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Ana Karenina

Romance. Drama Siglo XIX, Rusia zarista. Adaptación de la novela homónima del escritor ruso Leon Tolstoi. El conde Vronsky, un joven y apuesto oficial, se enamora perdidamente de Anna Karenina, esposa de un alto funcionario de San Petersburgo. Cuando se conocieron en una estación de tren, un guardavías murió arrollado por un tren, y Anna interpretó este hecho como un mal augurio. Como el marido de Anna se niega concederle el divorcio, deciden vivir ... [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
16 de diciembre de 2005
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda adaptación al cine de la novela homónima de Leo Tolstoy. Dirigida por Clarence Brown y producida por David O. Selznick, obtuvo el premio a la mejor actriz del New York Critics Circle y el premio a la mejor película extranjera del Festival de Venecia.

La acción tiene lugar en Rusia (San Petesburgo y Moscú) en tiempos del zar Nicolás I (1825-1855). Narra la historia de Anna (Greta Garbo), casada en matrimonio de conveniencia con Alexei Karenin (Basil Rathbone), aristócrata y funcionario de alto rango. Tras conocer al conde Vronsky (Frederich March), se enamora de él. La película explica la conmoción que produce en el ánimo de Anna el súbito descubrimiento del amor y la pasión, ausentes hasta entonces de su vida. Por fidelidad a este amor sacrifica posición social, nivel económico, la compañía del hijo, el honor personal y el reconocimiento público. Asume una vida de marginación, cargada de grandes riesgos. El marido, encarnación de la crueldad, reacciona con ira incontenida: le niega el divorcio, las visitas al hijo y la humilla duramente. El torbellino de pasiones incluye la ingratitud del amante, el egoismo del hermano, la fría compasión de la cuñada, la añoranza del hijo, la coquetería de Kitty, etc. La película condena la doble moral y la hipocresía de la alta sociedad, el culto a las apariencias, el amor convenido por intereses ajenos a la pareja, la represión del amor sincero, la sujeción de la mujer al capricho del marido en la tramitación del divorcio. En suma, exalta el amor puro, sincero, desinteresado y dispuesto a los mayores sacrificios, pese a sus riesgos para la mujer. Son escenas destacadas la de la escalinata de la casa del marido, los ruegos a la cuñada para que perdone las debilidades del marido, la imagen del baile vista a través del arco del harpa.

La música combina melodías rusas tradicionales, mazurcas, canciones populares y acompañamientos de fondo de las escenas más emotivas. La fotografía aprovecha la extraordinaria fotogenia de la actriz para mostrar su belleza y atractivo personal. William Daniels, el fotógrafo habitual de Garbo, aportó una contribución decisiva para la exaltación de la actriz a mito del cine. Se sirve de una iluminación imaginativa y eficaz, de un vestuario espléndido y de una composición del dibujo de gran fuerza plástica. El guión contiene unos diálogos fluídos y equilibrados, elaborados por S.N. Behrman. La narración se desarrolla en un crescendo de inquietud, melancolía y tristeza, construído con gran sentido del ritmo. La interpretación de la protagonista destaca por la naturalidad, serenidad, aire distante y la mirada fría propia de las mujeres fuertes y atormentadas que encarnó en sus grandes papeles. Le acompaña un elenco brillante de secundarios de lujo. La dirección teje, con hilos de pasión y desventura, un relato emocionante e intensamente dramático.

La película obtuvo un gran éxito y confirmó el estrellado de Greta Garbo.
Miquel
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6 de julio de 2007
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta magnífica película retrata la inevitable caída en desgracia de una mujer que llevaba una vida respetable: casada con un alto funcionario de San Petersburgo, con una elevada posición y un gran prestigio social, un hijo al que adora, un hermano que vive en Moscú y al que visita de vez en cuando para reconciliar los problemas matrimoniales y familiares de éste... Pero en una de las ocasiones en las que va a visitar a su hermano, conoce a Vronski, un oficial del regimiento ruso. En seguida salta la atracción entre Anna y Vronski y ambos se ven arrastrados hacia una relación ilícita y adúltera que significará para ambos (sobre todo para Anna) la condena y la marginación social. Separada de su hijo por su intransigente marido (hombre frío que sólo cuida las apariencias y se niega a concenderle el divorcio para no ver salpicada su impoluta vida), Anna se sumergirá en el engañoso olvido de la pasión y tratará de vivir su amor al máximo, pero pronto el mar de fondo la arrastra y la conduce hacia la infelicidad, porque tiene el alma desgarrada debido a su separación de su hijo y por el ostracismo y el rechazo social a que está sometida.
Con unas excelentes interpretaciones (sobre todo de la bellísima y seductora Greta Garbo, cuya aura engrandece la película), una fotografía muy estudiada y que cuida mucho los detalles simbólicos (fíjense, por ejemplo, en el accidente de la estación que ocurre en el comienzo, o en el momento en que Anna se ve claramente dividida entre las exigencias de su hijo y las de Vronski, que la reclaman cada uno por su lado, o ese detalle curioso de la forma de encender los candelabros en la casa de Vronski), y con una banda sonora que acompaña con acierto y ofrece los toques adecuados de dramatismo.
Es un trágico drama que toca el alma, que transmite en toda su intensidad la tragedia de una buena mujer que descubre que tiene que pagar el precio más alto por sentir y consentir el verdadero amor de un hombre que no es su marido y experimentar la pasión aún conociendo de antemano las tremendas y desoladoras consecuencias de sus actos. No podemos condenarla; sólo podemos sentir compasión y vivir su desgarro interior.
Por cierto, muy bien adaptada la magistral novela de Tolstoi. Sólo le pondré una pega: me habría gustado que se desarrollara y se mostrara más la relación entre Kitty (la pariente de Anna que estuvo enamorada de Vronski y se desengañó cuando él la desdeñó por Anna) y Levin. Habría sido bonito ver la evolución de los sentimientos de Kitty para superar el desengaño y acabar enamorándose de Levin. Creo que, por lo bello de esta relación en el libro, podían haberle hecho más honor en la película, pero bueno, lo hecho hecho está y de todos modos la película es maravillosa.
Vivoleyendo
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10 de octubre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada tan erróneo como un matrimonio por conveniencia. De una manera u otra, con mayor o menor impulso, consciente o inconscientemente, el mayor anhelo de todos los seres humanos es el amor, y cuando una mujer se casa por lo que el hombre po$ee, aunque éste la mantenga entre multitudes, tendrá tan profundo sentimiento de soledad que, aquí y allí, estará anhelando que surja ese hombre-pleno que llene su vacío corazón… y el día en que lo encuentre, se arrojará a sus brazos pase lo que pase, porque será ese, el maravilloso momento, en que su vida, por fin, tendrá sentido.

Cuando, Anna Karenina, se casó con el oficial zarista, Alekséi Aleksandrovich Karenin, tampoco lo hizo impulsada por el amor… y cuando conoce al conde, Alekséi Kirillovich Vronski, sentirá un gran flechazo y no tardará en darse cuenta de que lo ha puesto bien adentro de su corazón.

Una dramática historia de amor tendrá lugar desde entonces, y el escritor Lev Tolstói, se servirá de su escenario en la San Petersburgo del siglo XIX, para desarrollar una acendrada crítica contra los matrimonios por conveniencia, y con más fuerza aún, contra la aristocracia de entonces, cuya hipocresía y dobleces saltaban siempre al dar vuelta a la espalda.

La escena del teatro está magníficamente lograda en la adaptación que ha hecho el director, Clarence Brown, ilustrando muy claramente que, más que el interés por el arte escénico o por la música, lo que interesaba a aquellas pintarrajeadas ‘damas’ era hacer comidilla de los reconocibles y non sanctos ‘nobles’ que asistían a los teatros. De hecho, el arte para ellas era sobre todo una feria y un noticiario de primera mano.

Tolstói publicó su novela, “Anna Karenina” (Áнна Карéнина), primero (en 1876) en forma incompleta en la revista Ruskii Véstnik (Mensajero Ruso) por desacuerdo con el editor, y luego en formato libro en 1877, y no tardó en ser considerada como “una de las obras cumbres del realismo”, siendo también un tratado psicológico y sociológico de gran altura, mientras que, Anna, queda en nuestro recuerdo como una de esas mujeres que, quizás, han amado más de lo que debían.

Se dice, que fue en Maria -la hija mayor del gran escritor Aleksandr Pushkin, a quien conoció durante una cena y lo dejó impactado-, que Tolstói se inspiró para describir la figura de Anna Karenina.

Conservando una notable fidelidad a la trama, pero, con las necesarias modificaciones y recortes que toda adaptación cinematográfica reclama, Brown, vuelve a contar con la actriz Greta Garbo y con el director de fotografía (William Daniels) –quienes ya habían trabajado en “Love”, la atinada versión que, de la novela, hiciera Edmund Goulding- para llevar a cabo esta nueva adaptación en la que, confieso que la Garbo me resulta menos interesante. Corta, la empatía que logró con el siempre respetado Fredric March, en relación con la que sostuvo al lado de John Gilbert, actor a quien quiso dentro y fuera de la película, y él la quiso más. La escena en la que, March (Vronsky) le confiesa su último sentir, creo que fue la más verosímil que pudo darse entre ellos.

Más me han llegado, Basil Rathbone (Karenin), el intolerante militar empeñado en guardar las apariencias, aunque para ello necesite ser cruel y mentiroso. Maureen O’Sullivan, la Kitty (Ekaterina) que bien sabe perder y más sabe acomodarse a las tradiciones “nobles”. Y el toque de buen humor lo impone, Reginald Owen (Stiva), el aristócrata que no se conforma con una sola mujer, y como el colibrí, donde ve una atractiva flor, enseguida busca su néctar.

Pero, una vez más, vuelvo a sentir que, sólo la lectura de la novela de Tolstói, puede asegurar una complacencia plena.
Luis Guillermo Cardona
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9 de septiembre de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un excelente trabajo de Clarence Brown, un director que habría que reivindicar, que consigue comprimir y extraer, gran parte de la desolación y crítica contenida en la gran obra de Tolstoi, creador de uno de los más hermosos retratos femeninos de la Historia..
! 95 minutos dura esta cinta!. Naturalmente no podemos pretender compararla a la novela, mucho más extensa y por lo tanto, más prolija y rica en detalles y matices que nos sumergen en las mentalidades y cultura de la Rusia zarista, pero a mí explíquenme ustedes, cómo en tan poco metraje se ha podido explicar tan satisfactoriamente bien, toda la crítica social, el excelente retrato de los personajes y su sociedad, la hipocresía, la doble moral, el diferente rasero en el que se medían los hombres y las mujeres, la hipócrita concepción del honor, el papel de las mujeres, la exigencia de sumisión y resignación de sus papeles florero y el terrible precio que una mujer tenía que pagar por el simple hecho de descubrir que estaba viva y que amaba.
Porque los hombres jamás han tenido que pagar tal precio. Los hombres, tenían su mundo activo, sus profesiones, sus diversiones, sus hijos ( pues eran de él y no de ella) y además, podían tranquilamente tener amantes que nadie les cerraría ninguna puerta ni tendrían ninguna represalia social más allá de algunas miradas reprobatorias y muchas miradas compasivas hacia sus esposas.
Pero ellas...Ay, ellas. Mujeres educadas, no para ser personas, sino para ser máquinas automáticas de complacer a maridos desconocidos impuestos en bodas concertadas y cuya labor era la de ser bonitas, escuchar atentamente, sonreír mucho y perdonar amablemente las debilidades masculinas.
Por todo ello Ana, cuando conoce a Vronski, descubre que está viva. Y comete la gran desfachatez de elegir la vida.
El problema vendrá cuando la elección de esa vida, le traiga la muerte de todo lo demás. Porque nadie le perdonará haber hecho esa elección...; ni siquiera Vronski.
Perfectamente ambientada, buena fotografía, buenos intérpretes, sabia dirección y una bellísima Greta Garbo cuya mirada no se puede olvidar, conforman una película que bien merece su condición de Clásico. Que la disfruten.
Izeta
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14 de mayo de 2008
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Greta Garbo. Impecable. Además de hermosa. Talento, puro talento. Sus miradas, sus gestos, hacen de esta película una cosa hermosa de ver. En todo el film se destaca, aún en las escenas que no aparece. Porque querés que pase pronto para volverla a ver. Es cierto que es una película vieja y en blanco y negro, que a la juventud actual hasta le parece deprimente. Pero, el magnetismo de esta actriz, hace que veas la película, aunque no sea tan buena. No es que vayas a verla una vez por semana, pero cuando descubras la imagen de Greta Garbo en la pantalla, seguro que la sigues viendo.
hugazo
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