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Gente en sitios

Comedia Rodada sin presupuesto y cámara en mano, "Gente en sitios" es un "relato caleidoscópico" que recorre la comedia, el drama, el relato social, el terror y el surrealismo con el denominador común de "la irreductible poesía de la condición humana frente las embestidas de lo extraño y lo caótico". (FILMAFFINITY)
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
28 de enero de 2014
108 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas personas, muchos sitios, muchos fragmentos sin nexos de unión, muchos personajes desfragmentados, y sobre todo: aire, libertad, novedad.

Un soplo de aire fresco. Una parada en el camino para que te sientes, bebas agua, respires y veas las cosas desde otro punto de vista.

Lamentablemente, todo aquello que resulta incomprensible al espectador, su primera reacción es la descalificación y el insulto. Cómo si la falta de comprensión o de tolerancia, atentara personalmente contra él. Se confunde incomprensión con el miedo que no da tener total libertad. Porque no es una película complicada, ni difícil de entender. Pero le otorga al espectador una libertad a la que no está acostumbrado, para que cada uno la interprete a su manera. Quizás deberían enseñarnos a volver a andar…

La película es una sucesión de sketches, donde se mezclan historias dramáticas y tremendamente divertidas dentro del mundo del absurdo.
Y de repente nos encontramos en un taxi cargado de lógica y lucidez escuchando verdades como puños.

Y entre el surrealismo y reflexiones sobre la decencia, una persona enseña a caminar, beber y dormir.

“El cine representa como nos vemos a nosotros mismos y cada vez hay más películas de zombies…”
play it again Sam
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29 de diciembre de 2013
45 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno sale del cine algo perplejo y no sabiendo bien si ha asistido a un una tropelía descarada o a una valiente obra que ahonda, se arriesga y desafía las convenciones habituales. O un popurrí de todo eso. Porque de forma concluyente solo una cosa es cierta: es una película episódica y, como tal, es muy irregular, con fragmentos que funcionan muy bien desde el humor o desde lo desasosegante y excéntrico o desde la descarada provocación a los convencionalismos. Pero hay otros fragmentos más deslavazados, algo tópicos, bastante burdos o totalmente fallidos. Irregularidad que, sin embargo, suma, porque estamos ante una propuesta arriesgada y poco convencional que hace de su rareza virtud y de su juego su razón de ser.

Quizás la película peca de ser demasiado literaria (trata de trasladar el relato corto al cine, no siempre con fortuna, ya que el guión es muy irregular y falto de una mayor depuración y exigencia) y demasiado deudora de los arbitrarios gags televisivos (un ‘todo vale’ que equivale a nada vale nada o cualquier basura puede pasar por bisutería) de la más baja estofa – como el patético episodio sobre el supuesto gay y el tribunal familiar al que se enfrenta.

Muy irregular factura (esa cámara en mano y esa estética cutre de video de fin de carrera) y los muchos rostros conocidos que aparecen – está casi todo el cine español de los últimos quince años, así como algún actor de teatro – creo que dañan y devalúan la propuesta al ofrecer un experimentalismo formal desde un convencionalismo de marca reconocible que no casa nada bien y genera más rechazo que complicidad, al menos en mi caso, ya que parece alardear más de lo bien conectado que está el productor o director y no avala la valía intrínseca del proyecto o la confianza que se tenga en él.

En definitiva, admiro aquellos episodios logrados donde se ofrece un atisbo juguetón sobre el misterio, las expectativas convencionales, lo inquietante y lo arbitrario, pero me irrita tanto desaliño y tanta autocomplacencia donde parece que el cine tildado de experimental permite ofrecer cualquier cosa, sin un mínimo de autocrítica o de exigencia hacia la inteligencia del espectador, como si tuviéramos que rendirnos a la idea (por fallida o irregular que sea) por el mero hecho de ser novedosa, y no podamos evaluar los resultados desde una reivindicación sana del asistente que paga por dejarse llevar hacia algún lugar, por loco que sea, pero desde un necesario respeto. Quizás hubiera funcionado mejor directamente para televisión (aunque parezca un desdoro) pero para cine le falta un hervor y una mayor exigencia crítica y le sobra prepotencia y convicción de ser la repanocha de listos. Interesante, sugestiva, refrescante… pero difícil de recomendar o alabar.
antonalva
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27 de octubre de 2013
83 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es como la hora de José Mota, pero en malo. Sin gracia, sin interés, mal iluminada, peor montada y con un aspecto de desidia absoluto.
¿Por qué, entonces no le doy un 1? Pues porque me siento preso del síndrome "El traje nuevo del emperador", que me impide otorgarle la peor puntuación posible. Este síndrome afecta a muchos, y en casos extremos, como los críticos de renombre -casualmente amigos y compañeros de juerga de Cavestany en muchos casos- que la han aplaudido, les afecta seriamente.
Por no apartarme del tono serio de esta crítica: si este es el film más fascinante del año en el cine español, como dicen algunos, entonces es que el cine español ha muerto o no existe ya. Este films es un bodrio, una película que refleja lo que pudo ser y no fue. Con estupendas ideas malogradas siempre en su desarrollo. Una tontería absoluta, indigna del tiempo que nos roba durante su visionado.
Y sí, tiene un reparto estupendo... pero nadie tiene un papel de más de dos minutos en pantalla, por lo que tirar de amigos no vale Por mucho que esos amigos sean excelentes actores.. y al final Coque Malla les gane la partida a todos.

En fin, de nuevo afirmo: bodrio catedralicio.
Fendetestas
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3 de enero de 2014
62 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salgo del cine con la sensación de haber sido víctima de una broma de mal gusto. “Gente en sitios” es una colección de “sketches” que supuestamente invitan al espectador a reflexionar sobre la incomunicación de nuestro tiempo… Pues bien, lo que me encuentro es una cadencia de situaciones más o menos rutinarias, más o menos estrambóticas, más o menos absurdas, pero de ningún modo ingeniosas ni estimulantes. Además, las historias se “plantean”, sólo en algunos casos hay un mínimo desarrollo argumental, y casi nunca hay un cierre que pueda considerarse desenlace. Es decir, se trata de plantear un montón de escenas “chungas”, nunca brillantes, y dejarlas colgadas en el momento en que al guionista de turno se le ha quedado seca la materia gris, que suele ser bastante pronto. No puedo salvar ni un solo gag que me haya parecido inteligente u ocurrente. Me he quedado con la sensación de que esta película podría haberla hecho yo, y lo digo sin ninguna pretenciosidad ni exageración. Es que no tiene nada…

Eso sí, todo ello trufado de cameos de los más afamados actores y actrices de nuestro panorama actual, como pretendiendo darle a esta infumable obra un pedigrí de alto nivel artístico que no tiene. Sólo he sacado dos conclusiones: una, que he perdido el tiempo y el dinero; dos, que Juan Cavestany debe ser un tío macanudo, porque tiene muchísimos amigos en el oficio, que le apoyan a pesar de hacer un cine tan banal. Y mira que venía avisado de pelis anteriores…

Películas como ésta son las que me hacen reflexionar sobre el tema de las subvenciones y la financiación de la cultura…
rober
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1 de septiembre de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez terminada la proyección de la película comenzó la mesa redonda, que contaba con la presencia del propio director. Tras una breve presentación del moderador y una explicación del director sobre aspectos técnicos y anécdotas de rodaje se dió paso al turno de preguntas y así iniciar el debate. El primero en intervenir fue un hombre de mediana edad, enjuto y con aspecto descuidado. Con una voz ciertamente teatral dijo: "Juan, de mayor quiero ser como tú. Quiero ser director de cine. De hecho si lo fuera hubiera hecho exactamente la misma película. Es la película que hubiera hecho" El director sonrió y la sala de cine parecía celebrar la gracieta. El señor enjuto prosiguió en tono más serio y con aire preocupado. "Bueno, hay algo que no es cierto. No es la película que me gustaría hacer, en realidad esa película ya la he hecho yo antes. Entiendes Juan, esta película ya la había terminado de rodar hace varios años y en celuloide. Esta es míííía" Y con una ira inusitada se acercó a las primeras filas sacó una pistola y le disparó a bocajarro, descerrajándole siete disparos. El director calló de la silla y sin que nadie puediera reaccionar, el señor enjuto se abalanzó sobre el baleado y buscó en sus bolsillos. De forma rápida, encontró algo y de un salto súbito se subió a la mesa que hasta hace unos segundos había sido redonda. De pié agitaba en una mano lo que parecían ser unos rollos de celuloide y en la otra seguía amenazante con la pistola mientras que gritaba excitado: "Esta es la prueba, esta es la prueba " refiriéndose al celuloide. Al instante llegó el notario que tras analizar al tras luz el celuloide, certificó que efectivamnete el verdadero autor, no digital, de la película era el señor enjuto. A continuación levantaron el cadaver y el público de la sala pudo respirar tranquilo. Todo el mundo volvió a sus asientos y el señor enjuto continuó con la mesa, de nuevo transformada en redonda, sobre su película.

No sé si esta escena cabría en la película de Juan Cavestany, pero si alguna vez me lo encuentro me gustaría decirle esto, pero sin pistola. Esta es la película que me hubiera gustado hacer, si fuera director, pero como soy panadero me tengo que conformar con la harina. Pero esta película tiene mucha harina, mucha y de la buena. Y me sorprende la ira que ha despertado en algunos escribientes la película de Juan Cavestany. Quizás el desconcierto, lo inconcluso y lo incomprensible provoca mucha crispación. En cualquier caso nunca justifica los insultos lamentables que leído de algunas "críticas" en esta web, por parte de algunas personas, por llamarlas de alguna manera. Lamentable!!

Siguiendo a lo que nos toca. La ventaja que tiene ser director de cine es que puedes sugerir historias, dejarlas inconclusas, trazar unas pequeñas líneas para que cada uno rellene el resto, o no o simplemente se queden en la memoria vagando, sugiriendo, inquietando. Decía que era una ventaja porque yo no puedo sugerir un croissant, no lo puedo dejar a medias y sacar del horno a media cocción. tampoco puedo decirle al cliente, imáginate el croissant, aunque algunos con la cocina "creativa" lo intentan. Pero en el cine estamos habituados que nos cierren demasiado las historias y se nos da mascadita la "solución" como si la vida fuera tan fácil 2+2= 4. A lo mejor es 2+2=.....(//??/%··%$%&/).

Es de agradecer esta película que sugiere, inquieta, divierte, desconcierta y por qué no, invita a ser protagonista, a vernos en un espejo reflejados en alguna sitios, a vernos desorientados entre mensajes y compotamientos que no terminamos de entender, como la vida misma.
Alberto
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