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Mal Nosso

Terror Un hombre puede comunicarse con los espíritus y uno de ellos le dice que el alma de su hija está en peligro porque un demonio quiere destruirla. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
28 de diciembre de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rara, sórdida, confusa, irregular, teatral, fallida en varias partes, pero con algunas escenas sumamente perturbadoras, aunque son las menos y no compensan los momentos muertos.
Interpretaciones sobrias.
La premisa es interesante, incluso el final, pero el desarrollo es aburrido y mediocre.
Manuel
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25 de julio de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me considero un amante del cine de terror y esta vez quise experimentar con esta película brasileña y me dejo un sabor muy amargo, viendo un par de criticas positivas pensé que me iba a gustar algo pero en realidad no fue así me engañe a mi mismo.

Creo que el director Samuel Galli intenta realizar dos películas en una como ya se ha visto en numerosas ocasiones, pero en realidad el guión da mucho que desear, el asesino serial da mas repugnancia que miedo no sé si fue algo personal pero no me inspiro algo positivo su personaje, pienso que los crímenes están de más, se quiere centrar en una película de posesiones y exorcismos y no vi nada de eso, se salva capaz un poco los efectos especiales, pero en realidad me pareció una película confusa y rara en el mal sentido, porque me gustan las películas raras, lo malo es que está quiere tomar bastante de esas películas de ese estilo y termina haciendo un bodrio total sin sentido, lo siento esta vez voy a ser lapidario me esperaba mucho más, esos ochos me engañaron vilmente.
Javiji86
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9 de agosto de 2020
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Film brasileño de terror, que en sus primeros minutos nos hace creer que se trata de una película slasher, pero casi sobre la mitad toma un giro hacia lo sobrenatural de lo más interesante.

Arthur busca a través de la “Dark Web” (término que se utiliza para el área más profunda de internet, donde se encuentra contenido ilegal) un asesino en serie para que ejecute un plan relativamente fácil para el asesino. Lo que más adelante se descubre es qué Arthur posee poderes sobrenaturales, y que su plan con el asesino tiene otros fines.

Aunque la idea central de la película es bastante clara; el guion por momento decae, pero el director hace un buen trabajo al mantener el suspenso y no dejar que retiremos la mirada de la pantalla.

Al final, podría decir que es una buena propuesta sobre los “finales felices”
Érase un Alejo
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26 de agosto de 2023
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Se trata de una película brasileña, con un argumento muy similar al de El sexto sentido (por supuesto, con alguna diferencia que dejaré averiguar a aquellos que la vayan a ver), pero en una especie de versión algo cutre. Por lo tanto ni los guionistas ni el director se han partido la cabeza con el tema del guion: una parte de él ha sido tomado directamente de El sexto sentido.

Aún así, la película entretiene: ayudan a ello una banda sonora inquietante, algunos momentos de pegarte un sustillo, una atmósfera bien recreada y en ocasiones malsana, y sí, también alguna actuación decente (todo dentro de ese cierto aroma a cutrez, por supuesto).

Por lo tanto, le pongo un 5, sobre todo porque entretiene, y no termina de hacerlo del todo mal cuando de recrear esa atmósfera malsana se trata.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Felixmarte de Hircania
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14 de noviembre de 2018
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: la deriva de la película (exactamente a partir del ecuador) hacia una controvertida e inesperada vertiente, y es que la arriesgada labor de realización del autor en este su debut detrás de las cámaras en un largometraje se traduce en la patente de un producto más que notable sin apenas localizaciones ni recursos (paradas de autobús, bañeras de lavabo y ventanas de habitación son los elementos más destacables), sorprendiendo sobremanera de por sí y más aún si se procede al visionado sin conocer nada del mismo; la primera (las siguientes también pero en menor medida) secuencia del circo (qué gran oración la que versa “todo artista necesita su público”) sostiene por sí sola la trama al revelar el origen sensitivo del dotado con dicha cualidad (la confesión de “percibimos frecuencias como la radio” es tan oportuna como la comparación de los sujetos con el azúcar y la sal, aparentemente idénticos pero sumamente diferentes en esencia) cuando bordea el suicidio para comenzar a salvar las almas buenas y condenar las malas, reafirmando y consagrando la cinta dentro del siempre preciso subgénero de culto al tiempo que considerarla la versión ultravigorosa de El sexto sentido (con matices de El exorcista) se antoja muy acertado (qué gran verdad que “las personas especiales nacen para sacrificarse”); el guión, que horroriza e inquieta sin remedio, se desarrolla sin respetuosas concesiones ni absurdos diálogos (de hecho ni una sola palabra se pronuncia hasta bien avanzado el minuto doce) para evidenciar que cada cual obtiene su merecido, de una forma u otra, por los actos que comete y que sus demonios (tal vez explícitos) le perseguirán hasta darle caza y ajusticiarle en un destino, valga la redundancia, equitativo (esa misteriosa fuerza superior a la que cualquiera implora ante grandes adversidades se despliega hasta humanizarla), tratándose de una lección de vida a raíz, aunque parezca contradictorio (nada más lejos de la realidad), de la muy temida muerte.

Lo peor: la relación paternofilial (que en ningún caso es tal sanguíneamente) se limita a una educación capital e imaginaria, suscitada por una acción claramente ilegal disfrazada de forzosa protección cuya impunidad resulta tan alarmante como la proeza de que un difunto caiga al suelo desde cierta altura manteniendo la postura en todo momento como, en efecto, se observa en una de las escenas más rudas de todas; la aceptación de un contrato de sospechosa naturaleza (tal es así que cobro, explicación y ejecución son en diferido) por parte de alguien que, teóricamente, es considerado el mejor en su sector, concretamente el asesino en serie más apático y despiadado del mundo (“era tirador y ahora trabajo con carne” y “odio a la gente” son algunas de las lindezas con las que alardea), algo totalmente discordante; la relación lésbica plasmada tiene tan poca cabida como el vídeo de presentación del sicario anteriormente aludido, el cual destila violencia sin otro particular que el de herir sensibilidades.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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