River Queen

Curioso resultado el que se saca cuando se mezclan elementos de dos películas como "The Last of the Mohicans (1992)" y "The Piano (1993)". En esta ocasión el peso no lo lleva ni Daniel Day-Lewis ni Holly Hunter, sino la bella, talentosa e infravalorada actriz inglesa Samantha Morton, que hace un papel completamente distinto a todos los que había hecho anteriormente, enfrentándose a la pérdida de su hijo a manos de los maoríes, de entre los que se encuentra el padre de su hijo, Boy, mitad irlandés mitad maorí. Una vez más Ward plasma un tema necesario en su filmografía, el mestizaje. Y en parte, esto último podría identificarse como un dato autobiográfico, ya que el propio Ward es hijo de una judía alemana y un católico irlandés, una mezcla étnica, cultural y religiosa.

No comprendo la cantidad de críticas negativas que acumuló esta película el dia de su estreno (y eso que a España llegó 2007, aunque su estreno mundial tuvo casi un año de retraso por algunos problemas de post-producción). Realmente no sé qué demonios espera la gente hoy en día de una película. Vale que la mayoría del público cinéfilo es siempre muy exigente, pero rechazar este film me parece directamente ridículo. Todos los apartados técnicos en general son excelentes; dirección, historia, guión, fotografía, actores y actuaciones, música.... Pero claro, siempre es más fácil criticar (muchas veces sin sentido alguno) que alabar aspectos positivos. Críticas deleznables y vomitivas como las del Señor (¿?) Federico Marín Bellón que la tilda de "ausencia de vida en cada plano y guión horrible" son solo una de las numerosas muestras de rechazo a este film. Me gustaría que toda esa gente me explicase sus banales argumentos sin fundamento para que recibieran un "take that" en toda la boca.

Si no conoces el cine de Vincent Ward, por favor, no te atrevas a a decir "planos sin vida y guión horrible". Todos y cada uno de los planos de todas las películas de Vincent Ward está lleno de vida. Cada pequeño ángulo y parte de los planos está lleno de fuerza y energía. No hay nada más que ver en esta película los maravillosos planos del río, sobrepuestos mediante el montaje con los efectos que provoca la fotografía. ¿Planos sin vida? I don't think so.

Basándome en la forma de puntuar aquí en filmaffinity, normalmente tiendo a puntuar un poco por lo alto, al contrario de lo que lo haría en IMDb (la verdadera y más fiable web de puntuación), y al contrario de la forma de puntuar de filmaffinity con respecto a IMDB. ¿Nota mía real? 7 (La misma que se merecería en IMDb), ¿nota de filmaffinity? De 5'5 para abajo.

La historia, original de Vincent Ward, la escribió a raíz de muchas historias que había leído sobre la época de colonización británico-irlandesa sobre la tierra de la larga nube blanca. Y la verdad, vuelve a sorprenderme y deleitarme con la pasión con la que cuenta ésta historia que, eso sí, los vergonzosos pósters de acción que han ido apareciendo en sus re-ediciones en DVD a lo Van Damme no pegan ni con cola (y me encanta Van Damme), el mejor (y enorme) el primero que salió.

A Vincent Ward le costó varios años (desde What Dreams May Come en 1998) llevar a cabo este proyecto que finalmente consiguió terminar en 2005, aunque su promoción no fue la mejor y fue un fracaso comercialmente, con un presupuesto de unos 15 millones de € (una de las más caras de la historia de Nueva Zelanda) apenas consiguió recaudar 1 millón, es el riesgo que se debe tomar para hacer películas de semejante belleza.

Es un petardo.
Lo siento, tenía que decirlo y mira que me gusta, normalmente, lo que suele hacer Ward pero está "Reina del Rio" se le ha ido de las manos.
Cuando una película hace que bostezes, que mires cada dos por tres el reloj, que repases mentalmente la tabla del 7 de multiplicar, etc, etc....es que algo no funciona.
Narrativamente es absurda, el ritmo es tedioso pero hay un fallo que realmente no soporto y que cada vez parece estar más de moda, a saber, el uso / abuso de la voz en off... aquí particularmente se me he hecho molesta como un dolor de muelas amén de superflua, reiterativa, pedante y otras lindezas que podría dedicarle...
Lo mejor, con diferencia, la estética y el gusto fotográfico que destilan todas y cada una de las imágenes del filme, es una delicia ver unas imágenes fotografiadas con tanto estilo... pero por muy bella que sea plasticamente una película eso no la hace mejor.
Esperemos que la próxima vez ponga su virtuosismo pictórico a la altura de las circunstancias...

River Queen, del director Vincent Ward, se parece en cierto modo a La misión, la preciosa y mítica película de Roland Joffe, en el sentido de que presenta un contraste entre dos mundos: el occidental y aparentemente moderno y avanzado, representado por los británicos y neocelandeses de origen británico, y el tradicional y ritual de las tribus maoríes de Nueva Zelanda. Atrapada entre esos dos mundos se encuentra la protagonista, interpretada por Samantha Morton, una madre en busca de su hijo que se ve, como decimos, dividida entre dos mundos a los que pertenece, más si cabe cuando encuentra el amor en un apuesto guerrero maorí, a quien da vida un estupendo Cliff Curtis.
La historia de amor, de hecho, es uno de los puntos fuertes de una película bonita, educativa, e ilustrativa de la diversidad cultural del país neocelandés, que quizás está algo falta de intensidad en la trama más bélica, por así decirla, o incluso en las vicisitudes de la protagonista, pero sin duda es más que recomendable por su belleza y descripción de las dos pulsiones que laten en el corazón del país oceánico.

Lo mejor: El contraste que plantea entre la modernidad occidental y la tradición maorí, y la química entre Samantha Morton y Cliff Curtis.
Lo peor: Le falta algo más de interés en las desventuras de la protagonista y algo más de chicha en la parte bélica.

La historia no es especialmente original, se parece un poco a algunos westerns de los que ponen en verano, una joven irlandesa tiene un hijo con un maori y al cabo de unos años el abuelo del chico lo secuestra para criarlo. El paisaje, el sonido del rio nos acompañan, explicando que la película habla más de Nueva Zelanda que de cualquier otra cosa. El rodaje se vio salpicado por polémicas varias, problemas entre el director y la protagonista y otras historias que no vienen a cuento. Morton está correcta pero no todo lo bien que ella puede estar, hay momentos en que parece hasta pasiva ante lo que le ocurre y reacciona a veces a destiempo. Sutherland hace un papel interesante, su personaje recibe poco tiempo y menos carño pero se merecía más, sus breves dialogos son curiosos pero casí todo lo dice en sus canciones. El niño es lo mejor de la película, realmente interesante.
A pesar de la belleza del lugar, de la historia, de los personajes y de la aparente pasión (que tampoco es tanta) al guión le falta un poco de vida, algo que nos enganche del todo, quizás un poco más de tiempo en cada personaje y algo menos en el paisaje.
No es maravillosa pero vale la pena verla.

Historia muy pegadiza si es que la ves sin prisa y con ganas de aprender un poco más de historia.

Especial para todos aquellos que gustan de películas históricas con trasfondo dramático. Situada en las colonias británicas de Nueva Zelanda, a Sarah el padre de su amante maorí muerto le roba a su pequeño hijo de unos cinco años, y tardará años hasta que se vuelvan a ver.
La película es profunda, con planos absolutamente deliciosos. La cámara se toma su tiempo para hacer auténtico cine-documental, para plasmar el séptimo arte, algo de lo que hoy en día ningún director tiene ni idea.
El maravilloso comienzo de siglo, de lo mejorcito que he visto en este tipo de cine, incapaz como soy de poder anotar esta película en uno u otro género.

Personalmente la película me ha parecido bien cuidada, pero pretenciosa en el sentido de personalizar cada mínimo detalle. Todo es soñado.

Música preciosa y buen guión en general. Te atrapa, como la relación de Curtis y Morton, de la que sale más de lo que parece.