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La mirada de los otros

Comedia Val Waxman (Allen) es un neurótico director de cine que, tras conseguir dos veces el Óscar, ha caído en el olvido. El fracaso lo ha llevado al mundo de la publicidad, pero él anhela desesperadamente volver a los escenarios. A pesar de que lo abandonó por un gran productor, su ex-mujer (Téa Leoni) sigue confiando en su talento y le propone dirigir una película de gran presupuesto que produciría su novio. Pero justo antes de empezar el ... [+]
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Críticas 71
Críticas ordenadas por utilidad
19 de abril de 2006
41 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Val es un director de cine en los últimos días de su carrera. Es narcisista, hipocondríaco y caprichoso hasta el extremo (¡al ganar un globo de oro le dio las gracias a su urólogo!). Pero no acaba ahí la cosa: tiene dos ex mujeres (que sepamos), su hijo es un músico punk que se ha cambiado el nombre por el de Mugre X y cuyo concepto del arte es comerse una rata viva en directo, y su novia es una mujer... demasiado simple.
Cuanto más se aleja una película de Woody de ese mundillo "intelectualoide", más me gusta. Es un gran creador de enredos y chistes verbales.
¿Que no es "Danny Rose" ni "La rosa púrpura de El Cairo"? Eso está claro; pero si te reíste con "Granujas de medio pelo" y con "La maldición del escorpión de jade", seguro que te partirás con la ceguera psicosomática de Val.
A mí, sinceramente, no me importó que insistiera en los mismos chistes, pues me hicieron gracia casi todos (también Chaplin insistió siempre en sus mismos gestos y siempre me río con ellos). Y ese final feliz que todo el mundo denuesta, me pareció bueno precisamente porque se burla del Hollywood edulcorado. ¡Ah!, y tampoco deja indemne a la crítica (especialmente a la francesa), que eso también es de agradecer.

¡Viva Hollywood!

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Woody: Lo más bonito de la masturbación viene después, con los cariñitos.

Woody: Lo he dejado.
Su novia: ¿Has dejado otro trabajo por nada?
Woody: No ha sido por nada, lo he dejado por un buen motivo: me despidieron.

Ex mujer de Woody: No nos comunicábamos
Woody: Teníamos sexo.
Ex mujer de Woody: Sí, pero nunca hablábamos.
Woody: Pero el sexo es mejor. Hablar es el precio que pagas para llegar al sexo.
Ex mujer de Woody: No puedes aislarlo todo así... Un matrimonio consiste en muchas partes bien integradas.
Woody: ¡¿Ah, sí, y alguna de esas partes es el adulterio?!
Ex mujer de Woody: Estabas tan ocupado interpretando al supremo artista americano... Te parecía importante sufrir y pasar hambre. Tenías todos los síntomas, pero ninguna enfermedad.
Woody: Decías que era creativo.
Ex mujer: Como director de cine, pero no como hipocondríaco.
Woody: ¡Todos mis ataques fueron de verdad!
Ex mujer: ¿Peste bubónica...? ¿Alergia al oxígeno...? ¿La plaga de los olmos...? ¡Sólo los árboles tienen esa plaga!

George Hamilton: ¿Cuál crees que es el perfil demográfico de la película? Nuestro estudio de mercado dice que tiene amplia atracción para los dos sexos.
Woody: Sí. Estoy de acuerdo. Y para muchísimos más.
jastarloa
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14 de enero de 2012
25 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje nº 32 de los realizados por Woody Allen (NY, 1935). El guión, de W. Allen, compara NYC (NY) con L.A. (CA) y mira con ojos críticos e irónicos la industria del cine de Hollywood. Se rueda a partir de marzo de 2001 en escenarios reales de NY (Manhattan, Long Island, Central Park, Hotel Plaza, Hotel Carlyle…) y en los platós de Kaufman Astoria Studios (Qeens, NYC, NY), con un presupuesto de 16 millones de USD. Producido por Letty Aronson (hermana de W. Allen) para Dreamworks, Gravier Productions y Perdido Productions, se estrena el 3-V-2002 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en NY, L.A. y Hollywood, durante la primavera y parte del verano de 2001. Val Waxman (Allen) es un realizador de cine que hace tiempo ganó 2 Oscar, pero actualmente se halla desplazado a la realización de anuncios publicitarios de pañales para mayores y bebés. Dotado de talento, es neurótico, excéntrico, narcisista, hipocondríaco, solitario y caprichoso. Hace algún tiempo le abandonó su esposa, Ellie (Leoni), que ahora convive con el productor Hal Egger (Williams), con el que proyecta casarse en breve. Ellie es romántica, reservada y aficionada a los zapatos. Val cuenta con el apoyo de su agente, Al Hack (Rydell), y la compañía de la joven Lori (Messing), aspirante a actriz, de pocas luces.

Desarrolla una comedia romántica divertida, ligera, fresca y sorprendente. Varias veces se pasa de la sonrisa a la carcajada. Hace uso de recursos cómicos bulliciosos, inspirados en la gestualidad del cine mudo, tropiezos y caídas, la explotación humorística de la ceguera, las manías y las obsesiones, el descubrimiento de los pensamientos íntimos ocultos, las distracciones y confusiones, las limitaciones intelectuales de algunos personajes y la creación de situaciones hilarantes y absurdas. El guión demuestra las muchas y destacadas habilidades narrativas del autor, que se sirve de recursos como la contraposición de personajes y situaciones: padre e hijo, ex marido y amante actual, NY y Hollywood, pasado y presente, éxito y fracaso, hombre y mujer, realidad y ficción, etc. La obra, trabajada con convicción y minuciosidad, bien narrada y acompañada de una banda sonora excelente, resulta grata y sumamente divertida.

Compone una visión crítica del mundo de Hollywood a partir de varias observaciones principales: la renuncia de los realizadores a la condición de artistas, la identificación del film como objeto mercantil destinado exclusivamente a la generación de beneficios, la traslación de la producción de cine al ámbito de la producción industrial y la exclusión de toda referencia a autoría, arte y valores no monetarios. La crítica que plantea se presenta en términos aparentemente amables y benevolentes, si bien oculta un fondo duro. Su ironía se extiende a realizadores, productores, críticos, actores y actrices, periodistas, guionistas, etc.

…/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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3 de diciembre de 2007
52 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a darle el aprobado en esta ocasión al señor Allen, sinceramente no puedo. Un Final Made In Hollywood me ha resultado una película demasiado pesada y reiterativa como para permitirme ponerle un cinco...

... aunque no sea una mala película...

... ni aunque tenga unos muy buenos momentos que de por sí solos valgan realmente la pena, no puedo...

... es demasiado pesada, demasiado cansina... a medida que han ido pasando los minutos se acrecentaba la incómoda sensación de estar viendo una historia alargada sin motivo que caía en una especie de bucle a base de utilizar un mismo argumento una y otra vez; no puedo...

... me quema caer en la conclusión de que Allen se ha llevado media película contándome que a Val Waxman no le entraba en la cabeza como iba a poder dirigir una película producida por el amante de su ex-mujer, ni el cómo pudo dejarle solo, y que en la otra hora restante me haya contado el mismo chiste del director de cine que se queda ciego y debe disimularlo, 20 veces... no puedo... al tercer tropezón me canso...

... por mucho que retrate con frescura la industria del cine y arremeta contra la fauna que se mueve por Hollywood; por mucho que haga un fresquísimo relato de lo absurdo que resulta a veces el cine visto desde dentro...

... ni siquiera por mucho que se empeñe en autorretratarse con sarcasmo y en hacer guiños irónicos basados en su propia carrera como director; no puedo...

... lo mismo es efecto del poco gancho del reparto; o lo mismo no...

... lo mismo ha sido porque me cuesta tragarme el giro de guión que me cuenta lo de la ceguera psicosomática...

... que sé que Allen tira mucho de lo absurdo cuando quiere y que la ceguera es una buena metáfora para hacer una crítica sobre cómo anda el panorama, pero es que no sé... no me convence esta cinta...

... y es que no sé si el raro soy yo, de veras; pero os aseguro que cuando me cuentan el mismo chiste 8 veces seguidas, me canso... tanto hasta el punto de perder el interés de lo que pueda venir detrás de cuando se cansen de contármelo, y de no poder sonreír ni siquiera haciendo un esfuerzo; por eso mismo espero de corazón que ustedes la disfruten más cuando la vean, porque yo personalmente...

... no puedo.

PD: Me ha interesado más su contexto que su hilo argumental. ¿Donde se quedó la chispa Allen?
HEIFER
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21 de julio de 2007
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un director neurótico de capa caída recibe el providencial encargo de realizar una película de gran presupuesto, producida por el individuo que le “robó” a su esposa. Vencida su resistencia inicial, y a punto de rodar su primera escena, nuestro hombre pierde la vista... Claro que en Hollywood eso no representa un inconveniente insalvable. Así que Val Waxman -trasunto evidente de Woody Allen- utilizará como lazarillos a su agente, al intérprete chino del operador de cámara, a su ex-mujer... ¡y que Dios bendiga a los franceses!.
Un final made in Hollywood (Hollywood Ending) -su película trigésimo segunda, con la que Allen inauguró el Festival de Cine de Cannes 2002- supone una reflexión cínica y en cierto modo caricaturesca sobre la industria fílmica norteamericana, y, al tiempo, sobre la benevolencia ocasionalmente pedante con que el público europeo ha venido acogiendo los trabajos del cineasta de Manhattan.
Próxima a La maldición del escorpión de jade en su concepción como comedia ligera, construida con una notable profesionalidad técnica y artística (con desenvueltas interpretaciones del propio Woody Allen, George Hamilton, Téa Leoni, Treat William, Mark Rydell o Tiffani Thiessen), Un final... agrupa continuas referencias autobiográficas. Por si no bastaran elementos argumentales como la contratación de un cámara extranjero, la opacidad respecto al rodaje, la relación con los espectadores del viejo Continente... Allen decidió trabajar con su propia ropa, sin utilizar el vestuario. Sin embargo, como una humorada más, repitió a cuantos quisieron escucharle en las entrevistas que jalonaron su presentación en Cannes que no estaba en modo alguno interesado en satirizar a Hollywood, y que todo se reducía a la intuición de que la ceguera psicosomática aplicada a determinadas profesiones (la cirugía, el boxeo o el cine) no dejaba de encerrar posibilidades risibles... ¡Y cómo dudar de la palabra de un hombre capaz de rechazar a Tiffani Thiessen con la misma despreocupación con la que desterraba de su cama a Charlize Theron en La maldición...!.
Cocalisa
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10 de junio de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peor de las películas de Woody Allen tiene más cine en una sola secuencia que cien baratijas de las que nos sueltan por las salas de proyección últimamente.
Es verdad que Un final made in Hollywood es una obra menor dentro de la filmografía de Allen. Ni tiene el carisma de otros trabajos, ni es un guión bien rematado (el final se precipita entre justificaciones algo incoherentes). Los diálogos son más planos que otras veces aunque algunos son, muy, muy divertidos. Y el reparto se defiende bien aunque sin grandes alharacas por su parte.
Pero Allen sabe de esto. Cada cosa que hace sobresale sobre los demás. En Un final made in Hollywood, Allen busca una comedia ligera en la que deja clara su postura respecto al mundo del cine; lo inexplicable de ser poco entendido en su país de origen y aclamado en Europa; la mirada absurda del mercado cinematográfico (por eso la ceguera del personaje) que sólo busca taquilla y grandes números siendo estéril por completo. Y, cómo no, todo se soporta sobre las relaciones de pareja y su propia hipocondria sumada a una clara propensión a la inestabilidad emocional. Todo es una burla y un enorme disparate.
Tea Leoni es, con seguridad, la que mejor hace las cosas. Además, se la ve guapa de verdad. Radiante (el fotógrafo logra un trabajo espectacular). Aunque Debra Messing, Treat Williams, George Hamilton o Mark Ridell están más que correctos. El propio Allen, en su línea, se fabrica un papel a la medida y funciona de maravilla (atiendan a la escena en la que su personaje, Val Waxman, cae desde el decorado al suelo; es delirante y divertidísima).
No es lo mejor de Allen, pero si tomásemos de un sombrero cien papelitos al azar con el nombre de películas y una de ellas fuera Un final made in Hollywood, es posible que fuera de las mejores.
inventodeldemonio.es/blog
lavidadelreves
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