La ley del Oeste

Planteamos esta pregunta en la cabecera de la reseña porque da la sensación que nos encontramos en "La ley del Oeste" con una de tantas secuelas de la vida del famoso Wyatt Earp, ahora bajo el nombre de Frame Johnson (Reagan). Y es que encontramos en Frame una serie de hechos que recuerdan notablemente a Wyatt. Aquel aparece con sus dos hermanos solteros (Lut y Jimmy) en la ciudad de Cottonwood en 1882, cuando sabemos que Earp había estado antes en Dodge City y luego en Tombstone en 1879, donde tuvo lugar el célebre duelo de OK Corral contra los Clanton. Llega allí harto de luchas con idea de establecerse tranquilamente en un rancho, algo que desde hacía tiempo iba buscando Earp en la vida real.
Hasta tal punto estaba harto que no quiere enfrentarse con Kurt Durling, el violento cacique local que domina el pueblo con sus pistoleros y con un sheriff que está a su servicio, prefiriendo marcharse a restaurar su casa. Tendrá que ser la muerte de su hermano Lut, nombrado marshall de la ciudad, lo que motive su toma de partido y de la estrella del cargo, en defensa de los atemorizados y acobardados ciudadanos.
También Earp fue marshall. Hay que aclarar que en esos momentos en Cottonwood conviven el sheriff, que es elegido por los ciudadanos y que controla Durling, y el marshall que nombra interinamente el juez de la ciudad que se erige en defensor de la justicia. Conviene señalar que se trata de dos autoridades diferentes, de hecho "sheriff" procede de la contracción "shire reeve", en Inglaterra una especie de magistrado civil pero en EEUU el responsable de las funciones policiales en un condado. Mientras "marshall", del español "mariscal", es una agencia federal que depende del Departamento de Justicia del país con funciones concretas en el ámbito penitenciario. Con lo que tiene bastante sentido el nombramiento que hace el juez de Cottonwood con los Earp.
Otra similitud entre los personajes la presenta la presencia del dentista Doc Holliday, en esta ocasión transformado en un modesto enterrador, pero que viste también de riguroso luto como aquel. Hacia el final aparecerá un Dr. Harvey para extraer la bala que recibió Frame de uno de sus hermanos, con el que asimismo se enemista.
Por lo demás nos ha parecido una película interesante. Es verdad que el guión es muy poco original, pero el desarrollo de la acción es ágil y dinámico. Los personajes no se salen del tópico para nada, los buenos son buenos y los malos son malos. Nada nuevo, pero hay varias escenas a destacar como la cobarde persecución de los esbirros del matón a un pobre desgraciado que acaban ahorcando, la eterna pusilanimidad de los vecinos o el carácter panzudo y socarrón del sheriff. Sin embargo nos quedamos con la pelea entre Frame y el manco Durling, que con su muñón atizaba buenos mandobles al marshall.
Aunque solo sea por ver a un futuro presidente de los Estados Unidos empapelando su habitación, merece la pena ver la cinta.

Grato descubrimiento al contemplar por vez primera este western de serie B lleno de solidez, tanto en el argumento como en los intérpretes; y con buenas localizaciones paisajísticas y una estupenda fotografía en Technicolor.

Ronald Reagan está creíble en su papel de hombre de la ley, y estupendamente secundado por Preston Foster, dando vida a un cacique brutal. Quizás la actuación de Dorothy Malone, como la mujer que siempre espera el fin definitivo del peligro, sea la que quede un poco más desdibujada, pero cumple sobradamente con su cometido; al igual que los restantes actores y actrices.

El film, con la clásica temática del enfrentamiento entre el bien y el mal, posee un ritmo interno sin apenas fisuras, y ensambla con destreza las incidencias de la trama con la profundidad psicológica de los personajes, cargados de violencia, venganza, cobardía, honor y responsabilidad, en la línea --y con referencias-- de algunas obras de los maestros John Sturges y Anthony Mann.

Así pues, el director Nathan Juran, autor de cintas tan estimadas como "Simbad y la princesa" ("The 7th Voyage Of Sinbad") o "La gran sorpresa" ("First Men in the Moon"), nos ofrece una agradable película del oeste donde hay que destacar, especialmente, además de todo lo ya expuesto, la planificación de una impresionante escena de acción.

Film interesante y, en algunos puntos, rozando casi el notable.

"- Johnson, mire lo que viene en el periódico de hoy, que ha venido a vivir al pueblo Frame Johnson, que amparado en su placa ha matado a cuarenta personas hasta ahora.
¡Pues no sabía que Ud. había matado a tantos!
- Yo tampoco".

Entretenido western, sobriamente realizado por Nathan Juran, que una vez más demuestra su buen oficio tras las cámaras. No sólo sabía narrar fantásticas historias de ciencia ficción y similares, sino que el mundo del far west lo sabía plasmar amenamente.
Aquí lo logra una vez más, con sentido del ritmo y empleo de la violencia de forma bastante realista, si exceptuamos las dos luchas a puñetazos, que no pueden ser más violentas y descarnadas.
El guión es competente y los diálogos realistas. No obstante, no deja de ser un buen ejemplo de serie B realizado con esmero y dignidad, pero también sin mucho que impregne en la memoria para siempre. Más bien se tiende a olvidar con cierta facilidad, pero mientras se ve qué duda cabe que hace pasar un rato la mar de entretenido por su honestidad y eficacia formal.
Buena fotografía y estimables caracterizaciones de Preston Foster, como el malo y de, por ejemplo Russell Johnson y/o Dennis Weaber, futuro McCloud, en la escena en la que su padre le mete un guantazo a su hermano en el saloom. Y en cuanto a mi admirada Dorothy Malone, preciosa.
Está bien.

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Correcto relato ambientado en el lejano Oeste que N. Juran convierte en una película severa, emotiva, intensa y rica en concomitancias épicas.
La cinta rezuma atmósfera de western y cada escena trasporta al espectador al corazón de una historia bien elaborada, sólidamente estructurada y narrada con un estilo sobrio y elegante.

R. Reagan demuestra que no es es ese “actor mediocre” que las voces anuncian.
En efecto, en esta producción acredita su capacidad para desempeñar papeles complejos, con matices diversos y que exigen varios registros.