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Entre dos aguas

Drama Isra y Cheíto son dos hermanos que han tomado caminos muy diferentes en la vida. Cuando Isra sale de la cárcel y Cheíto termina una larga misión enrolado en la Marina, ambos regresan a la Isla de San Fernando. El reencuentro de los hermanos renovará el recuerdo de la muerte violenta de su padre cuando eran niños; la necesidad de retomar sus vidas y reconciliarse con ellos mismos les unirá de nuevo. Doce años después de “La Leyenda del ... [+]
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
13 de diciembre de 2018
40 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
En pocas ocasiones me ha costado tanto esfuerzo contemplar una obra tan a contracorriente como ésta que, sin embargo, me estaba gustando casi desde el inicio de su proyección. La calidad cinematográfica, en mi opinión, no se puede discutir, pero no resulta fácil dejarse cautivar por una historia llena de tiempos muertos, de fracasos, de decepciones y de paradojas que, en resumen, nos permite vernos reflejados como en un espejo deformante. La tristeza que impregna sus imágenes nos empapa por completo y nos engulle como un remolino fatal que arrambla con cuanto encuentra a su paso: nuestros recuerdos, nuestros sueños, nuestras esperanzas. Cuando parece que no hay futuro, tratamos de asirnos al edén perdido – nuestra infancia o adolescencia – cuando todo parecía aún posible y al alcance de la mano. Pero cuando hemos perdido el rumbo y zozobramos, ya no queda más que esperar que alguien o algo nos salve, porque ya no tenemos fuerzas y nos anega el pesimismo.

Lo mejor es la recreación de un escenario, una atmósfera, un colorido y una textura lleno de verdad y saturado de compasión hacia todos sus personajes. En ningún momento se juzga o condena, tan sólo se nos muestra el calamitoso y anodino devenir de unos seres heridos por el azar, zarandeados por el infortunio y agobiados por la dificultad de encontrar un trabajo legal con el que salir adelante o llegar a fin de mes sin dispendios ni lujos estrambóticos. No es por falta de voluntad ni por ninguna maldición siniestra. Y eso nos lleva a otra de las virtudes que jalonan el metraje: no pretende señalar con el dedo acusador a los posibles culpables, ni aspira a conocer las respuestas ni a pontificar sobre los problemas e incógnitas de la vida. Lo que vemos es lo que hay. Por ello es importante que el espectador complete el lienzo que se despliega ante él con sus conocimientos, conjeturas y reflexiones, ensamblando así las astillas de un jeroglífico apenas esbozado.

Lo menos afortunado – siendo una elección artística y estética adoptada con tanto rigor como honestidad – sea el ritmo moroso, las repeticiones banales o los pormenores insulsos. Todo ello pone a prueba la resistencia, complicidad y atención del espectador, ya que en ningún momento se facilita la empatía ni se permite un resquicio para la sensiblería o el apego. Se adopta la fría distancia del observador impasible que ni comenta, ni embellece, ni toma partido. Aunque también se podría razonar que tanta sequedad sarmentosa sea el mayor de sus tesoros.

Contiene algunas secuencias de inesperada hondura y belleza emocional. El brillo de lo poético se abre camino entre vertederos, desguaces y penurias. Fusionar semejante alhaja de contrastes es puro cine.
antonalva
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26 de noviembre de 2018
31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin fronteras entre el documental y la ficción

La capacidad de entremezclar el documental y la ficción es una característica propia del cine de Lacuesta. El realizador entreteje toda una historia sin darnos cuenta de qué es real y qué es invención. La introducción en la vida de los personajes es total. La impresión es la de la apertura de una ventana hacia la historia de gente a priori muy lejana, con la que se acaba empatizando.

Los protagonistas son dos personajes muy opuestos, cuyos móviles se comprenden totalmente. La tragedia persigue las vidas de Isra y Cheíto desde que su padre murió asesinado en su juventud. Este suceso nunca ha sido superado por ninguno de los personajes. No obstante, mientras que Cheíto elige el buen camino y se enrola en la marina, Isra se hace camello, va a la cárcel y tiene problemas con toda su familia, aunque se encuentra en la búsqueda de la redención.

Ambos personajes son humanos y muestran sus miedos en pantalla sin temor alguno. La contraposición es un aspecto frecuente entre ellos. La historia se convierte en entrañable, de la normalidad y la simpleza surge una historia bonita y que te atrapa, muchas veces sin darte ni cuenta del porqué.

El agua y el mundo metafórico

El agua aparece a través del mar de Andalucía y sus marismas en todo momento. Un elemento surgido como purificación, que a través del bautismo borra los pecados. También aparece como evocación de los recuerdos del pasado, en el reencuentro de los hermanos. A pesar de su paz, a veces el agua se desborda, como la vida misma. Esta aparición recurrente esconde un gran simbolismo y divide en dos mundos en todo momento lo que es y lo que debe ser, la dualidad de los individuos. Además, se presenta en antagonismos persistentes como los de la vida y la muerte.

Así mismo, la presencia de los animales tiene mucha importancia en Entre dos aguas. Las gallinas atrapadas, los gatos hambrientos, los peces muertos… todos como metáforas de una vida apática y llena de amargura y problemas. Este tema se liga directamente con la angustia que sucede en España y que viven los propios personajes. Una vida donde la crisis se siente de manera desproporcionada y desequilibrada entre las clases sociales y entre las razas. Problemas invisibles que siguen azotando a gran parte del país, aún hoy en día después de tantos años.

Paco de Lucía y el folclore andaluz

Ni cabe decir que el nombre del filme es recibido gracias a la canción del gran maestro del flamenco Paco de Lucía. Esto ya sucedió con la primera película con una canción de Camarón de la Isla. La música se vuelve pues un vehículo transmisor a lo largo de toda la narración, en especial el flamenco. Este estilo musical acompaña a lo hermanos en una tierra del que procede y en el que significa un canto descarnado. También la música de procesión se encuentra presente en los momentos de mayor peso de los personajes, que soportan una gran carga con la que deben vivir toda su vida. La religión como redención se encuentra muy presente en este aspecto.

Todo esto se relaciona intrínsecamente con la tierra de la que proceden Isra y Cheíto. La historia está ambientada en San Fernando (Cádiz), por lo que Andalucía está muy presente. Su mar, la pesca, las barriadas gitanas, sus puentes, sus edificios altos contrarios a las viviendas bajas, el alto narcotráfico, las chatarrerías, la recolección de ostras, el carácter andaluz ameno, divertido y abierto.

La crisis a través de los años

Entre dos aguas recoge una historia después de doce años donde los mismos problemas sociales siguen afectando de la misma manera a la población. Poco ha cambiado. Podríamos decir que Lacuesta se hace un Boyhood a la española, mostrando como los personajes protagonistas de la primera película han crecido, y sin cerrar tramas, con posibilidad de que siga su historia. Por ello, también hace uso de planos del pasado que hacen muy emotiva la película. Los niños con problemas han crecido y no han hecho más que seguir encontrándose con que estos incrementan, en un entorno totalmente hostil en el que se mantienen a flote.

La historia de Entre dos aguas se atreve a tratar temas muy delicados como las drogas, el alcohol, el suicidio, el racismo, el papel del padre en las familias numerosas…

Lacuesta también hace una oda a la lucha constante de la raza gitana por ser parte de la sociedad. Aunque a veces puede parece que está pecando de postergar los estereotipos, siempre acaba vislumbrando una forma de criticarlos. Esto comienza por las madres gitanas fuertes y encerradas en casa que se encargan sólo de la crianza de los niños. Sin embargo, rompe moldes con los cuernos o el abandono de las mismas ante la falta de presencia del padre en el entorno. La venta de la droga o de chatarra aparece de igual manera, la cual compensa con las ganas de los personajes por encontrar trabajos dignos y evitar los perjudiciales.

Conclusión

Entre dos aguas es un largometraje entrañable, que pese a su larga duración atrapa, se hace ameno y deja con muchas ganas de más. De hecho, se trata de un viaje emocional que no se cierra en ningún momento y que no va desarrollándose en la acción apenas, aunque los personajes sufran transformación o al menos lo intenten. Una historia de dos hermanos de raza gitana, donde la lucha contra los estereotipos de la sociedad y la crisis está muy patente.

Escrito por Miguel Angel Romero
https://cinemagavia.es/entre-dos-aguas-pelicula-critica/
Cinemagavia
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10 de diciembre de 2018
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ir al cine no tenía ninguna referencia de esta película, ni de su director. Solo me interesó por estar rodada en mi tierra. Al ver la nota, sentí curiosidad y me fui a verla.
Estoy deseando de acabar de escribir esta crítica para enterarme de algunas cosas que me sobrecogen de la película.
En primer lugar, me cuesta creer que unos actores profesionales puedan llegar a retratar de una forma tan real a unos personajes tan sumamente castizos, con esa jerga, ese acento, esa actitud ante una vida sin muchas expectativas laborales y económicas. Todos los actores sin excepción parecen ser ellos mismos, Más que una película de ficción, parece que estemos asistiendo a un documental grabado sin que los personajes tengan conciencia de ello. Son de verdad. Y no solo ellos, todo lo demás: la precariedad laboral a pesar de la riqueza de una tierra como la gaditana, los barrios de chabolas, la miseria y la forma desenfadada de enfrentarse a ella, las relaciones personales, el camino fácil hacia el narcotráfico y, en muchas ocasiones, el único que muchos jóvenes encuentran para tener una vida en la que puedan disfrutar de ciertas comodidades.

Fabulosa la música, que si bien no es necesaria para emocionarnos, acompaña en algunos momentos verdaderamente sobrecogedores.
La fotografía es inmejorable, aunque también es verdad que cualquier objetivo tiene que querer a Cádiz: las salinas, las marismas, el muelle... el mar olía desde las butacas de la sala.

No hay adornos, la realidad, desde el minuto uno en que asistimos a un parto, sin censura nos pone en previo aviso de todo lo que viene después.
crimensan
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12 de noviembre de 2018
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Doce años han pasado desde "La leyenda del tiempo", la película de Isaki Lacuesta cuando Isra y Cheíto eran adolescentes. Ahora Isra regresa a San Fernando para recuperar a su esposa e hijas, pero el paro, la desestructuración familiar, la crisis económica y la carencia absoluta de un futuro esperanzador siguen amenazando la vida de Isra.

Un semi-documental durísimo y desolador en la que se cuenta la historia de dos personas donde no consigues distinguir la ficción de la realidad, pero que nos muestra la verdad de una parte de España con muy poco futuro.

Isaki Lacuesta después de ganar la Concha de Oro en San Sebastián en 2011, con "Los pasos dobles" un film que no tuvo ninguna repercusión comercial y que muy poca gente vio. Vuelve a alzarse con el máximo galardón en Donosti con este nuevo film, lo que demuestra que es muy reconocido en los ambientes de Festivales donde este cine-denuncia es muy bien acogido. Bajo mi modesta opinión las otras tres películas españolas a concurso "El Reino""Quien te cantara" o "Yuli" están a años luz.

Sus 139 minutos de metraje se terminan haciendo pesados y aunque reconozco sus valores, no termino de entrar en este tipo de narración cinematográfica, con esos diálogos repetitivos y que parecen totalmente improvisados, esa cámara al hombro que sigue continuamente a los personajes por tiempos muertos. Todo un testimonio social en el que puedes entrar y emocionarte o aburrirte a partes iguales.
Destino Arrakis.com
videorecord
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12 de octubre de 2018
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A las 12:00 cambiamos de cine y volvimos a la mastodóntica y siempre deseada Sala 1 del Kursaal para ver no sólo la película española que más anticipaba de la Sección Oficial, sino una de las películas a las que más ganas le tenía de todo el festival: el nuevo trabajo del infravalorado a nivel popular Isaki Lacuesta Entre dos aguas, secuela tardía de la maravillosa La leyenda del tiempo que continúa la vida de aquellos personajes doce años después. Isra, ya con veinticinco años, sale de la cárcel, dónde ha estado encerrado por narcotráfico. Cheíto, su hermano, se ha enrolado en la marina, y regresa de una misión de muchos días en Somalia, reencontrándose con su hermano en la Isla de San Fernando en la que nacieron y todavía viven con sus familias. Isra desea recuperar el favor de su mujer y de sus tres hijas, y para ello tendrá que encontrar un trabajo en un mercado laboral que le cierra sus puertas. En el recuerdo de ambos sigue latente la dolorosa y violenta muerte de su padre. Una nueva muestra del estilo de documental ficcionalizado que Lacuesta ya perfeccionase hace unos años, esta vez con un relato plenamente ficticio. Isra y Cheíto, aunque en ocasiones resulte increíble de creer, son ahora más actores de lo que nunca lo fueron. Una película abarrotada de verdad, de vida y de sentimientos, que de nuevo deja que sea el encanto innato de sus héroes lo que enternezca a la audiencia, logrando en el caso del que escribe estas líneas sumergirme por completo en el universo que se presenta en pantalla por mucho que el tema no me interese a priori. Lo cual no quita que a nivel de lenguaje el filme sea intachable, su dispositivo narrativo funciona como un reloj y tanto la realización nos deja bellas estampas como el uso de la música mejora las cualidades expresivas del montaje. Si La Leyenda del tiempo hablaba del Flamenco como medio para expresar los sentimientos, Entre dos aguas hace las veces de diálogo con aquella, sustentado, como no, en el paso del tiempo y sus consecuencias. Del cargo de conciencia, de la responsabilidad y de asumir las consecuencias de las decisiones pasadas. Bien es cierto que es imposible disfrutar con la película si no empatizas con sus personajes, y es difícil disfrutarla por igual si eres un espectador de otra nacionalidad sin referencias de la cultura local. Es una película larga y reiterativa por momentos, con instante en los que se enfatizan mucho los temas. Pero esto no resta la evidencia de que es una película excelente, y la Concha de Oro de este medio.
Néstor Juez
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