7 días de venganza: La ley del talión

Venganza. Sin contemplaciones. Como único camino para paliar el dolor. Esa es la vía que toma nuestro protagonista para mitigar el sufrimiento causado por el violador y asesino de su hija Jasmine. Todo perfectamente planificado para que ocurra durante 7 días, los 7 días que faltaban para el cumpleaños de su hija.

Hasta ahí el argumento de la película, que provoca un dilema sobre si la venganza es el camino o no sirve para nada, solo para ahondar en la herida y no olvidar jamás. Dilema que vemos en la película reflejado en uno o otro personaje, y que se mantiene hasta el final. Uno no sabe como va a reaccionar en una circunstancia extrema como esa por lo que a priori tiene una postura por la que se decanta. No defiendo la venganza, pero en esta película es hasta creíble, y cuasi justificada. Pero según se avanza, te empiezas a dar cuenta que eso no va a llevar a ningún lado, que solo provoca más desesperación y te aleja de las personas que quieres.

Destacar la ausencia de banda sonora, eso añadido a la poca palabrería del protagonista hace que la mayor parte del film se desarrolle en silencio. Silencio y gritos de dolor. El ritmo es pausado, y algunas veces un poco lento, pero consigue interesar lo suficiente para no aburrir.

Una de las sorpresas agradables del 2010, desconocida para el gran público. Recomendable pese a algunos poco agradables.

Para una persona más o menos normal, no es fácil matar a un hombre a sangre fría, ni mucho menos torturarle, a pesar de que la provocación, como es en el caso de "7 días" sea monstruosa.

Nuestro protagonista se quiere vengar del hombre que violó y mató a su hijita y en lugar de esperar a que empiece a moverse el lento engranaje de la justicia, decide tomársela por su mano, secuestrando al responsable de su desgracia para devolverle, gramo a gramo, el peso de su cuerpo en dolor.

Pero no es tan fácil matar a un hombre y por cada herida que inflige al cuerpo del otro, el protagonista se inflige otra herida a sí mismo en el alma.

"7 días" debe verse como una rareza en estos tiempos en los que ver asesinar, violar, degollar, descuartizar, quemar o desollar a un ser humano en el cine, es un espectáculo palomitero ("Saw") o un ejercicio de provocación ("A serbian film"). Si esperabas ver un festival de vísceras, esta no es la película indicada. Ahora bien, si lo que querías era una reflexión, está asegurada: en "7 días" ser un vengador justiciero no es algo divertido. Torturar a un hombre no es un show de variedades. Y matarlo no es fácil, nada fácil.

Una de las venganzas más sangrientas de los últimos años se cierne sobre el celuloide y ni siquiera esos espectadores acostumbrados a la nueva ola de terror francés o subderivados de baja calaña sabrán como afrontar un film como "Les 7 jours du Talion", un film que se presenta tan seco como rotundo. En 7 días, Daniel Grou nos presenta un cuadro dramático que se descompone en momentos de lo más crudos e, incluso, ciertamente discursivos. No me refiero estrictamente que en ellos se halle un discurso o debate (gran acierto en esa faceta de Grou, que sólo muestra causas y consecuencias), sino que en muy pocos minutos comprendemos exactamente que es lo que pretende el protagonista y porque. Su venganza no posee más sentido que ese, tras ella no existe la búsqueda de redención en el personaje que asesinó a su hija, ni siquiera la infructuosa meta de comprender porques que nunca serían respondidos, más bien la sed de lograr que la situación se revierta, que ese tipo lo llegue a pasar tan mal como lo está pasando él mismo. Y es precisamente a través de esas sensaciones, donde la cosa va a más, cuando precisamente ese protagonista comienza a sentirse preso de un vacío inmenso, y a preguntarse en voz alta porque le ha pasado a él, haciendo de ese camino final un duro escollo en su meta de, llegado el séptimo día, poner fin a la vida del que terminó con la de su hija.

Lejos de toda esa hornada que ya menté, "Les 7 jours du Talion" apenas ha causado revuelo como ya lo hicieran en años anteriores films como "Frontiérè(s)" y "Martyrs", y es ahí cuando uno realmente se da cuenta de la diferencia entre un producto y los demás. Puede que aquí hallemos una crudeza inusitada, pero la cuestión reside en a que punto se pretende llegar con todo ello, y como mínimo uno tiene la certeza de que el canadiense compone una cinta lo más honesta que puede con el material que posee y, además, resulta consecuente con lo que pretende retratar, que no es más que la visceralidad de una situación como la venganza, mostrada desde el fuero interno de alguien que pretende llevarla a cabo. Probablemente sus recovecos más difíciles de afrontar, si sabemos hasta donde puede llegar un film de esta temática.

Provoca las mismas preguntas que nos hacemos cada vez que un caso como este salta a la primera plana de las noticias. Estamos de nuevo con que si la justicia es justa o, si realmente lo que satisface a los que sufren este tipo de crímenes u otros similarmente dolorosos, sea la veganza del ojo por ojo. Fríamente es sencillo contestar cosas como que, tomarse la justicia por la mano no resuelve, no cura, no soluciona, no sirve,.... pero muchas veces nos acercamos a comprender que, una parte de nosotros, podemos sentir en determinadas circunstancias que, es lo único que merecen esos seres crueles que nos arrebatan a nuestros seres queridos, tal y como manifiestan quienes sufren por estos casos. Las "injusticias" de la justicia legal, nos llenan de rabia, incomprensión y frustación. ¿Son bastantes 25 años por algo así? Este sistema cura, resuelve, soluciona, sirve.... Y de nuevo, como en el primer caso, la respuesta también es no. Y entonces ¿qué? Yo no sé que responder... creo que como la mayoría, rechazamos así, en frío, el ir por ahí pagando con la misma moneda pero... ¿quién sabe cómo sería capaz de reaccionar si esto lo sufriera yo y, además, se me presentara la oportunidad? ¿Sería igual de mala persona que aquél a quien tratara de hacer "pagar" por sus actos? ¿Sería perdonable? ¿Me perdonaría yo? La película es fracamente desagradable y, no sólo por su crudeza sino, también por la incomodidad que sientes al acercarte por momentos a una u otra postura... Es curioso como, he sido incapaz de sentir empatía por la víctima o por el verdugo. Entendía la rabia y el dolor del padre...pero me resultaba imposible complacerme con su conducta. Me daba escalofríos ver las torturas pero, me resultaba imposible sentir una pena real y profunda por un violador-pederasta-asesino... La única que de verdad me daba pena era la niña. Esas escenas en las que de modo muy explícito y duro se ve lo que le hicieron y, cómo quedó su cuerpecito, son horribles. Son la verdad de todo esto: una niña inocente, despojada de su vida y de su sexualidad demasiado pronto, demasiado cruelmente... espantoso. La escena en la que el padre, alucinando, cree estar limpiándola en una bañera sin poder (la sangre y las heridas se tornan indelebles) es el momento en que confronta la realidad de que nada de lo que haga, le devolverá a otro lugar que no sea el de que ha muerto y, no volverá, es conmovedor. Sus actos no limpian, no eliminan, no curan, no resuelven,... Cuando le preguntan si cree que la venganza es la solución, dice no pero... también contesta lo mismo al preguntarle si se arrepiente. Muy realista. Creo que los silencios están muy bien manejados, la falta de diálogos es momentos concretos, te meten en la historia, allí donde sobran las palabras. Considero que quizás, le sobra algo de metraje... En conclusión: no hay respuestas pero, es un producto muy digno que las plantéa sin cortapisas de ninguna clase. Espero que JAMÁS yo tenga que estar en una tesitura semejante.

Sencilamente de lo mejor del año.
El cine en su máxima expresión cómo espejo de una sociedad violenta.
No sé en España, pero en Argentina el tema de la criminalidad es un tema diario en los noticieros. Todos los días vemos como asesinaron, secuestraron o violaron a alguien. Hace apenas unos días en mi ciudad le dieron una condena de 20 años a una lacra que violó y prendió fuego a una nena de 10 años. Me preguntaba, cómo padre que soy de 2 criaturas de 4 años, que haría yo en su lugar. Y siempre en esos casos fantaseo con que me pondría de acuerdo con familiares y/o amigos, secuestraría a la lacra humana, y le haría pagar en esta vida lo que hizo. Nada de esperar justicia divina, ni justicia humana, ni 3 carajos.
Pero creo que nunca tendría los cojones de hacer lo que hace el padre en la película.

La película es dura, durísima. Pero creo que DEBE ser vista. Técnicamente es más que correcta, con una total ausencia de banda sonora, unos silencios que duelen, y un ritmo pausado que nos hace alejar del típico cine gore de torturas tan en boga. Esto es cine de verdad. Al extremo.