África

Rarilla película española con unos (creo que) debutantes Zoe Berriatúa y Elena Anaya jugando a ser adultos y cayendo en los más estrepitosos abismos de perplejidad adolescente. Ambos actores y sus personajes tienen un punto perturbador que contribuye a acrecentar la atmósfera de agobio e inquietud que se desprende de todas sus escenas. Lo más logrado de la película es que todo el rato parece estar a punto de pasar algo horrible, lo cual te mantiene no sólo en tensión, sino con un mal rollo en el cuerpo considerable. Ungría por desgracia no parece tener muy claro de qué nos quiere hablar, más allá del ambientillo chungo.

De todos modos y aunque nunca estarás muy seguro de qué te están contando aquí, la película resulta una incursión curiosa y correctamente realizada en terrenos que el cine español no suele transitar y sólo por eso, merece la pena un vistazo.

Un a priori esperanzado regreso de Ungría al largometraje tras "El desastre de Albania"; a posteriori un tibiamente esperanzador resultado. "África" podía haber sido la excelente película que lleva dentro y que Ungría hubiera sido capaz de lograr si se hubiesen compensado debidamente sus tramas y subtramas, su guión, las situaciones, lo básico. Y es que "África" (título acertadísimo en su valor metafórico, pues si bien el personaje central es el de Berriatúa, son África como continente por la pasión de éste por el atletismo, y África, el personaje interpretado por Elena Anaya, como el ser del que se enamora e idealiza y que le hace activar un aidea asesina, las piedras angulares de la película) plantea una doble trama (o hasta triple): un drama familiar, una intriga en la que se plantea asesinar al padre (Arias) porque a Anaya no le cae bien que salga con su madre (Carmen) y porque Berriatúa sospecha que ha matado a su alcohólica madre, y la historia iniciática de Berriatúa al lado de la experta adolescente África. Mal compensada, las tres tramas acaban por devenir en la inverosimilitud y a estorbarse, y pese a momentos logrados gracias a las buenas interpretaciones y al empleo de una sugerente música africana, queda "África" como una aceptable película, algo frustrante y más bien tópica, sin llegar a ser el buen film original que, como mínimo, debió ser.

Si tratamos de definir de alguna manera esta película, la podríamos calificar como una interesante propuesta desde el punto de vista argumental que se va a pique por culpa de una pésima dirección y una total ausencia de armonía entre personajes y temas. Cierto es que la relación entre ambos chicos entre ellos y hacia la relación de sus padres, con la planificación de un asesinato de por medio; resulta un soplo de aire fresco en un cine español excesivamente embebido en su ya tradicional sota, caballo y rey. Pero las ideas tienen que verse acompañadas por algo que las de sustancia. Mírese, por ejemplo, una trama parecida como "American Beauty" y su extraordinaria puesta en escena.

Del argumento poco más que decir, un chico ve como su madre muere tras un accidente y como nada más producirse ese fallecimiento, su padre incoa una relación con una vecina. Allí, y con la influencia de la hija de esa vecina de la que está profundamente enamorado, empieza a suspechar de que ese accidente fuera provocado por el padre; lo que le hará planear el asesinato del mismo. Al final se producirán una serie de sucesos de los que tengo mi teoría particular explicada en el "spoiler".

La película falla sobretodo en un guión excesivamente plano y poco dado a profundizar en la psique de los personajes. Tambien falla en un director que no consigue conjuntar adecuadamente las diferentes subtramas con las que cuenta esta película. Así mismo, no se entienden algunas escenas pretendidamente cómicas muy fuera de lugar y en las que se abusa del humor casposo tan propio de nuestro cine.

Lamentar la participación de un Imanol Arias que desentona en todo momento y vuelve a confirmarme que es un actor tremendamente sobrevalorado, al que le faltan enormes dosis de naturalidad. Del resto de los intérpretes, destacar a unos excelentes Zoe Berriatúa y Elena Anaya a título individual, pero que no muestran absolutamente ninguna química entre ellos.

Correr. La madre muerta. Jamón, jamón. Los cuatrocientos golpes. La soledad del corredor de fondo.
Obsesivo compulsivo que huye de la realidad corriendo y que se hace daño, también es masoquista como desesperada salida, para no tener que tomar decisiones difíciles, en lugar de ir hacia delante o hacia fuera, gira el dolor, se atasca en sí mismo, hacia dentro.
África, ese continente, es el mito romántico, el pobre, Abebe contra los ingleses, que se enfrenta al poderoso y lo derrota en su terreno, David contra Goliath, el eterno, gran combate.
Elena Anaya es la femme fatale o la Lolita que lleva a la perdición a los hombres, concretamente a este santo inocente, loco de atar, a través del sexo.
Vidas desarraigadas, barrio pobre, alcoholismo, drogadicción, atracos, muertes, marginal sexo, de todo un poco.
Ungría no sabe muy bien lo que hacer con tanto meollo y escombro, recoveco e infierno y al final se nota demasiado, el último tramo es bochornoso. Quiere llamar la atención acumulando excesos, exageraciones y disparates, sal gorda, realismo apestoso. También pretende meterse en la psique de un enfermo, retratar su desarreglo, su posible esquizofrenia, oye voces, ruidos, africanos tambores, manga por hombro.

Insípido drama de barrio marginal que cuenta de modo paralelo la historia de dos parejas de distinta generación pero semejantes entre sí. Por un lado los adultos que tienen hijos y ni se sabe por qué, un hijo no es sólo concebirlo, parirlo y ya, los tienen a su lado y ni saben por qué, les estorba, no les ofrecen educación ni posibilidades y mucho menos les da buenos ejemplos, luego se decepcionan cuando no salen como quieren y los humillan y desprecian, pero es que ellos tampoco son buenos ejemplos. Por otro lado, los jóvenes, con padres viciosos, egoístas y mezquinos, sin posibilidades para sobresalir y rodeados de sexo, mezquindad y drogas, sus únicos referentes son los adultos que no son buenos referentes. Si a eso se añade la típica rebeldía de la edad (y alguna que otra inestabilidad mental) pues pueden surgir cosas inverosímiles. Esa sensación de que la pareja adulta de la película eran como la pareja joven cuando jóvenes, y la pareja joven será como la pareja adulta cuando mayores no te abandonará en todo el film. Posiblemente ocurrirá lo mismo con la nueva generación, en un ciclo sin fin.

En cuando a la película en sí, está bastante bien rodada, los planos son muy buenos, una técnica impecable, aunque la actuación de Zoe Berriatúa y su personaje puede llegar a ser agotador en algunos momentos.

El final un poco forzado y descolocado, incomprensible que después de la gravedad de los acontecimientos que ocurren en el film, se muestre un final inocuo, donde todo sigue igual y tan familia como siempre. Supongo que entre familia hasta los "rocecillos" más gordos se perdonan y aquí no ha pasado nada. Al fin y al cabo, no hay familia que se precie que no tenga "ciertas" discrepancias en ciertos aspectos, y eso ocurre hasta en las mejores familias.