La historia de Esther Costello

Basada en la obra de Monsarrat, famoso escritor Británico y hoy casi olvidado, La historia de Esther Costello estaba inspirada en la historia real de Helen Keller, una chica aquejada de ceguera y sordera y que merced al esfuerzo de Anne Sullivan, consiguió salir adelante.
Por tanto ésta película guarda muchas similitudes al menos en su primer tramo con El milagro de Anne Sullivan, aunque la que nos ocupa es predecesora de la obra de A. Penn.
La cinta está muy trabajada tanto en el aspecto técnico como en el plano emocional merced a la pareja femenina Crawford-H. Sears, que dan hondura a sus personajes trasladando al espectador el calado emocional que desprende la historia.
En su segundo tramo entra en escena el personaje de Rossano Brazzi que pondrá el contrapunto turbio y donjuanesco a una obra que además tiene un guion muy elaborado combinando la trama de educación y aprendizaje con la subtrama de pasión prohibida que desprende el personaje de Brazzi.
Sin duda una cinta muy recomendable y que ha permanecido en el ostracismo al menos en esta página donde los escasos votos que atesora (al menos a fecha de hoy) no le permitan tener siquiera nota media.
No quiero dejar pasar la ocasión para dar las gracias a mi amigo M.Escobar que fuel el que tuvo el buen gusto de recomendármela.

Cinco años antes de que se rodara El milagro de Anna Sullivan, dos años antes de que se estrenara la obra de teatro que catapultó a Anna Bancroft y Patty Duke, se rodó este interesante melodrama que en manos de Douglas Sirk hubiera funcionado notablemente. Joan Crawford se apunta un tanto con uno de los pocos personajes de buena que hizo en su larga carrera, quizá para redimirse de las relaciones que tenía con sus hijos adoptados en casa, pero a diferencia de Sullivan-Bancroft, su altruismo y tenacidad, están teñidos de frívolos viajes en los que estrena diferentes vestidos y en los que ejerce más que nada de ventrilocua de la joven Esther Costello, excelente Heather Sears, casi un robot hierático que sabe desprender con excasos gestos, humanidad, inocencia, enamoramiento y alegría en un rol de ciega, sorda y muda que ya quisiera Meryl Streep para su curriculum.