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Custodia compartida

Drama Myriam y Antoine Besson se han divorciado, y ella solicita la custodia exclusiva de su hijo Julien para protegerlo de un padre al que acusa de violento. Antoine defiende su caso como un padre despreciado, y la juez del caso sentencia a favor de la custodia compartida. Rehén del creciente conflicto entre sus padres, el joven Julien se ve empujado al límite. (FILMAFFINITY)
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
7 de octubre de 2017
106 de 115 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se abre la pantalla. En la sala de unos juzgados, un matrimonio recién divorciado se debate la custodia de su hijo. Ellos no hablan: oímos las intervenciones de los abogados de uno y de otro. La jueza escucha, y antes de tomar una decisión en firme la mujer aboga por la custodia compartida. El menor estará con el padre y con la madre según un régimen estipulado de visitas. Desde su asiento, el espectador asume que esa es la solución más razonable. Xavier Legrand consigue que tengamos esa percepción porque presenta a las dos partes de forma ecuánime, con equidistancia. Minutos después, el metraje avanza, el entorno frío de la corte da paso a la rutina del hogar, y poco a poco somos conscientes del error cometido. La película pasa entonces de debatir sobre los nuevos modelos familiares a ser un retrato descarnado de los malos tratos, con una puesta en escena en constante tensión, con planos largos muy bien dirigidos y una resolución que pone los pelos de punta. El drama social muta en thriller psicológico. Incluso en historia de terror. Un punto de vista que nos acerca al protagonista ausente de esa escena inicial: el niño, la principal víctima de todo. Y "Custodia compartida", como resultado, se convierte en una de las historias más dolorosas que hayamos visto en mucho tiempo. Podría resultar arbitraria, pero lo más preciso sería decir que su recorrido va de la duda a la certeza, de la tragedia velada al horror expresado de la forma más vívida posible. Podría también acusarse a Legrand de efectista, y aún así es evidente que consigue mover conciencias y encoger nuestros corazones con una facilidad poco habitual tratándose de un director novel. Porque habría que volver a los tiempos de "Te doy mis ojos" para encontrar un puñetazo en la boca del estómago tan potente y delicado como éste. Porque, tras el último fundido a negro, no somos los mismos. Eso es cine. Cine, además, capaz de cambiar la percepción de todo un patio de butacas y, por extensión, de una sociedad. Señor Legrand: gracias.

@CinoscaRarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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23 de noviembre de 2017
36 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de la película es la naturalidad de un trabajado guion, que muestra a un espectador ávido y estupefacto cómo la realidad está delante pero siempre emitimos juicios de valor variables por las influencias circunstanciales. No tiene grandes saltos, ni postverdades, ni giros dramáticos, es un fluir, un devenir simple en su complejidad, con señales, que como migas nos va conduciendo a lo esperado pero que no veías... Esa objetividad rara vez se nos muestra de forma tan clara, esa dosificación de los acontecimientos es el que juzgamos, analizamos y pervertimos... Un trabajo clarividente de tacto, buen gusto y elegancia visual. Sin justificar, enseña; sin adoctrinar, educa; sin herir, duele... La contención y el hastío de sus personajes engrandece la calidad de su trabajo. Las tramas convergen pero siempre en un trabajo cuidado de importancia, no te engaña, te clasifica sin intencionalidad, relativiza sin miramientos. Visualmente directa, sin alardes estilísticos, limpia con variedad secuencial y sin ejercicios ornamentales que diluyan su contenido.
Bolseiro
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25 de abril de 2018
56 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver la sinopsis y el estilo con el que se presentaba esta película (incluso el cartel de la misma) creía que estaba a punto de ver un filme que reflexionaba sobre ser niño y tener que vivir la dolorosa separación de los padres. La escena que abre la película me hizo pensar eso todavía más, pero a medida que avanzaba la película, me di cuenta de que me equivocaba, que la película estaba tomando un rumbo diferente al que había imaginado.

Xavier Legrand decide tomar otro camino para contarnos un thriller, con tintes de película de terror, sobre un violento hombre y su víctima, una madre coraje. Creo que hubiera sido más valiente enfocar la película de otra manera, llega un punto en esta película en el que creo que los papeles víctima/verdugo llegan a estar demasiado tipificados y estereotipados, cayendo en este sentido en una película más, que aspiraba a ser algo diferente.

Aunque muy bien rodada, Custodia Compartida se queda en eso, un descafeinado thriller con tintes de terror, cuya evolución va decayendo a medida que avanza el metraje. Veo además una laguna que pondré en la zona de Spoilers; la situación que voy a comentar podría haber encaminado la película a un rumbo que, según mi opinión, hubiera tenido un resultado mucho más satisfactorio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
yescasnuts
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30 de abril de 2018
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La violencia toma diferentes cuerpos y formas y no siempre se muestra a las claras hasta que resulta demasiado tarde como para zafarse de su yugo y sus devastadoras consecuencias. Uno de los problemas fundamentales es que, por lo general, no existen personas malas, sino que sólo existen comportamientos malvados y nocivos que se manifiestan de forma repentina en momentos y circunstancias inesperadas, tanto más aterrador cuando dicha conducta se exterioriza en la privacidad del hogar y se dirige contra las personas que conforman el núcleo familiar y a las que, al menos de palabra, se quiere más que a nada en el mundo… aunque esto implique algunas veces que se las quiere tan sólo cuando se pliegan y someten, sin resistencia, a nuestras imposiciones y mandatos, a nuestras exigencias y demandas.

Éste es el vía crucis de la violencia que se origina en la intimidad del hogar, en un ámbito que debiera rebosar de apoyo y confianza – ya sea sólo entre cónyuges o entre otros familiares cualesquiera – entre personas, al fin, que alguna vez se quisieron y respetaron pero cuyo amor ha degenerado en odio o cuya existencia deviene en un martillo implacable y feroz que acaba travistiéndose en puro exabrupto vengativo y cruel. Y cuando se trata de la fuerza bruta, todos sabemos quién suele llevar las de ganar (o de perder): el hombre. Estamos ante una excelente obra de ficción rebosante de referencias penosamente reales y cotidianas. Asistimos a una radiografía del horror y del terror que se inocula y emerge en la intimidad hasta devenir en una escalada estremecedora sobre la devastación pavorosa de la convivencia.

No se puede – ni debe – recomponer lo que se ha roto en añicos. Pero ¿cómo pedir auxilio, a quién acudir para protegernos, de qué forma desenredarse de una amenaza que no conoce de fronteras ni límites, de una maldición que no sabe expresarse sino es a través de la coacción y del envilecimiento? La crueldad de un animal herido que cree que no tiene ya nada más que perder y cuyo único objetivo y sentido es recuperar lo que se le ha hurtado, a su juicio, de forma injusta y arbitraria y no comprende que así está cavando su propia tumba y se está sepultando bajo una avalancha de indignidad e infamia que produce asco, horror y desprecio.

Con una sencillez expresiva encomiable, con una brillantez visual inesperada, con una valentía desprovista de prejuicios y sermones asistimos a un relato estremecedor sobre la perversidad humana y sobre el devastador uso del terror cuando nos creemos con derecho a todo. Quizás le sobre toda la historia relacionada con el personaje de la hija pero el conjunto es insólito y apasionante.
antonalva
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26 de abril de 2018
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata del primer largometraje de Xavier Legrand, quien también es responsable del guión del film. Y lo hace a lo grande, con un drama familiar rebosante de autenticidad que poco a poco va dando paso a un thriller arrebatador, duro, implacable, que te va calando poco a poco y que, con muy pocos momentos de respiro, te mantiene pegado a la silla sin pestañear durante todo el metraje.

Los primeros minutos del film nos muestran los alegatos de las respectivas abogadas ante la juez del caso. Mientras lo vemos nos parece un poco largo asistir al juicio completo, con esos farragosos legalismos, pero en realidad nos están poniendo en situación. Es la manera que Legrand elige para describir la situación desde ambos puntos de vista, el de la madre y el del padre, diametralmente opuestos, mediante los argumentos de sus respectivas abogadas.

Legrand por una parte narra con naturalidad, tratando de ser imparcial y que el espectador juzgue, pero por otro lado influye, presentando un padre voluminoso con un rostro en el que se percibe una capacidad de ser violento, y una madre frágil. Quizá estereotipa demasiado a ambos. Por el contrario, la figura del niño sí que desprende autenticidad, impactando más en el espectador gracias a sus silencios y su mirada asustadiza.

El director nos pone en la piel del niño. Es su visión de las cosas la que vemos, más que las de sus respectivos progenitores. Percibimos sus miedos y nos ponemos en su situación, especialmente en los viajes en coche con su padre y las comidas con los abuelos paternos. También es magistral la forma en que se centra en el rostro de Josephine cuando en la fiesta de cumpleaños interpreta “Proud Mary” con una cara de inexpresivo espanto, sabiendo y haciéndonos saber que algo está pasando ahí fuera.

De este modo, pese a que en la escena inicial del juicio se nos presentaba una película en la que la cosa iba de la típica pugna por la custodia de un hijo en una pareja divorciada, a partir de ahí la cosa va cambiando y nos damos cuenta de que no se trata de los padres y sus desencuentros, sino de los hijos. Son los hijos, en el centro del cuadrilátero, los que a menudo reciben los golpes que se lanzan sus padres entre sí. El pequeño Julien nos conmueve, es imposible no empatizar con él. Es el eje de todo. Pero además, es el más vulnerable, y que que más expuesto está en la guerra de sus padres.

Evidentemente, hay que valorar el excelente trabajo de Thomas Gioria en el papel de Julien. Aunque sería injusto hacer de menos al resto del elenco. Especialmente Denis Menochet, que está absolutamente espectacular también. Las dos mujeres (madre e hija) están bien, pero lejos, muy lejos, de las interpretaciones de los dos protagonistas masculinos.

La parte final de la película, desde la fiesta de cumpleaños en adelante, es tremenda. Uno ya estaba metido en la película, sin posibilidad de escapar, ya que por momentos en lugar de estar en una sala de cine sientes que vas dentro de esa furgoneta con el padre y el niño, pero es que en la parte final te agarras al asiento como si estuvieras montado en una montaña rusa. Es una barbaridad. Un final impactante que da paso a los créditos y al silencio. Es raro ver la aparición de los créditos sin música ninguna. Aquí simplemente acaba, los espectadores estamos boquiabiertos, y la oscuridad, el silencio y los créditos apareciendo ceremoniosamente nos anuncian que ya podemos destensarnos, que somos libres, que podemos irnos.

No es una película cómoda, todo lo contrario. Hacía tiempo que no lo pasaba mal (en el buen sentido) en una sala de cine. Hay demasiadas cosas latentes, no explicitadas en el film que te llegan inexorablemente. No es sólo lo que ves, sobre todo es lo que barruntas, lo que captas de un modo soterrado. Es acojonante (en los dos sentidos de la palabra).

Quizá los personajes de la pareja de divorciados podrían ser algo menos esterotípicos, pero a pesar de ello y algún otro error menor, parece mentira que una ópera prima desprenda tanta madurez. Xavier Legrand hace un debut potente y pone el listón muy alto para sus próximas obras. Su profundidad y su autenticidad contrasta con su minimalista en su puesta en escena, y hacen de “Custodia compartida” una experiencia cinematográfica difícil de olvidar.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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