Solino

Una película encantadora, deliciosa, sensible, nostálgica... Esta vez Akin no trata la inmigración turca, sino la italiana, pero los temas son los mismos. La sensación de no ser ni de un sitio ni de otro, de crecer en un país con una cultura distinta a la que tus padres tratan de inculcarte. Y ese final... Es una película que se ve con mucho agrado y transmite emociones, sin sobresaltos y sin grandes alardes, con la sencillez de quien tiene algo que contar y sabe como hacerlo.

Par mí, todas las películas de este director/guionista están entre buenas y buenísimas. Esta se queda en buena. Tiene el ritmo y la sensibilidad, los personajes entrañables, los secundarios que hacen brillar determinadas escenas, la banda sonora de canciones exquisitamente elegidas; todo marca de la casa. Quizá le falta otra marca: el sentido del humor.
La parte de la infancia de los protagonistas es espléndida. Cuando crecen, aparece lo que creo que es el defecto principal: a Gigi dejo de creérmelo. Probablemente, me hubiese gustado más con los papeles de los dos hermanos cambiados. Moritz Bleibtreu es mucho mejor actor.
De todas formas, muy recomendable.