Lucifer: El ángel maldito

Sentando el precedente de “El Exorcista” (The Exorcist, 1973) de William Friedkin y sirviéndose de otras explotations transalpinas como “El Anticristo” (1974)) de Alberto di Martino y “Poder Maléfico”, (Chi Sei?, 1974) de Ovidio G. Assonitis, los italianos no tenían bastante y llevaron a cabo ésta pobre como sombría por miserable premisa pseudodemoníaca en que la víctima potencial del diablo es un chico adolescente (Jean-Claude Vernè) que tras descubrir un extraño amuleto durante un paseo a las orillas de un río sucumbe a las atractivas visiones de unas desnudas ninfas que lo someterán hasta convertirse en un travieso reflejo del demonio. Siglos atrás una comunidad de satanistas ocultándose de la Inquisición ye predijeron el hecho.

Por fortuna el pobre muchacho tiene una hermana monja (Patrizia Gori) que recurrirá a las altas esferas del vaticano para contratar a un cura (Richard Conte) para que expulse todo lo malo que tenga el joven de su cuerpo. Mediante oraciones, eructos, voces graves mal sincronizadas y efectos pobres, el éxito está más que garantizado. Pero de mísera copia mal calcada no pasa amén de que se estrenara en castellano con el saciado título comercial de “El Regreso de el Exorcista” (con permiso de John Boorman a quién aún no le habían delegado el proyecto de “El Hereje”). El veterano actor italomericano Richard Conte se intentó ganar la jubilación como si no tuviera bastante con el recordado papel de Barzini en “El Padrino” (The Godfather, 1971) de Francis Ford Coppola.