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Midori

6,4
894
Animación. Drama. Terror Basado en un clásico de la literatura japonesa, "La chica de las camelias" cuenta la historia de una niña desamparada que, a partir de su trabajo en una feria de monstruos, entabla una relación como asistente y amante de un misterioso mago enano. A causa de esta relación, Midori acaba confundiendo progresivamente las fronteras entre la realidad y el sueño o la pesadilla. No obstante, bajo esta apariencia surreal, subyace la trama ... [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
15 de noviembre de 2008
49 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mediometraje animado de bajísimo presupuesto que adapta un cómic de Suehiro Maruo; mangaka japonés cuya granguiñolesca obra se compone básicamente de historias cortas de terror escatológico.
El barroco estilo de Maruo recrea ambientes oscuros, nauseabundos y enfermizos, para narrar macabros cuentos protagonizados por seres amorales y perversos. Generalmente sus historias son de temática fantástica con tintes surrealistas, y tratan temas tan repugnantes como la violación, el incesto o el asesinato.

"Midori, la niña de las camelias" es una de sus obras más conocidas, y la única que se ha llevado al campo de la animación. Maruo se basó en un viejo cuento del folclore japonés, para construir una truculenta, bizarra y alucinógena pesadilla claramente inspirada también en el mítico film de terror “Freaks”.
Está claro que Maruo quiso rendir homenaje a “La Parada de los Monstruos”. Son bastantes los paralelismos que podemos encontrar con la obra maestra de Tod Browning. Pero hay una diferencia fundamental entre los freaks de Browning y los de de Maruo. Los de éste no son sólo horribles en apariencia. Los freaks de Maruo están podridos por dentro. Son seres viles y perversos que no dudarán en someter a la protagonista a todo tipo de humillaciones y vejaciones desde el primer momento.

Esta adaptación al anime es realmente fiel al cómic original. Hiroshi Harada traslada viñeta a viñeta en el sentido más literal, limitándose prácticamente a calcar las páginas del manga, dotándolas únicamente de color, sonido y una animación realmente pobre. De hecho muchas secuencias ni siquiera tienen animación, y simplemente muestran imágenes estáticas o semi-estáticas montadas tal cual aparecen en el manga.

Es una pena que Harada no contase con más presupuesto, pero hay que pensar que con las pocas salidas comerciales que ha tenido siempre la obra de Maruo, no se podía invertir mucho dinero en adaptar uno de sus mangas. Y aunque el film sea realmente limitado en medios y narrativamente muy mejorable, al menos consigue contar una historia interesante y poco convencional, trasladando fielmente el aberrante y personal estilo gráfico del controvertido mangaka, pudiéndose destacar también el estupendo doblaje japonés y la muy correcta y adecuada banda sonora que acompaña a las macabras imágenes.
Hajime Saito
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14 de diciembre de 2010
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación del cómic de Suehiro Maruo por Hiroshi Harada. El material impreso es una obra de malsana belleza aunque el filme se trata más de imágenes estáticas en movimiento. Proyecto complicado tanto por el contenido como por la forma. En la forma combina el genga y el douga y se necesitaron cinco años para completarla. Difícil de encuadrarla, por tanto, en un género por su contenido ya que por sus características anteriores parece un kamishibai totalmente dirigido a un público adulto por el atrevimiento del tema y las imágenes.
“Midori” fue prohibida al público en Japón aunque pudo ser visionada en el extranjero. Lo mismo pasó con el manga. La única manera de exhibir su obra era mediante la más absoluta clandestinidad y acaban convirtiéndose en exhibiciones a lo “The Rocky Horror Picture Show” con el público lanzando pétalos de camelias en momentos determinados.

Si alguien se ha leído algún cómic de Suehiro Maruo entenderá que se enfrenta a un retrato de la maldad, lujuria con perversiones surrealistas e imposibles. El retrato de ese circo ambulante freak y la triste historia de Midori que parece recordar a “Freaks” de Browning y enlaza también con el recibimiento que tuvo en su momento: de completa repulsión que acabó mutilando la obra hasta convertirse en uno de los personajes de la película. Suehiro Maruo prefirió la clandestinidad aunque tuvo que pagarlo caro en Japón.

Para los espectadores que vean el anime o lean el manga no les parecerá para nada tan brutal como para prohibirlo.
Maldito Bastardo
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22 de marzo de 2016
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi no me ha parecido una obra de arte, pero sí bastante interesante.
Debes tener estómago para verla... porque es dura y, ser fuerte de corazón, pues es muy triste.

Yo lo que saco de moraleja: No te preocupes si te va mal... te puede ir mucho peor.

Así que aprovecha lo que tienes en cada momento.
LauraBloodMoon
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15 de mayo de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo el título de este anime ("Midori, la niña de las camelias"), nadie pensaría que se trata de animación para adultos y mucho menos una película grotesca o desagradable. Al contrario, parece un título muy inocente, de cuento de hadas y lo que puede hacerte imaginar sin haber leído la sinopsis es que es una película sobre una niña que vive aventuras en un entorno de fantasía, en una historia entrañable o destinada a la audiencia infantil, y nada más lejos de la realidad.
Midori, en efecto, es una niña dulce con la que empatizas desde que la conocemos al principio del mediometraje, una niña de unos doce años llena de pureza e ingenuidad, y que en 48 minutos consigan que conectemos con su personaje es un detalle que hay que valorar.

La niña acaba en un circo donde comienza su pesadilla, porque se aprovechan de su inocencia y nos va a doler ese desprecio generalizado que la rodea.
El único haz de luz que vemos en este crudo mediometraje es el mago enano, que en un principio es el único que la trata bien, que la quiere, pero él debe tener unos cincuenta años, y ella es solo una niña de doce, y a partir de ahí, el personaje del enano se vuelve tan indeseable como las demás ferias del circo...

Me he dado cuenta de que mucha gente cuestiona las películas de animación para adultos. Que al fin y al cabo no son más que dibujos animados, nada creíbles y que es imposible que una película de animación gore, de abusos sexuales o de terror pueda ser tan desagradable como una película con actores de carne y hueso, y la verdad es que no es así. Una película de animación también puede ser muy desagradable y no apta para personas sensibles al sufrimiento ajeno o a las escenas fuertes, que sea animación no significa que sus imágenes, lo que cuenta no tenga la posibilidad de ser tan difícil de ver como en una película con actores reales. "Midori, la niña de las camelias" es un ejemplo.

Y además estoy plenamente convencido de que en el caso de "Midori", la propia película de animación sería más impactante que una versión de la misma con actores reales, porque es cierto que hay muchas películas de animación para adultos, pero está más extendida la animación para todos los públicos y para niños y es más común, y que una película de animación con un título tan inocente y una niña tan entrañable contenga violaciones, pedofilia, gore, crueldad llevada a los límites y la destrucción de la inocencia infantil, es bastante chocante.

De hecho cuando mencionamos a "Midori", estambos hablando de un anime prohibido en Japón, cuya proyección se prohibió en el año de su estreno, y se empeñaron tanto en censurarla que el propio director (Hiroshi Harada) renunció a su película, y eso que tardó cinco años en traer esta película. Ninguna productora se ofreció a realizar la obra y Harada tuvo que realizar los fotogramas uno a uno. Esto explica la baja calidad de la animación de la película. Además es una película que por poco perdemos de la memoria cinematográfica, ya que las autoridades japonesas se encargaron de destruir las copias originales. Sólo se salvó una versión editada por Harada, reestrenada posteriormente y es la que conservamos hoy en día.

Hay muchos fotogramas estáticos en los que los personajes hablan pero no mueven la boca y simplemente vemos dibujos en los que no vemos movimiento alguno, y en buena parte de las escenas sólo se mueve un personaje mientras los demás mantienen una pose estática. También hay veces en que vemos los rostros desdibujados, sin los rasgos faciales claros o bien trazados, pero lejos de hacer que sea un anime cutre o mal hecho, concuerda muy bien con la historia. Desde luego que no es una película que pretenda animarnos y esos fotogramas estáticos, esas técnicas de dibujo le dan un tono más oscuro y triste, se puede decir que el dibujo es un reflejo del mundo de Midori, un mundo de infancia y de inocencia deformado por trazos de lápiz inciertos, esos colores tan apagados y sobrios...También lo vemos en esa muñeca mutilada del suelo o en la desagradable escena de los cachorros, elementos de la niñez, de juego, fuente de felicidad para los niños que se ven mutilados y destruidos...

El mediometraje recuerda también al clásico "Freaks: La parada de los monstruos" por los monstruos y deformes de circo que aparecen, aunque realmente está inspirado directamente de una historia oral popular japonesa de finales del siglo XIX que luego fue llevada a un manga de un sólo tomo en 1984, y ocho años después se llevó a la pantalla, gracias a Harada.

Personalmente me ha gustado mucho "Mirodi", he sentido mucha pena por lo que pasa en la película, la música es fantástica y sorprendentemente aunque haya fotogramas estáticos y un movimiento de los personajes no muy bien dibujado, la música acompaña al dibujo en perfecta sintonía y me ha sorprendido mucho porque pensaba que me iba a topar con una película surrealista difícil de entender, con demasiada ilusión mezclada con realidad, y no ha sido así.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alejandro
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24 de junio de 2011
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Midori es una interesante pero pobre adaptación del cómic Midori, la niña de las camelias, del enfant terrible del manga Suheiro Maruo. Interesante pues el manga lo es, pobre porque la calidad intrínsica del mediometraje lo es.

La niña de las camelias narra la historia de Midori, una pequeña sin rumbo y desgraciada que es adoptada por un circo de atracciones bastante macabro, donde sufrirá todo tipo de vejaciones, al más puro estilo Sade. Y su final será igual de feliz que el de Justine. No obstante, habrá un pequeño intervalo en el que la niña podrá creerse salvada (vanas esperanzas); éste se produce tras la llegada de Masamitsu, un enano ilusionista de personalidad un tanto ambigua que traerá buenas dosis de surrealismo a la historia, y algo de amor para la pequeña. Imagínense la trayectoria que tiene la pobre Midori para que la llegada de un enano pederasta (él es un adulto, y Midori no llega a los doce) nos parezca un hecho bastante afortunado para la pequeña.

La historia tiene tiempo para violaciones, aplastamientos de cachorritos, hermafroditas y seres deformes que harían palidecer a los mismísimos Freaks de La parada de los monstruos de Browning, con los que Midori, la niña de las camelias (flor que representa habitualmente la pureza, también conocida como la rosa del Japón), tendrá que verse las caras. En el 92 ya se había vivido el boom Akira y la exportación del estilo manga al resto del mundo también trajo cosas como Urotsukidoji y otros hentais aún más fuertes, pero eso no impidió para que Midori supusiera un shock para los espectadores occidentales dada su crudeza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tylercito
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