Mi vecino Totoro

Mi nota no será demasiado alta por un motivo: esta película me ha pillado demasiado lejos de una edad mas inocente. El guión es simplísimo, y puede decepcionar a muchos adultos que piensen que van a ver un film dedicado a ellos. Ojalá la hubiese visto de niño, y ahora la recordaría como una de las películas más mágicas que jamás ví... Ojalá en algún recuerdo de mi infancía habitasen aún esas dos niñas que se comportan como auténticas niñas, y esos fantásticos y amistosos seres que pueblan las historias del maestro Miyazaki... Ojalá recordase la melodía de cualquiera de las pegadizas canciones que abren y cierran este cuento sin moralejas!...
Como adulto, sólo puedo decir que el guión casi que no díce nada, pero que el dibujo es tan preciosista como de costumbre en esta productora.
Como adulto, recomiendo a todos los que tengan a algun niño al que quieran que le regalen un hermoso recuerdo que puede durar toda una vída..

Como platos se quedan mis ojos cada vez que asisto a la proyección de una película Ghibli (¿no creen que este estilo se merece un adjetivo propio... algo así como... "ghibliniano"?).

Esta vez orientan la historia más hacia el público infantil pero, a diferencia de otros estudios, son capaces de mantener al adulto pegado a la butaca y arrancarle unas cuantas risas.

Numerosos seres sobrenaturales cohabitan con las personas reales, escondidos en el tronco hueco de un árbol o en madrigueras ocultas.

El otro día Totoro, lo más parecido a un conejo de tres metros de altura que he visto, vino a echarme una mano porque se me estropeó el coche. Llamó al gatobús y asunto resuelto. Te juro que no fue un sueño, de verdad... pregúntaselo a mi hermano pequeño si no te lo crees.
Bueno, puede que lo soñara. Lo cierto es que desde que vi esta película ya no limpio el polvo de mi casa como antes.

Me han encantado los personajes más que la historia misma, Satsuki está envuelta en una madurez increíble que no la hace perder para nada su picardía infantil, va dando saltitos, bailando, riendo, es hermosa!!! y que decir de su hermana pequeña que no para de sonreír y de juguetear. Pero amigos míos como no van a ser así de encantadoras estas niñas si han sido educadas por un padre tan comprensivo, amoroso y encantador, y la madre aunque sale poco va por el mismo camino.
Los vecinos ayudan sin pedir nada a cambio, solo por el placer de servir, la Nanni es encantadora la que nos gustaría tener por abuela y todos los demás personajes que con inocencia están pendientes del prójimo en animo amigable y solidario.
Donde se ha visto que llegue un vecino nuevo y tenga esa amabilidad de presentarse y sentirse en su barrio como que ha entrado en una gran familia? más bien es al contrario.
Ojalá nuestra cultura reservada, que siempre está a la defensiva e irónica se pareciera un poco más a este mundo que ha creado Miyazaki ya que si fuese así estoy segura de que este mundo sería mucho más amable y maravilloso.

Todos aquellos que alucinamos con esta soberbia película de Miyazaki tenemos dificultad para explicarle a los demás porqué es tan buena, ya que su guión es realmente minimalista, y la historia, contada de palabra, parece bastante infantil.

Pues bien, para mí la clave está en sus personajes. La construcción de los personajes que hace el maestro japonés a base de diálogos y acontecimientos es realmente maravillosa. Un ejemplo para todo aquel interesado en cómo se crea un personaje en cine. Desde Mei y Tsatsuki, las niñas protagonistas, hasta los secundarios, como su padre o los vecinos de ese bucólico campo japonés de los 50, cuentan con escenas maravillosas en la película, en las que se vislumbra el fondo del alma de cada persoaje.

Las dos protagonistas están recreadas con un mimo y un detalle en su forma de ser y actuar que en ningún momento dudamos de que Mei y Tsatsuki existan de verdad: son niñas de carne y hueso. Ni la más precoz de las actrices "de verdad" podría jamás aproximarse a la interpretación de estos dos personajes, de los que uno queda encandilado al momento.

De nuevo Miyazaki, como quien no quiere la cosa, con un cine sencillo, sobrio, y sin pretensiones aparentes, nos deja otra maravilla del séptimo arte que, algún día, será valorada como merce.

El maestro japonés Hayao Miyazaki ha logrado transmitir toda la ternura e inocencia de la niñez en una película que no pasará de moda y que sin duda alguna debe ser vista por todo aquel que piense que Anime es sólo sinónimo de violencia y sexo...
En este film, un sencillo guión y mucha creatividad, colores y magia son capacez de llevarnos a un mundo donde no existe maldad y las aventuras de dos niñas y un inolvidable espíritu del bosque nos despiertan las mas profundas emociones...