Un mal día lo tiene cualquiera

Me pusieron esta película en un autobús que iba de Galicia a Madrid, no sabía absolutamente nada de ella y me lo pasé en grande, me hizo el viaje muchísimo más llevadero.

Las comedias francesas, sobre todo las de más éxito en su país, muchas veces sólo resultan graciosas para los propios franceses (como Torrente para los españoles) pero no es en absoluto el caso de esta película, que maneja tipos de humor muy diferentes y todos muy disfrutables (desde lo chusco hasta lo absurdo pasando por el humor negro).

El personaje principal es un ingenuo idealista al estilo de Amélie que se envuelto en aventuras de lo más absurdas durante el transcurso de una noche, como le ocurre al protagonista de "Jo, que noche". El ritmo es bueno y no se hace pesada en ningún momento, siempre deja con ganas de más y más sorpresas.

Debería ser más popular de lo que es porque sin duda es mucho más graciosa que otras películas francesas más populares como "Los visitantes" y toda esa ralea. Cualquiera que la vea se sorprenderá de que en Francia en 2001 se hiciese una película así y no tuviese la menor repercusión en el resto del mundo (pero bueno, mucha gente tampoco sabe que en Francia se hacen películas del estilo de "Agárralo como puedas" tan graciosas como las americanas o más: por ejemplo, "Cannes, ciudad del miedo" y otras de los mismos responsables).

Como ya apunta el título, se trata de una especie de "Jo, que noche". Eso sí, salvando las distancias. Se trata de un film extraño, porque se mueve entre dos tipos de humor: uno realista y otro subrealista, del estilo de las "Aterriza como puedas" y las dos mil de la saga. El problema es que si hay un gag subrealista cada diez minutos, uno no acaba de pillar el tono.

La idea general es rivertida y el final, de los más originales de la historia del cine.

Se trata de película del género comedia. Su protagonista, Grégoire Moulin ha sufrido En su Infancia toda suerte de calamidades: quedó huérfano apenas nacer, fue criado por una abuela loca y un tío alcohólico, y con estos antecedentes es un pobre hombre acobardado que logra por fin un trabajo en Paris en una agencia de seguros.

Allí conoce a la distancia a una profesora de danza llamada Odile Bonheur, de la que se enamora platónicamente. Debido a su timidez provoca una argucia a fin de obtener una cita con la joven a una hora de un día en que se juega un importante partido de fútbol.

A partir de aquí la cinta se disloca. El protagonista, que ha convenido un lugar y una hora para el encuentro se ve envuelto en una cadena de acontecimientos y sucesos que hace imposible que pueda llegar a la cita con la joven.

Las mil aventuras urbanas que acontecen con su carga de inquietud, fascinación y peligrosidad –pero mal llevadas- me recordó por un instante la famosa peli de Scorsese “Jo, qué noche” (After Hours, 1985). Pero mientras aquella resultó ser toda una metáfora social y psicológica, ésta, la obra del deficiente director Artus Penguem se queda en una precipitada historia de tipo surrealista en la que los gags resultan poco creíbles y con poca gracia. La historia, de absurda y fatalista llega a cansar.

Entre medias, la protagonista lee y lee a Flaubert, concretamente Madame Bovary, lo que hace que aparezcan algunas escenas imaginadas de la tal novela que, a mi modo de ver, es lo más original y graciosote de esta película, pues refléjale talante romanticón de la protagonista que llora y llora con la conocida historia.

En fin, para gustos los colores, pero en lo que a mí toca la veo una peli con un guion alocado, sin pies ni cabeza y ya a la mitad, se agradece que acabe pronto.

Escrita, protagonizada y dirigida por el debutante tras la cámara, Artus de Penguern. La historia gira en torno a un treintañero con muy mala suerte, que decide cambiar de vida mudandose a la capital, París. Allí intenta conocer a la mujer de su vida, pero la cita se ve truncada por diferentes sucesos. Los gags son bastante insulsos y sin ninguna gracia, además de increíbles y tontos. Me costó trabajo terminar de verla, porque te sientes que te están tomando el pelo y tratandote como un idiota.