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When We Were Kings: Cuando éramos reyes

When We Were Kings: Cuando éramos reyes
1996 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Muhammad Ali, George Foreman, Don King ...
7,7
5.159
Documental Estados Unidos, 1974. La resaca del Watergate y la dimisión de Nixon, el activismo negro y, sobre todo, los míticos combates de boxeo -especialmente el de Muhammad Ali contra George Foreman en el Zaire- en los que Ali, un hombre negro llegaría a ser un símbolo para su raza, son el telón de fondo de este documental. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
29 de septiembre de 2006
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este documento es, bajo mi punto de vista, una auténtica obra de arte. El director fue, poco a poco, y casi sin dinero, montando este filme documental en el que se narra la épica batalla entre Muhammad Ali y George Foreman, considerada para muchos como el mejor combate de la historia del boxeo.

Yo, apasionado de este deporte, después de haber visto gran cantidad de reportajes sobre la vida y obra del autoproclamado 'más grande de todos los tiempos', considero este documental como básico e imprescindible en cualquier videoteca que se precie, tanto si te gusta el boxeo como si no.

Desde el punto de vista estrictamente deportivo es excelente, ofreciendo gran cantidad de imágenes tanto de los entrenamientos como del combate, y si lo que queremos es observar la situación política del momento tampoco se queda corto.

Este mismo director público otro documento histórico como fue el concierto dado unos días antes del combate por B.B. King, en el cual podemos ver a Ali entre el público. Se título 'Sweet 16', y esta a la venta en DVD por cuatro perras. También imprescindible.


Saludos.
Duane_Barry
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2 de octubre de 2008
26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
El boxeo nunca ha formado parte de mis deportes favoritos, pero como buen mitómano yankee siempre me he sentido poderosamente atraído por las hagiografías de sus iconos más representativos, héroes del cuadrilátero incluídos. Resulta fácil deducir, por consiguiente, que Cassius Clay aka Muhammad Alí forma parte de ese ‘hall of fame’ privado donde también figuran por derecho propio monstruos de la talla de Elvis Presley, Gary Cooper, Martin Luther King o Michael Jordan. Podría citaros muchos más, pero no quisiera aburriros. Centrémonos en Alí, el más grande.

“When we were kings” tenía que gustarme por narices, pero lo que no me esperaba en absoluto es que además de disfrutar del peculiar estilo pugilístico de Alí, de su dimensión profética y de sus inconfundibles bravatas también lo hiciera gracias al planteamiento narrativo y visual de este magnífico documental. Un documental que gira en torno a un combate legendario que dio la vuelta al mundo y que consagró a Alí como uno (si no el que más) deportistas más grandes de la historia.

Gast consigue transmitirnos con inmejorables resultados la extraordinaria trascendencia de aquel combate celebrado en Kinsasha (Zaire) entre George Foreman y Mohammed Alí, haciendo especial hincapié en los prolegómenos y tensión previa del acontecimiento en cuestión. Me estoy refiriendo a los entrenamientos, a los preparativos, a las ruedas de prensa, a los contratiempos, a la situación políticosocial del país y al día a día de ambos contendientes. Estoy convencido de que esa minuciosa profundización en las enormes expectativas que generó el mítico enfrentamiento entre Alí y Foreman en 1974 es la mejor cualidad de un documental que engancha desde un buen principio y que te proporciona progresivamente un subidón de adrenalina brutal. Parte de culpa la tienen, eso sí, B.B. King y James Brown. La intervención de estos dos dioses de la música negra como teloneros de lujo en susodicho evento constituye, por si solo, motivo suficiente como para realizar otro documental paralelo. Sin embargo, el orgasmo colectivo no sobreviene hasta que llega el día D y la hora H: el aguardadísimo momento de partirse las caras.

Llegados a este punto no nos queda más que babear un rato ante el mejor combate de boxeo de la historia. Las imágenes de ese descomunal choque de trenes son la reostia. Os lo juro. Ver a dos colosos como Alí y Foreman repartiéndose ‘mantecaos’ en un ring constituye un espectáculo inenarrable. Hay que verlo. De nada sirve que te lo hayan contado. Una verdadera pasada.
Taylor
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17 de junio de 2008
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como Spike Lee comentaba, “Muhammad Ali era un raro espécimen: era guapo, atlético, el más fuerte, el más rápido, carismático”, era único. Su boxeo era elegante, único, impredecible con un juego de piernas incomparable, unos puños increíblemente veloces para su peso: era un “peso pluma” de 100 Kg. Y su cara casi no se hinchaba en el ring.
Socialmente era igual de admirable. Aun a riesgo de sacrificar su carrera por sus ideales, no renunció a ellos en ningún momento. Un genio de la verborrea, un personaje de película, uno de los grandes de la historia del deporte. Ese era Ali. Alguien como él merecía un largometraje a su altura. Y en “Cuando éramos reyes” se consigue, superando las expectativas.

Tras ser marginado y castigado injustamente por su propio país (guerra de Vietnam) y con un físico que ya no era el mismo que cuando derrotó a Liston, nadie esperaba que el desenlace que se iba a producir. Allí en el antiguo Zaire, un inestable país gobernado por un represivo dictador, el interesado Don King había conseguido el combate del siglo: Ali VS Foreman.

Foreman, La Bestia. Un boxeador cuyos oponentes no duraban más de dos asaltos en pie. Una de las mayores pegadas, uno de los que más victorias acumulan por K.O. de la historia, aquel que derrotó al genio Frazier en dos asaltos. Cualquiera temblaría si se tuviera que enfrentar a una mole como él.
Viendo todos estos datos nadie apostaría por el viejo y fanfarrón Ali, pero este hizo uso de algo que nadie esperaba necesitarse en boxeo: la inteligencia.

Fuera del cuadrilátero. Puso a su favor a todo un país: se relacionaba con gente de a pie, daba coba a los zaireños, utilizaba una de sus mejores virtudes: la palabra. Toda una comunidad contempló a Ali como un héroe y a Foreman como el villano, el cual no hizo mucho por remediarlo: se recluyó en su hotel durante toda su estancia en Zaire. Así en el combate, la gente ensordecía el estadio con la frase “¡Ali bomaye!” (Ali mátalo); el daño mental que sufrió Foreman con esta frase decidió el combate.

Dentro del cuadrilátero. Cassius Clay realizó una de las estrategias más brillantes de la historia del boxeo; hizo creer a todo el mundo que iba a “bailar”, a moverse como solo él sabía cuando su estrategia era bien distinta: provocar y cansar al contrincante y posteriormente machacarle. Todo a pedir de boca, tras un mes de continuas fanfarronadas y pestes hacia Foreman, este explotó en el ring, pero Ali “no bailaba”; aunque Ali no desfalleció ni un momento y “pico como una abeja” durante todo el combate. Cuando llegó el octavo asalto una ráfaga de golpes llegó al cansado George, y Ali venció por KO. El “¡Ali bomaye!” nunca resonó tan alto.

Un documental de gran valor histórico, sociológico y político retrato de 1974, una época de activismo negro en la que Muhammad marcaría un antes y un después para su raza: todo un fenómeno que va más allá de un combate de boxeo.
joruji
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4 de octubre de 2008
35 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muhammad Ali probablemente, haya sido el deportista más carismático del siglo XX y una de las personalidades más influyentes, no sólo en el deporte, sino de la comunidad negra junto con Malcolm X, Nelson Mandela y Martin Luther King.
Boxeador genial, prepotente , presumido, orgulloso, seguro de sí mismo, se atrevía a pronosticar antes de los combates el asalto en el que iba a hacer besar la lona a sus rivales y en muchas ocasiones acertó, lo que daba muestra de su calidad y superioridad pugilística.
Se llegó a decir de él que "Muhammad Ali fue tan grande como él decía que era".
Pero en la carrera de Ali hay un combate que hace asaltar mis dudas sobre su veracidad 34 años después de que haya acontecido, precisamente el que nos retrata este maravilloso documental, su enfrentamiento con el gigante George Foreman, imbatido hasta el momento y que contaba por KO casi la totalidad de sus combates.
El combate de Kinshasa lo he visto en multitud de ocasiones y a medida que lo reviso tengo serias dudas de que Foreman no permaneciese bajo los efectos de alguna droga, puesto que desde el primer asalto sus movimientos y puñetazos hacia su contrincante son en cámara lenta, lanzando sus manos hacia ninguna parte, como si no quisiese castigar a su oponente, sinceramente, un hombre de la pegada de Foreman que había destrozado en dos asaltos al mismísimo Joe Frazier( lo llegó a derribar hasta en 6 ocasiones), el verdadero enemigo pugilístico de Ali, no podría hacer pensar que el combate llegaría al octavo round.
La táctica de Ali de dejarse pegar ante uno de los mayores tanques de la historia es totalmente inverosímil, yo he visto pegar a Tyson en su época de esplendor y desde aquí aseguro, sin atisbo a equivocarme de que, si algún boxeador hubiese utilizado dicho planteamiento ante el "Terror del Garden" hubiese acabado el combate en una caja de pino.
De todos modos no me hagáis mucho caso, ni tan siquiera me creo que el hombre haya llegado a la Luna...
SALMANCINE
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2 de octubre de 2006
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Incluso para un profano en esto del deporte del boxeo como yo le resultará de especial interés este documental en torno a la figura del emblemático boxeador estadounidense Mohammed Ali.
Un hombre tan extravagante como carismático que se autoproclamó defensor de su raza e hizo todo lo que estuvo en su mano para unir lazos con sus hermanos africanos.

“Cuando éramos reyes” se centra en el último gran combate de Ali, aquel que en 1974 lo enfrentó contra George Foreman en la capital del Zaire, Kinshasa. A través de diversas entrevistas conoceremos de primera mano como era realmente Ali, a que se debía su en ocasiones extraño comportamiento y hasta que punto estaba involucrado con la política y religión que profesaba.

Viéndolo uno se da cuenta el por qué un personaje tan convulso y polémico sigue siendo venerado por una legión de fans que ven en él un icono mundial, un rey en el ámbito del deporte pero cuya prioridad siempre fue defender los valores y la integridad del hombre negro conquistando a todos con su extraordinaria oratoria.
William Munny
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