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Buey neón

Drama Iremar trabaja en las Vaquejadas, el tradicional rodeo del noroeste de Brasil. Su casa es el camión que transporta los animales de uno a otro show y que comparte con sus compañeros: su compadre, Zé, Galega, una bailarina exótica y conductora de camiones, y su alegre hija Cacá. Pero el país está cambiando y la creciente industria textil de la región infunde nuevas ambiciones en Iremar, que empieza a soñar con el diseño de moda. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
11 de junio de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película del realizador brasileño Gabriel Mascaro es un vistazo que mezcla la cotidianidad de un grupo de trabajadores de las vaquejadas o rodeos, quienes viajan por el nordeste de Brasil.

Este grupo es conformado por Iremar (Juliano Cazarré), un vaquero cuya pasión es diseñar ropa femenina, Galega, una mujer que es quien maneja el camión en el que se transportan y además realiza un show de baile algo bizarro, ella es madre de la pequeña Cacá, una adolescente que es quien debe soportar a los adultos mientras sobrelleva su propio crecimiento, y un par de hombres más.

Las ambigüedades es lo que resalta en el relato de Mascaro, sobre todo en el personaje de Iremar, un tipo con gustos finos a pesar de su trabajo rudo, que lo hace sentir diferente a sus compañeros.

Durante el metraje el grupo viaja de rodeo a rodeo donde con un registro casi documental Mascaro muestra el día a día de sus personajes, liberados de todo estereotipo y de la forma más natural posible, Mascaro los muestra lo mismo haciendo una y otra vez sus labores diarias y cotidianas.

Sin contar con una estructura tradicional ni un conflicto central en la trama, Mascaro hace avanzar su relato entre esas escenas cotidianas y otras más oníricas, donde de a poco lo sexual empieza ganando terreno, con brío y un poderoso impacto desde lo visual, apoyándose en el excelso trabajo del fotógrafo mexicano Diego García.

Mascaro consigue dotar a su película de vida, un film pleno de belleza y sensibilidad, prescindiendo de artificios narrativos y centrándose en mostrar lo que le sucede a sus personajes en el aquí y ahora, y volverlo una experiencia fascinante.


http://tantocine.com/buey-neon-de-gabriel-mascaro/
Quique Mex
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14 de agosto de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tripulación de cinco viaja en un camión de carga a través de Brasil. Lo que transportan son toros blancos utilizados para las corridas típicas de la zona llamadas Vaquejadas (en las que dos hombres en caballo tratan de derribar a estas vacas algo delgadas y jorobadas). También los crían, alimentan, preparan.

Los tripulantes son tres hombres, Iremar, su compadre y Zé, y una mujer, Galega, con su hija Cacá. Zé es un gordo simpático que juega a las bromas con Cacá, una niña menor de diez años que ama a los caballos y desprecia a los toros. Galega conduce el camión y por las noches es bailarina exótica. Iremar, amante de la textilería, le borda los vestidos.

Todo lo que pasa en Boi Neon es la vida rural de estos cinco personajes. La narrativa de Gabriel Mascaro se resume a la exploración de un Brasil profundo, tradicional y superficial, donde el cuerpo de los animales se mezcla con el del humano. Sería un documental si no contara una ligera historia y manipulara las interacciones con diálogos rápidos y pícaros, naturales de la zona.

Pero en el subtexto, Boi Neon es más. Estos personajes cotidianos son animales que se adaptan a su entorno en todos los detalles, como las hamacas en las que duermen dentro del camión o una ducha improvisada al lado de las llantas. Conviven con los toros como parte de ellos, se confunden entre ello e intentan dominarlos. En realidad, los desprecian, los tratan a golpes y patadas. Mientras que la figura del caballo es venerada. No solo Cacá los ansía, Zé trata de domarlos, los peinan, los premian, los cuidan. Incluso Galega realiza bailes sensuales con una máscara de caballo que todos los hombres admiran.

Boi Neon construye una historia carente de dramatismo en una narración atractiva a través de la imágenes que es en realidad un choque de clases: toros versus caballos, vaqueros versus jinetes.

El formato de Mascaro es una nueva aproximación al cine lírico que despierta más interés que muchas otras obras excedentes en subjetividad. Aquí hay un retrato de las costumbres folclóricas que se relacionan íntegramente con la cultura latina, con su apasionamiento y su humor pícaro. Sobre todo su humor.

Sin embargo, hubiera sido más disfrutable si tuviera un eje que seguir. Su análisis superficial es subjetivo en extremo y puede caer en la divagación y la extrema quietud. La contemplación requiere de un hilo, por más liviano, que ofrezca un conflicto visible. Pero mantiene el interés por sus tomas rápidas, cercanas y amplias, con una comedia negra que brota de las palabras y mucha sexualidad (no sensualidad) que eriza la piel.

Palmas aparte para la admirable fotografía de Diego García. Esto es narrar en imágenes.
Salvapantallas
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24 de marzo de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La Vaquejada, rodeo y feria de ganado

La película Boi neon con guion de su director Gabriel Mascaro en ésta ocasión fija su habitual enfoque documental de otras películas en las competiciones de rodeo del noroeste de Brasil. Iremar (Luciano Cazarré) es un vaquero que se ocupa del ganado junto a sus compañeros Zé (Carlos Pessoa) y Mario (Jasinaldo da Silva). Viajan junto a los toros en un camión conducido por la joven bailarina Galega (Maeve Jinkings) a quien acompaña su hijita Cacá (Alyne Santana).

Las primeras secuencias nos muestran al grupo que va a las competiciones de rodeo y ferias de ganado durmiendo en el camión. Iremar, el principal protagonista sueña con ser diseñador de moda y confecciona la ropa con la que se viste Galega para bailar cuando la contratan.

La dirección de fotografía de Diego García se pone una vez más al servicio del estilo esteticista colorista que Gabriel Mascaro utiliza en todas sus películas. En ésta ocasión la fotografía nocturna tiene una especial importancia por su gran frecuencia en éste largometraje.

El guion deja entrever una relación de familia informal contenida entre Iremar y Galega más por la distancia emocional que mantiene la bailarina que por la actitud deseosa de él. La niña Cacá, ante la ausencia del padre se comporta con Iremar deseando que lo fuera.

Algunas escenas nos retratan con detalle al vaquero con sus aspiraciones artísticas en el diseño de ropa cosiendo e innovando con su toque personal para mayor lucimiento de la bailarina cuando actúa de noche.

*Aventuras nocturnas de Iremar y Zé

Al igual que en sus películas anteriores el director se recrea en los aspectos documentales, ésta vez en el cuidado de los caballos y toros, la competición del rodeo, las subastas de ganado, el herraje de los terneros, etc. También lo hace con la vertiente modista de Iremar en la utilización de maniquíes, diseño y cosido de la ropa y encargo de las etiquetas.

Es característico del cine de Gabriel Mascaro rodar con bajos presupuestos y dar un tono de sencilla naturalidad a sus tramas muy centradas en alguna zona concreta de Brasil. En ésta ocasión deja Sao Paulo y las otras localizaciones utilizadas en sus otras películas para ambientar Boi neon en el estado noroeste de Pernambuco.

Vuelve a construir su banda sonora con la variada y siempre rica música brasileña. La producción musical de Gustavo Montenegro se sirve de temas originales de Otávio Santos, de Nascinegra y Rachel Bourbon, Claudio Nascimento y otros más.

La película debe su título original al regalo esteticista que nos hace su director en una competición de rodeo por la noche en la que la cabeza del toro está pintada de color fosforescente. Aquí una vez más luce la gran fotografía nocturna de Boi neon.

Diversas secuencias de la película inciden en su tono oscuro como la escapada que Iremar y Zé hacen para visitar a la prostituta Valquiria (Abigail Pereira) antes de colarse entre las caballerizas. Ya dentro de ellas roban el semen de un cotizado caballo masturbándolo para recogerlo en una gran botella.

Otra secuencia destacable muestra la subasta de sementales y yeguas con la cotizada “Lady Di” a la que describe el subastador como “noble de sangre azul”

*Junior y Geisy, nuevas soluciones

El fracaso del plan al descubrirse el robo lleva al dueño del semental hasta el camión donde duermen los vaqueros siendo obligado Zé a ser sustituido por un nuevo vaquero, Junior (Vinicius de Oliveira). Resulta extraña y artificiosa ésta secuencia en el guion. La llegada del joven Junior enfría definitivamente las expectativas del insatisfecho Iremar que ve como Galega y la propia niña Cacá le dan de lado más interesadas por el nuevo vaquero.

Ante ello los guionistas para tratar de mantener el interés del espectador en el personaje principal de Iremar usan el viejo truco de incorporar un nuevo personaje. Para ello presentan a una vendedora ambulante de colonias Geisy (Samya de Lavor) con un avanzado embarazo elevando la motivación del alicaído vaquero.

A partir de entonces prendados ambos mutuamente se buscan aunque no se encuentren hasta que Iremar va de noche a la fábrica textil donde ella trabaja como vigilante uniformada de seguridad nocturna.

Aquí Gabriel Mascaro vuelve a mostrarnos su gusto y buen hacer por las escenas eróticas como ya nos demostró en su película “Vientos de Agosto”

Eleva el interés con una detallada y bien resuelta larga secuencia erótica afectivo sexual en la que Iremar y Geisy se recrean en su excitante y particular “kamasutra tropical” sobre una amplia plataforma.

El montaje correcto de Fernando Epstein a lo largo de Boi neon engarza correctamente sin estridencias las secuencias de la trama argumental.

*Conclusión

Boi neon es una sencilla película de tono documental del guionista y director brasileño Gabriel Mascaro ambientada en las competiciones de rodeos para enseñarnos el mundo rural de Pernambuco. Mediante el grupo de vaqueros que conviven con una transportista de ganado y bailarina desarrolla una trama costumbrista donde buscan cristalizar los sentimientos eróticos.

Sin ser una gran película sí es interesante al ilustrarnos documentalmente la vida de los ranchos y competiciones de rodeo, ferias y subastas de ganado, todo ello aderezado con las peculiares relaciones entre sus personajes.

Escrito por Fernando Gálligo Estévez
Cinemagavia
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17 de abril de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Toro de Neón” como se traduce su título en español, es el segundo largometraje de ficción del joven y talentoso director, guionista, documentalista y artista visual brasileño, Gabriel Mascaron. Sus instalaciones como artista visual se han proyectado en los mejores museos del mundo, y sus primeros documentales, junto a su ópera prima “Vientos de agosto”, se estrenaron en importantes festivales, recibiendo reconocimientos y menciones especiales.
Su versatilidad artística le ha permitido crear un estilo identificable, dando una gran importancia a la imagen, y su trabajo como documentalista, le ha permitido desarrollar su forma de rodar y capturar la cotidianidad. Y gran prueba de este desarrolla y su gran madurez, es su segundo largometraje de ficción, y la película de la que hablaré: Boi Neón.
Fue una de las grandes revelaciones del FICCI, y mi película favorita del festival. Me pareció una de las películas más originales y cautivadoras que he visto en años. Estupenda, original, divertida y emotiva. Cuando uno piensa que los temas tienden a repetirse, aparecen propuestas como estas para demostrarnos que el cine no dejará de reinventarse.
“Boi Neón”, cuenta la historia de Iremar, un hombre que trabaja en las Vaquejadas, organizando los toros que serán derribados en el tradicional rodeo del noroeste de Brasil. Ireman vive en un camión que transporta los animales a los distintos shows; el camión es propiedad de Galega, una bailarina exótica y madre del pequeño Cacá, quienes además conviven con Zé, amigo de Iremar. La historia transcurre especialmente en la convivencia de estos personajes, su entorno y su cotidianidad. Además de las curiosas motivaciones de algunos de sus personajes, como Iremar, que a pesar del trabajo duro con los toros, tiene el sueño de dedicarse al diseño y confección de ropa para mujer.
Experimento de intercambio de roles, transgresión en las reglas del género, exploración de la naturaleza de los cuerpos y la anatomía humana, la innerente animalidad del ser humano, crítica al machismo tradicional en Latinoamérica… estos entre otros temas, son los temas e ideas que deambulan en el fondo de Boi Neón, que son tan sutiles y se camuflan de forma tan perfecta con la cotidianidad de los acontecimientos, que si el espectador no descubre o acepta la invitación del filme, puede terminar decepcionado. Muchas cosas suceden, aunque no tengan un contexto específico o un orden lineal narrativo.
Además, estas ideas que circundan en el filme, son acompañadas con una estupenda propuesta visual, desde símbolos estéticos que aparecen de forma onírica, hasta planos muy cuidados que reflejan de forma eficaz la atmósfera de la historia y el universo interno de sus vistosos personajes. Tiene varias escenas memorables y tan variadas, desde escenas con gran ternura y bellas, hasta escenas experimentales, muy realistas y sensuales… como una de las mejores escenas de sexo que he visto en el cine, entre muchas otras, que no dejarán indiferente al espectador.
Gran propuesta visual, muy buen guión, dirección, fotografía, actuaciones y concepto general, que deja desconcertado al espectador, al mismo tiempo que maravillado. Una verdadera joya, y desde ya de lo mejor que veo en 2016. Una experiencia imperdible que le recomiendo a todos! Salí de la función, fascinado, impresionado y con una gran sonrisa. No hay que perderle el rastro a Gabriel Mascaro.

http://asbvirtualinfo.blogspot.com.co/2016/04/critica-pelicula-boi-neon-gabriel-mascaro.html
http://frasesdecineparaelrecuerdo.blogspot.com.co/
Alejandro
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26 de octubre de 2016
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Iremar (Juliano Cazarré) es un vaquero que mueve el ganado de su patrón entre los rodeos de los distintos pueblos, tan típicos del nordeste brasileño. Labora en compañía de su amigo el gordo Zé (Carlos Pessoa), de la exótica Galega (Maeve Jinkings) y su pequeña hija Cacá (Alyne Santana). Todos se trasladan en el camión ganadero, donde también duermen, cocinan, comen, se asean, descansan y evidentemente trabajan.

Mascaro, director y guionista, se enfatiza en mostrar el Brasil más rural, alejado de las grandes metrópolis reconocidas en todo el mundo, esto bajo la mano del mexicano Diego García, quien funge como director de fotografía. Lo hace con una mirada fija o bien, que pronto se mimetiza a un travelling lento que se mueve alrededor de los personajes, resaltando el paisaje seco y raído, emparejando esto con los sentimientos de los personajes adultos, quienes hasta el fin de la trama se suavizan un poco.

Este es el segundo largometraje de ficción del director, quien anteriormente había filmado varios documentales, esta mirada antropológica-documental aún se mantiene latente al menos en este trabajo, porque en mucho se busca explorar la vida de estos personajes, de acuerdo a lo que se hizo mención anteriormente, además que se realiza una introspección en el protagonista.

Iremar tiene el portento claro y evidente de una persona que se dedica a realizar dichas labores, un hombre grande, de ceño fruncido, con un físico fuerte y mirada impactante. Pero más allá de dicha visión, y más allá de estar en donde está, su deseo es otro, ser diseñador de modas, por lo cual, de forma un tanto miserable práctica y lucha por alcanzar su sueño, pero lo intenta y eso es lo que importa.

Boi Neon cuenta apenas un pequeño tracto de la vida de estos personajes, lo atractivo que hace Mascaro es que cuenta las cosas a medio camino, pero que no se malentienda, esto no tiene nada de malo, por el contrario, es aún más valioso lo que consigue. No se conoce nada del pasado de los personajes, se intuyen apenas algunas cosas, tampoco sabemos que pasará en el futuro.

El guion cuenta con giros argumentales pequeños, pero que prácticamente revolucionan el relato con la aparición de nuevos personajes. Finalmente, no queda más que decir que se está ante una enorme muestra de cine latinoamericano, valioso, humano, sin grandilocuencia, una joya.
10P24H
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