Día de entrenamiento

Hay pocos actores, o mas bien poquísimos, que transmitan tanto como Denzel Washington, que impongan tanto respeto y que, con tan solo un gesto, hacen que una película cambie tanto para mejor. Y aquí realmente borda su papel de poli corrupto, para crear a un personaje por el que sientes amor y odio por partes iguales, aprecio y desprecio a la vez, es algo dificil de igualar...
Inmensa película en la que un novato en la policia de narcóticos de Los Angeles (correctísimo Ethan Hawke) se inicia con el veterano Alonzo (Denzel) que debe probarlo para certificar su valía o no para el departamento de antidroga.
Pero para el honrado Jake (Ethan H.) su primer dia en narcóticos se convertirá en una horrible pesadilla al descubrir que la corrupción esta totalmente instalada en el departamento y que los veteranos no tienen escrúpulos en comportarse como gangsters con tal de llevarse la "paga extraordinaria" .
A destacar varios momentos:

Recuerdo, durante mis primeros años de cinéfilo (aunque no todavía empedernido), que convencí a una familia de lo más correosa, para ir a ver "Training Day", film que parecía rubricar, de una vez por todas, el talento de uno de los, por aquel entonces, actores predilectos de un servidor.

Una vez en la sala, "Training Day" comenzó como un duro golpe en la mesa: su estética cuidada y con cierto deje elegante, los contundentes diálogos que le venían como anillo al dedo a Denzel Washington, la presunta inocencia de un novato que, pese a terminar obedeciendo cualquier orden de su imponente capataz, también tenía su garra y carácter, o las secuencias que de pura bravuconería aun daban más fuerza al film, certificaban que en el, las medias tintas de tantos otros Thrillers espectaculares en la acción, pero blandos, faltos de fuerza y baldíos en otros aspectos, aquí quedaban diluidas entorno a un espectáculo de lo más potente.

De hecho, sorprende que la capacidad narrativa de Fuqua, autor de tantos otros trabajos carentes de algo de poder que ni siquiera atisbé a ver enteros en su día, eclipse prácticamente aquí los pequeños defectos que se podrían encontrar en una trama que, de tanto en tanto, se sobrepasa en sus pretensiones por resultar más grandilocuente de lo normal, y cruza una línea que no debería, pero que es bien compensada por la sobriedad de la que hace gala el norteamericano.

Si como añadido, obtenemos dos actuaciones soberbias, tanto del ya mentado y justamente laureado Denzel Washington, como de un chaval prácticamente desconocido para mi, que ofrecía una réplica repleta de ganas y contundencia, capaz incluso de hacer frente al mismo tipo que con un sólo aspaviento sabría infundir respeto en pantalla, la película de Fuqua deja un grato recuerdo como policíaco entretenido y convincente que, pese a los errores de medida de siempre, quedará para la memoria por ostentar tanto las dignas cualidades antes mentadas, como uno de los duelos actorales más intensos de la última década.

Intenso y sórdido policial que expone la corrupción policíaca en las altas jerarquías, que demuestra a las claras cómo se va pervirtiendo a los jóvenes que ingresan a patrullar con buenas intenciones, y que denuncia la connivencia entre las fuerzas del orden público con los delincuentes de distinta índole.

Es un filme sumamente impactante gracias a la crudeza de un relato que no da tregua y que destapa las miserias más aberrantes de quienes supuestamente están para servir y proteger el correcto funcionamiento de las leyes.
Una cinta que no hace diferencias entre criminales y policías, que no cae nunca en el maniqueísmo predominante dentro del género y que posee por sobre todo una monumental y oscarizada interpretación de Denzel Washington, a mi juicio soberbia y contundente demostración de la capacidad del actor encarnando al lobo disfrazado de cordero. Un escalón más abajo, pero notable también lo de Ethan Hawke logrando el contrapunto ideal ante tanta putrefacción solapada.

Guión repleto de dinamismo para una cinta que bien pareciera ser una road movie que nos pasea en un tour por los senderos más oscuros de la podredumbre. Un áspero relato donde el peligro acecha constantemente y en donde el más mínimo error lleva a la muerte.

En la película hay un mundo superficial legalizado que esconde otros inframundos callejeros donde la corrupción domina, allí se despliega “Training Day”: la cinta sobre el día en que el lobo y el cordero se cruzaron, ese día donde la inocencia se pierde ante la degeneración más descarriada.

Esta es una de mis películas favoritas y es que, cuando me dispuse a verla por primera vez no me esperaba mucho de ella, pero me sorprendió muy gratamente. Denzel Washington lo borda como agente corrupto y con personalidad y acabas hasta odiándolo. Sólo un gra actor podría dar esa fuerza y carácter a un personaje tan estereotipado. Ethan Hawke no se queda atrás dándole la réplica al anterior y actúa de manera más que decente.
Las magistrales actuaciones son el principal reclamo para una historia intensa y que engancha, lo que la convierte en una muy buena película.

Viendo esta película llega el momento que uno mismo se pone en la encrucijada de tomar deciosiones como si formaras parte de ella y entonces es cuando aparece por encima de uno de tus hombros, flotando en el aire, un angelito como en los dibujos animados, con su sotana blanca y su aro de Simon Templar encima de la cabeza insistiendo: "No, no lo hagas"; y, sobre el otro hombro surge un diablillo, con rabo terminado en flecha, convenciéndote para que la hagas y buena, a lo grande.
Pues ese diablillo es Denzel, con su chupa de cuero y su crucifijo en el pecho diciéndote una y otra vez: "Sí, joder, coge el dinero; los muchachos esperan eso de ti. Cógelo, eres uno del grupo; eres el mejor".
¡Cómo convence el tío! ¡Un hermano de puta madre!
Lo malo es lo que pueda venir luego.
Impresionantes diálogos e impresionante cómo te hace subir la adrenalina esta película.
Denzel, se sale con su repetidora al ristre; está mejor incluso que cuando hace de poli. Ah, bueno, si aquí también hace de poli...