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Todos lo saben

Thriller. Drama Laura viaja con su familia desde Buenos Aires a su pueblo natal, en España, para asistir a la boda de su hermana. Lo que iba a ser una breve visita familiar se verá trastocada por unos acontecimientos imprevistos, que sacudirán las vidas de los implicados. (FILMAFFINITY)
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Críticas 146
Críticas ordenadas por utilidad
27 de mayo de 2018
131 de 155 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos lo saben arranca en las tripas de un campanario. Mientras leemos los títulos de crédito, el engranaje viejo del reloj de una iglesia se pone en marcha. Con el repique de las campanas, una paloma empieza a agitarse e intenta escapar por la pequeña brecha de la esfera. Luego, la imagen cambia y vemos unas manos con guantes de látex recortando las noticias de unos periódicos. La historia comienza segundos después, pero Farhadi para ese entonces ya ha dejado su simiente. La promesa de una tragedia que, efectivamente, no tarda en llegar. Un estilo, en esencia, que sólo le pertenece a él y que en esta ocasión se traslada hasta la España rural, sin que por el camino acuse las diferencias culturales e idiomáticas. Es más: se diría que el iraní evoca al mismísimo Lorca, al fatum clásico, al tiempo en todo su simbolismo. Más español, imposible. También universal.

Lo que sigue a ese prólogo es, probablemente, lo mejor que ha rodado Farhadi en toda su carrera. La llegada de Laura (Penélope Cruz) a su pueblo para asistir a la boda de su hermana pequeña sirve de contexto para mostrar las interioridades de toda una familia. El ojo del director filma miradas que poco a poco irán cobrando sentido, los reencuentros de todos los miembros y las estancias de una casa llena de recovecos. Farhadi rueda con curiosidad y nervio, e incluso en esas estampas de aparente felicidad se intuye un malestar extraño. Cuando Laura coincide con Paco (Javier Bardem), su antiguo amor, la paloma del prólogo sale definitivamente de su cárcel. El mensaje es claro: el caos reina y ya no hay vuelta atrás. La luz anaranjada da paso a la penumbra, el sol se convierte en lluvia y el enlace termina en una partida de Cluedo en la que todos sus participantes tienen mucho que perder. Los mecanismos del reloj siguen funcionando.

Por desgracia, con la irrupción del drama Farhadi pierde parte del control de su historia. Las saetas avanzan, aunque desbocadas. La trama se ralentiza en un sinfin de conversaciones cruzadas, revelaciones más o menos sorprendentes y la aparición de personajes poco interesantes (el policía retirado que encarna José Ángel Egido, el padre beato que defiende Ricardo Darín). Hay, efectivamente, pequeñas muestras de lucidez, pero el relato no puede evitar caer en cierta estructura, ya no de culebrón, sino de teleserie, con macguffins que no llegan a ningún lado, suposiciones que luego no se llevan hasta sus últimas consecuencias y minudencias que, a la postre, resultarán cruciales, a riesgo de que el espectador, para ese entonces, las haya olvidado por completo. Se diría que Farhadi, pese a su innegable vena humana y humanista, constriñe tanto a sus personajes en la matemática del guión que deja la película sin oxígeno. Una pena.

Farhadi subraya la duda que se cierne sobre todos y aquello que antes había evocado por la vía de la metáfora se vuelve evidente, literal, un poco fácil. Lo que no quita que el director, por el camino, permita a sus actores desplegar todo su potencial interpretativo, empezando por la angustia de Cruz y la introversión de Bardem, siguiendo con las aportaciones más secundarias (excelentes Fernández, Lennie, Barea y Mínguez) y acabando con las apariciones más testimoniales (cómo olvidar las caras de esos ancianos que miran el convite con frialdad, puede que con indiferencia o con rabia). Todos lo saben, en esencia, convence por la veracidad de su reparto. La impecable dirección de arte también merece mención: en ningún momento se le ven las costuras a una historia que parece enraizada en la España profunda, con subtextos que evocan un país de señores y campesinos, con la rémora del franquismo a cuestas.

El relato termina con el personaje de Mariana (Elvira Mínguez) sentada en la plaza del pueblo. Nada volverá a ser como antes, o tal vez no. La mujer pide a su marido (Eduard Fernández) que se acerque para hablar con ella. Un operario limpia la calle con una manguera y el agua, enésima metáfora, se extiende como una cortina que poco a poco va difuminando sus siluetas. El telón se baja y aparecen los créditos finales. Muy al fondo, el reloj sigue marcando las horas. Y la sensación que resta es que Farhadi, sin llegar a alcanzar las cuotas de Nader y Simin, una separación, ha facturado una buena película. El tiempo, eso tan caprichoso que la película toma como símbolo y que luego pervierte en su segundo tramo, dirá qué lugar merece ocupar Todos lo saben en el cine español. Porque, con sus aciertos y sus flaquezas, Todos lo saben nace destinada a ser un hito en nuestra cinematografía. Quedémonos con lo mejor: no todos los años podemos presumir de tener nuestros mejores artistas y técnicos bajo la batuta de uno de los cineastas más importantes del momento.

@CinoscaRarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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3 de junio de 2018
59 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Farhadi, reforzado tras ganar un segundo Oscar, sale de su zona de confort para su nuevo proyecto. Por primera vez ha rodado en España y con dos estrellas internacionales como protagonistas: Cruz y Bardem. Un pueblo de la meseta, todo lo contrario a las historias urbanas que ha rodado en Irán, será donde un magnífico elenco deberá descubrir el autor de un crimen. Eso sí, el triste acontecimiento será tan solo una excusa para que descubramos los secretos y los rencores del pasado, aún presentes aunque se escondan bajo una sonrisa. Aquello que todos saben, pero que nadie dice.



Aunque se trata de un marco único para el director, aún así podemos reconocer su estilo personal según la historia se va desarrollando. Los descubrimientos y las complicaciones del relato se nos presentan con toda naturalidad y sencillez, sin golpes de efecto, sin música, sin planos reveladores, en silencio y con toda calma. Al igual que ya ocurría con Una separación, El pasado o El viajante, parece que la reacción ante las revelaciones pertenecen únicamente al espectador. En cualquier caso, nunca a los actores, que, pese a su tono relajado, lejos del tour-de-force, sus actuaciones son más que solventes y precisas, sobre todo las de Penélope Cruz y Bárbara Lennie. Esta contención parece ser la clave del éxito de las historias de Farhadi: Un hilo narrativo que se expande con total suavidad sin obstáculo alguno.



Asombra comprobar lo bien que el director conoce la vida en los pueblos que retrata rechazando además ir a lo fácil: el exotismo y el folklore. Ecos del cine de Saura resuenan de principio a fin. Farhadi nos presenta un marco agradable, cordial y tranquilo donde el mínimo roce desencadenaría consecuencias fatales, una hostilidad oculta en el reverso de la postal. Esto es, cada conflicto que se repite en todos los pueblos: disputas de tierras y herencias y rumores que siempre son verdad. Gran sorpresa de comprobar Farhadi, de paso en España, haya osado plasmar un retrato tan verosímil sin intentar meterse al público español en el bolsillo. Una decisión arriesgada que se convierte en su mayor valor.

Por último, señalar que según el relato avanza, nos damos cuenta que la identidad del criminal no importa en absoluto, quedando relegada casi a un MacGuffin. El interés recae en saber todo lo ocurrido en el pasado entre esos personajes. Cada revelación golpea sutilmente la trama y la herida hace mella en el desarrollo de cada personaje. Cuanto más nos acercamos a la solución del caso, mayor destrucción entre ellos. Inevitablemente, pese a la solución del problema, esos secretos y rencores impedirán un final tan feliz como nos gustaría. Y a su vez, la identidad del criminal será otro secreto que todo el mundo sabrá en el pueblo aunque nunca lo dirán.

hommecinema.blogspot.fr
harryhausenn
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18 de septiembre de 2018
49 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos lo saben es un film correcto, que no aburre, pero que teniendo en cuenta el anterior film del director iraní intitulado El viajante, en mi modesta opinión decepciona.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sergei Mancuso
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24 de septiembre de 2018
67 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui ilusionado con ver una película magnífica, me confirmaba con una película buena, y salí decepcionado al ver que hay telefilms de media tarde (y al que le haya gustado, que deje aparte la interpretación de los actores, que me diga si el guión y la tensión, supera a los thriller de telefilmes).

No hay sustancia, ni suspense, ni giros emocionantes con respecto al descubrimiento para resolver el secuestro. Todos los giros son emocionales y respecto a la trama "de amor".

Tarda demasiado en empezar, la presentación de tanto personaje y secundario, podía justificarlo, pero lo de la boda, que además no es de Penélope, que es la madre de la secuestrada, que tiene que ver?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cineazul
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15 de septiembre de 2018
42 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2009, un cineasta iraní quiso romper con los postulados habituales del cine de su país, y demostrar que la cinematografía del país persa podía consistir en algo más que niñas yendo a buscar agua a un pozo con sus abuelitas (es un decir...) y con ese -al parecer inevitable- estilo contemplativo que nos solía ofrecer el por otra parte reputado y festivalero cine producido en Irán, tan tradicional en sus formas y contenidos como el propio país del que provenía, el de los ayatolás y el régimen islamista.

El nombre de ese talentoso y revolucionario cineasta era Asghar Farhadi, que años después le consiguió al país los dos únicos Oscars que ha obtenido en su historia. Uno de ellos con una de las obras maestras del cine de los últimos tiempos, 'Nadir y Simin, una separación'.

Pero él mismo debió considerar que ese incuestionable talento para escribir diálogos y situaciones, inventar historias llenas de grandes ideas, y especialmente dirigir magistralmente a sus actores no se podía limitar a las fronteras de su patria, y comenzó un ¿tour europeo, visto lo visto? realizando en Francia la estupenda 'El pasado', con una Bérénice Bejo de moda tras el triunfo mundial -Oscar incluido- de 'The artist'

Y años después de su aventura francesa, los cinéfilos españoles nos llevábamos la sorpresa de que había elegido nuestro país para situar aquí la siguiente de sus certeras, observadoras e interesantes historias que tiene en la cabeza. El resultado ya está aquí, y es 'Todos lo saben', para la que está claro que solicitó a su productora española un casi inmejorable elenco de actores y actrices que se encuentran entre lo mejor del país, interpretativamente hablando, además de uno de los mejores directores de fotografía nacionales, Alcaine, y un resto de equipo técnico y artístico solvente y de contrastada garantía.

Y lo cierto es que, como se podía esperar, su película española también está muy bien. Ha sabido captar, sin que nada rechine, la idiosincrasia y mentalidad de una nación y una cultura desconocidas para él, y contar certeramente una tremenda historia localizada en nuestro atávico medio rural. Una historia cuyo final (o futuro, más exactamente) ha querido, inteligentemente, que complete o intuya el espectador.

Farhadi sigue demostrando que es uno de los grandes del cine contemporáneo, ya sea en la zona de confort de su cultura y país, o fuera de sus fronteras. Todos lo sabíamos.
Amor Perro
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