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Billete a Tomahawk

Western. Comedia El dueño de una línea de diligencias contrata a un pistolero para sabotear el camino de una locomotora que representa una amenaza para su negocio. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
17 de octubre de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque en el registro civil de nacimiento (debido a la eterna incompetencia oficial) quedó figurando como Norma Jeane Mortenson, lo que su madre, Gladys Monroe, quería, era que su hija se llamara Norma Jean, en homenaje a Norma Talmadge y Jean Harlow, dos actrices a las que admiraba por su belleza. Así que, contra las instituciones oficiales, siempre llamó a su hija Norma Jean y nunca le habló del padre que se separó de ella antes de enterarse de que estaba embarazada. Pero, con el paso de los años, alguien volvería a cambiarle su nombre y comenzaría a llamarse, ya para siempre, Marilyn Monroe.

Más, antes de ser la gran diva, la rubia inmortal y una de las actrices más apreciadas del arte cinematográfico, Marilyn también debió graduarse en la escuela del dolor:

En vista de que su madre, empleada en la RKO Pictures, sufría fuertes depresiones y tenía serios problemas económicos, la niña fue entregada en “adopción” a una pareja californiana. Al ver mejoradas sus condiciones, Gladys se propuso recuperarla, pero, una nueva crisis emocional, hizo que dejara a Norma Jean en manos de Grace McKee, su mejor amiga… y el marido de ésta abusó de ella. Sin embargo, fue Gladys quien despertó su interés por el cine y quien la hizo sentir que tenía aptitudes para ser una estrella. Dejada, luego, en manos de Olive Brunings, tío de la McKee, un hijo de éste también se fascinaría con la bella Norma Jean… y terminaría violándola, una vez más, cuando ella sólo tenía 12 años. Cuatro años después, con el propósito de evitar ser llevada a un orfanato, Norma Jean se casaría, premeditadamente, con un joven policía llamado James Dougherty, pero pronto, éste se iría a la guerra, y su joven y bella esposa aprovecharía para lanzarse como modelo, llegando a ser portada de un buen número de revistas. Cuando Jim se enteró de lo que hacía, la puso en la disyuntiva de escoger entre él y el modelaje… y Norma Jean eligió enseguida logrando, pronto, un buen casting en la Twentieth Century Fox donde fue contratada por un período de seis meses. Tras un par de extras sin grandes resultados para ella, el productor Harry Cohn de la Columbia le dio un atractivo coprotagónico en “Ladies of the Chorus” (1948) … y ya su carrera comenzaba a despegar, aunque todavía la esperaban varias pequeñas apariciones, pero, en la retina de los espectadores (y por supuesto de los productores), iba quedando guardada esa encantadora y muy pícara figura que luego se volvería inmortal.

“BILLETE A TOMAHAWK”, es una simpática comedia-western, de corte ¡tan decididamente festivo! que toda maldad se hace llevadera y hasta unas muy bellas coristas pueden hacer parte de una caravana sin correr el menor peligro… hasta que llegan los indios. Se nos cuenta una de esas historias que ilustran como fue avanzando el ferrocarril a lo largo del territorio estadounidense, pero, no hay interés en mostrar los muchos atropellos que para lograr esto se cometieron, sino de ilustrar un esfuerzo mancomunado donde ¡hasta los mismos indios se sumarán al “progreso”!

Maquillaje para la historia, al que tan habituado estaba el Hollywood de entonces… y lo curioso es que, si uno se “olvida” de lo que fue la realidad, pasa un buen rato con un puñado de personajes bastante simpáticos. Kit Dodge (Anne Baxter), es el ‘masculinizado’ nombre (asociable a kid=chico) de la hija del alguacil, una atractiva muchacha -ahora asistente suya, criada como un macho- que, aunque ya mayorcita, no sabe nada distinto de los hombres, salvo que pueden matarse o meterse en la prisión. Ella va a ser la encargada de asegurar que, entre Epitaph y Tomahawk, una locomotora haga el trayecto, con el fin de obtener la licencia a condición de que llegue a su meta con al menos un pasajero. Lo curioso -anticipo de esa otra ‘locura’ que sería “Fitzcarraldo”- es que, en gran parte del recorrido, ¡no existe carrilera!

Lo que sucederá, entonces, es bien entretenido y para bien de Kit, el pasajero de turno es el agente de prensa, Johnny “Dos de picas” (Dan Dailey), quien luce dispuesto a demostrarle que los hombres también sirven para otras cosas.

Entre las bailarinas, la muchacha vestida de amarillo es Marilyn Monroe, luchando, una vez más, para abrirse paso en el medio cinematográfico.

Título para Latinoamérica: MUJER AL FIN
Luis Guillermo Cardona
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24 de octubre de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Ojo! porque no se trata de un western al uso que deba tomarse en serio. Es una comedia con el salvaje oeste como escenario en la que, a lo tonto, se prodigan algunas actuaciones musicales de escasa calidad. Se puede disfrutar discretamente su humor, ingenuo pero abundante y su lujosa puesta en escena que incluye un generoso número de personajes, escenas con asistencia de numerosos extras, bailarinas elegantemente ataviadas, carretas, indios, facinerosos... Y UNA FLAMANTE LOCOMOTORA del año 1870 que al comienzo de la película veremos cómo bufa y pita (pita continuamente como hacen todos los trenes en las películas) a través de hermosos parajes. Estas secuencias son realmente notables y están a mucha distancia del resto de la cinta.
Esta locomotora protagonizará el film ya que la historia trata de su recorrido entre dos poblaciones entre las que aún no se han tendido las vías. La locomotora la arrastrará una reata de mulas, los malvados tratarán de dinamitarla y los más guapos de evitarlo, siempre con buen humor.
Si nos cuesta creer que la máquina puede rodar por un terreno sin quedarse clavada es mejor que lo obviemos y prestemos atención a los rifi rafes románticos de Anne Baxter que es posible que interesen a más de una o de uno, es decir, de dos para delante.
telemendenge
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7 de noviembre de 2020
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Bajo el lema del título de la reseña comenzó a funcionar en 1870 el ferrocarril de vía estrecha de Denver (Colorado) a Río Grande, atravesando las Montañas Rocosas para transportar principalmente carbón y minerales. Durante muchos años constituyó el modelo de ferrocarril de montaña, de hecho era la línea más alta de EEUU con pasos de gran belleza como el de Tennessee, la Garganta Real o el tunel de Moffat.
Seguramente algún ramal de esta línea estaba todavía sin concluir en septiembre de 1876, momento en que se sitúa la acción de "Billete a Tomahawks". A esta ciudad se habían comprometido los propietarios a llevar los trenes con pasajeros para esas fechas, pero todavía faltaba tender los raíles desde la estación precedente de Epitaph.
Y de eso trata la cinta. Una desenfadada comedia musical en la que hay que llevar tirada por mulas la flamante locomotora "Emma Swenty", de 30 toneladas de peso y con capacidad para alcanzar los 55 km./h., atravesando despiezada la cordillera en un claro anticipo de lo que veremos en "Fitzcarraldo" con un enorme barco.
Todo frente a la oposición de propietario de la línea de diligencias que ve peligrar su negocio de prosperar el del ferrocarril. Cuenta este con la ayuda de una banda de pistoleros que dirige Dakota (un desdibujado Calhoun). Nada tienen que hacer estos facinerosos ante la intrépida sheriff Kit Dodge (Baxter) que, además, dispone de la ayuda del único pasajero que se ha atrevido a hacer el trayecto, Johnny Dos Picas (Dailey), un divertido viajante de comercio que se erige en el gran protagonista de la película con sus números musicales, pues canta (entre otras piezas la preciosa habanera de "La Paloma" de Iradier), baila y toca la guitarra "como un español").
Se trata de una cinta amable que, sin grandes pretensiones, hace pasar un rato agradable al espectador. Aunque también los indios tienen su momento estelar, eso sí, pésimamente caracterizados, la acción típica del western deja paso aquí a la comedia y al humor. También al amor que es ... "Como las abejas y las flores, como la miel", según torpe definición del padre de Kit.
Y no olviden cuando vean la película, lo que nos cuenta uno de sus atentos reseñadores. Entre el grupo de señoritas de saloon que también marcha en el viaje, figura nada menos que una entonces desconocida Marilyn Monroe. "La chica de amarillo" en la escena del baile en la montaña. Nuestra gratitud por esta información.
Lafuente Estefanía
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