfoque realmente inteligente. Me ha gustado especialmente la canción de Vanellope, una estupenda forma de tomarse con humor las letras y números musicales absurdos de muchas películas clásicas de animación, donde todo tiene que rimar, incluso aunque no pegue ni con cola lo que estén diciendo, y donde constantemente figurantes interrumpen la actuación dando la tabarra. Como gran detractor de las canciones metidas con calzador en la animación, me ha parecido paradójicamente una de las mejores secuencias del film.
Visualmente, me quedo con la persecución en “Slaughter race”, sin nada que envidiar a cualquiera de imagen real.
Pero es también la película, además de una genial diversión para toda la familia, una reflexión sobre la sociedad actual, incluso sobre las relaciones de amistad autodestructivas. Me gusta muchísimo cuando una película que en apariencia es infantil, no solo no lo es, sino que me hace pensar y disfrutar con todas esas lecturas sutiles. Igual solo lo veo yo, pero la verdad es que creo que Disney siempre deja mensajes muy claros, aunque no nos demos cuenta al principio.
Así que ya tenemos una obra maestra más de esta famosa productora que añadir a su ya largo historial. No tiene ningún desperdicio desde el primer segundo hasta la divertidísima escena entre créditos.
i42poloj
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