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Las películas de mi vida

Documental Documental que recorre la historia del cine francés desde los años 30 hasta principios de los 70, concretamente hasta que el propio Tavernier comienza a hacer películas. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
29 de mayo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Proyectada en la pasada Seminici de Valladolid (2016), la película es una dellicia para los amantes del cine en general y del francés en particular.

Betrand Tavernier, director del admirado Instituto Lumiere de Lyon, campa a sus anchas desglosando 40 años de cine francés de manera ilustrativa, cercana y comprensible.

Muy interesante reconocer el tipo de cine que se hacía en los 40, 50, 60, y 70 en Francia, en función de sus directores, actores, y situación política y social.

Y uno se queda pensando ¿Porque no se hace algo así en España?

Admirable.
JK04
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6 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tavernier a sus 76 años y con un amplio curriculum y palmarés forma parte de los más selecto de la cinematografía francesa de la segunda mitad del siglo XX. Sus últimos trabajos, ya entrado este nuevo siglo no están a la altura de su pasado pero de su bagaje y experiencia siempre se puede esperar lo mejor. Ahora hace memoria y recopila y sintetiza en una labor didáctica y académica lo más granado de esa filmografía gala desde los años 30 de la que él forma parte, aunque apenas se incluya.

Aunque se apoye en su biografía y su experiencia subjetiva sin profundizar demasiado en ello, el título original: “Un viaje por la cinematografía francesa” es más ajustado que “Las películas de mi vida”. Son estás películas y sus directores en un notable trabajo de archivo los auténticos protagonistas durante dos horas y media, más que un Tavernier que ejerce de narrador algo insulso (la actuación no es su fuerte) prácticamente sin interlocutores y escasos invitados a esta fiesta del cine galo.

En el periodo que comprende esta retrospectiva, de los 30 a los 70 no se si están todos los que son, no olvidemos que es el punto de vista de Tavernier, pero si son todos los que están. Una filmografía rica y extensa de un país que ha sabido cuidar su cine y que de alguna manera ha ejercido de puente entre el cine norteamericano y europeo. Vigo, Cané, Renoir, Becker y tantos otros que nos dejaron un cine maravilloso, innovador merecedores de revisitarse, a parte de por los cinéfilos, por el gran público periódicamente. Con algunos de ellos y sus actores y actrices trabajó Tavernier y salpica muy moderadamente su antología con anécdotas y chascarrillos.

En definitiva un trabajo oportuno y necesario, algo encorsetado y que promete una segunda parte con todos aquellos films y sus directores que no han tenido más remedio que esperar turno en una extensa lista de genios.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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10 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Delicia meta-cinematográfica a cargo del veterano Bertrand Tavernier, uno de los realizadores europeos más destacados del cambio de siglo. Con independencia de su valor intrínseco —sencillamente incalculable—, me ha parecido sumamente conmovedora debido a que fue precisamente viendo cintas de Truffaut —y de Godard y Resnais; y Becker, Bresson y Renoir después— que se me contagió la cinefilia de mi padre, bendito virus.
Tavernier hace un recorrido por los directores que más hondamente le han marcado, desde la primera película que recuerda haber visto de muy niño —no descubriendo hasta veinticinco años más tarde que se trataba de un film de Jaques Becker, “El último en todo” (“Dernier atout”, 1942)— hasta el todoterreno (director, guionista, asistente de dirección e incluso músico) Claude Sautet. Entremedias, malditos como Jean Vigo y Edmon T. Greville, así como un énfasis entrañable en las comerciales historias de Lemmy Caution o las rodadas por Jean Pierre Melville, cima del “Polar francés”, peculiarísima serie B, muy influida por el “noir” americano, pero genuinamente francesa a la vez.
Su homenaje incluye a compositores, guionistas e intérpretes, incluso críticos, sin cuya labor —no siempre reconocida, caso de los dos primeros— el cine no sería lo mismo, o simplemente ni sería. Presta especial atención a los “scores” de Maurice Jaubert y Joseph Kosma, los textos del poeta surrealista Jacques Prévert —responsable, por ejemplo, del guion de “Los niños del paraíso” (“Les enfants du paradis”, 1945), de Marcel Carné— y a una nómina de actores en la que destacan tipos duros y, sin embargo, dolientemente humanos, como Jean Gabin, Jean-Paul Belmondo, Lino Ventura y hasta Eddie Constantine, emigrado americano que empezó repartiendo guascas en subproductos de acción y acabó trabajando para Godard y Fassbinder; junto a grandes damas —con perdón del tópico—, tales que Simone Signoret, Jeanne Moreau, y mi debilidad absoluta de todos los tiempos —con perdón, esta vez, de la excesiva personalización—, Anna Karina.
Si por algo destaca “Las películas de mi vida”, además de por un amor al cine no por previsible menos encantador, es por el tono didáctico, que no admonitorio, en absoluto pedante, con que Tavernier desglosa su lección magistral. Ejemplos ilustrativos y maravillosos de ello los encontramos en la explicación con que rebate a quienes acostumbran a llenarse la boca con la osadía de que Renoir carece de técnica o las diferencias que detecta entre los “gangsters” del cine francés y el americano, encarnadas en el Gabin de “No toquéis la pasta” (“Touchez pas au grisbi”, 1954), en pijama y cepillándose los dientes con golosa parsimonia.
En fin, esta antología de joyas dura tres horas largas que se pasan en un suspiro. Tanto es así que, puesto el punto final, se queda uno con ganas de otras tres horas —si no seis, o doce— de hermosísimas imágenes de archivo y los jugosos chascarrillos de un “connaisseur” al que adornan un saber enciclopédico y, lo que casi resulta más importante, un talento feroz para comunicarlo.
Carorpar
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8 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de un documental autobiográfico muy curioso, en el que el fallecido director de cine francés Bertrand Tavernier se dirige a sí mismo y recuerda su vida a través de su relación con el cine y con sus películas favoritas. Se hace un gran repaso al cine clásico francés, y son interesantes los datos aportados sobre Jean Renoir o Jean-Pierre Melville, a quien Tavernier conoció personalmente. Es un documental para ver con una libreta y un bolígrafo, para ir apuntando los títulos de las películas que cita Tavernier, y buscarlas después sin falta.
Pedro Triguero_Lizana
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5 de junio de 2017
2 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tavernier construye un documental para su goce y disfrute, lo cual no sería nada negativo si no fuera porque el problema es ese precisamente, que solo lo hace para su propio goce y disfrute, haciendo un enfoque sobre sus gustos y opiniones, en un recorrido sobre el cine francés de los años 30 a los 70 donde se echa de menos un enfoque más objetivo y, sobre todo, con menos duración. Las gracias, son las gracias que le hacen gracia a él, su verdad prentende pasar por absoluta y olvida una parte esencial del cine: el espectador. Pasable por su vertiente de recopilación de archivo.
gpiqueras
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