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Los idiotas

Drama Un grupo de jóvenes comparte un mismo interés: la idiotez. Con una casa de campo como base, pasan su tiempo libre juntos explorando los ocultos y poco apreciados valores de la idiotez. El grupo se dedica a enfrentarse a la sociedad con sus idioteces. Karen, una mujer solitaria y reservada, se une al grupo después de participar involuntariamente en una de sus actuaciones. (FILMAFFINITY)
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Críticas 92
Críticas ordenadas por utilidad
21 de marzo de 2006
148 de 208 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que el debate sobre el movimiento Dogma es una pérdida de tiempo un tanto absurda. El mismo año que estrenaban los idiotas tuve la fortuna de ver la inmensa Celebration en el cine. Recuerdo que aparte de lo que me gustara la encontré distinta sin entender muy bien por qué. No tenía ni pajolera idea del movimiento mencionado y si la hubiése tenido me habría importado un huevo. Al fin y al cabo lo reseñable es lo que nos muestran, y desde luego, no tengo duda por el pasado presente y futuro de tal escuela, que es muchísimo mejor que los truños intimistas y maniqueos con los que nos deleitaron en el cine de los 60.

Los idiotas ofrece multiples lecturas. Filosóficas, políticas, sociales, religiosas, etc. Cada cual puede interpretar lo que guste. Y que le den cera al puto loco de Trier sin más razonamiento que el de estoy molesto con vd., pues bueno... El último damnificado ha sido el señor G. W. Bush al que el director danés ha llamado gilipollas. A mi me parece que se ha quedado corto pero es cuestión de gustos.

La única persona honesta de todo el film es Karen, unida involuntariamente al grupo como experimento balsámico para combatir la depresión que la aquejaba. Es la única de todos que se lanza al vacío sin paracaídas, ya que los demás, parloteos aparte, no tienen el coraje que se les preveía para arriesgar sus vidas personales en su entorno más próximo. Y entonces la película me gusta más. Y Trier se ríe de ellos. Y yo también. El tipo nos regala una moraleja inesperada. ¿Reírse de la burguesía? Sí hombre... nanana. Viví un tiempo con él en Dinamarca compartiendo una celda acolchada y qué vaaa... nanananaaa...

La película tiene secuencias muy buenas. En otras los micros se meten en cuadro y uno no entiende nada, pero en un film de estas características lo cierto es que te da lo mismo. La secuencia del chico y los motoristas y toda la movida gay que destila me hizo partirme bastante (por la mitad, claro). El restaurante, la orgía, la escena de la ducha... todo es expuesto de forma grotesca pero sin molestar. Con una belleza distinta. Joven. Y es que los daneses son grandes defensores de las buenas costumbres. Y de la libertad de expresión. Gran país. Por cierto... ¿sabéis cuánto pagan por cargarse al de las caricaturas de Mahoma?
Txarly
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30 de agosto de 2008
74 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más mi buen amigo Lars, cómodamente arrebujado bajo las implacables directrices de su dogma estilístico, nos presenta una obra –si bien polémica- también extraordinariamente interesante y original.

Cierto es que “Los idiotas” no consigue alcanzar ni por asomo las elevadas cuotas de éxtasis dramático que atesoran otras pelis del danés como “Rompiendo las olas” o “Bailar en la oscuridad” pero, en cualquier caso, la subversiva y bizarra propuesta de Von Trier invita a la reflexión y se convierte, por consiguiente, en una magnífica candidata a esas siete estrellitas que he decidido adjudicarle.

No creo que en ningún momento el amigo Lars o cualquiera de su cuadrilla protagonista disfrute mofándose de los disminuídos psíquicos ni de ninguna persona cuyas facultades mentales se sitúen por debajo de los límites establecidos. No creo que ése sea el propósito de la película ni del grupito de marras. Lars se limita a poner en evidencia ese idiota que todos llevamos dentro y a criticar despiadadamente actitudes y pautas de nuestra sociedad occidental que revelan, a su vez, nuestra mísera condición humana.

Vivimos rodeados de idiotas, y cuanto más queramos formar parte de ese magma hueco e impersonal que nos absorbe y mediatiza a diario, más números tendremos para convertirnos en unos completos idiotas sin posibilidades de salvación. A veces basta con darse cuenta de que uno es idiota para conservar un atisbo de esperanza.

Palabra de idiota.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Taylor
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1 de febrero de 2007
93 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la película "El ángel exterminador", durante unos breves momentos se ve un rebaño de ovejas. Unos críticos de cine afirmaron que las ovejas simbolizaban esto; otros, que lo otro; y otros, que lo de más allá. Finalmente, alguien preguntó a Luis Buñuel qué simbolizaban las ovejas exactamente, y Buñuel contestó que la única razón de su presencia en la película era leer las memeces que los críticos dirían de ellas. Buñuel se había propuesto engañarlos, y lo había conseguido.

Lars von Trier se propuso engañarnos a todos. La diferencia es que el engaño de las ovejas dura unos segundos, cosa que lo hace perdonable, y el engaño de "Los idiotas" dura 117 minutos. A pesar de ello, Von Trier consigue engañar a una porción de críticos y a otra porción de espectadores. Sólo hace falta leer un poco: "...revolucionario movimiento cinetográfico Dogma...", "Subversivo y provocador experimento...", "Obra maestra de un moralista que busca la verdad...", "...logra un nivel de dramatismo y compenetración con el espectador tremendo...".

Obra de un director que se cree un genio, diría yo. Hoy en día muchos se las dan de modernos y pretenden hacernos creer que todo, sin excepción, puede ser arte. Los que, sufriendo un curioso síndrome de Estocolmo, se han dejado engañar y pretenden que los otros les sigamos como borregos, con su pan se lo coman. Echar un cubo de pintura a una pared no es lo mismo que pintar un cuadro.
vturiserra
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1 de septiembre de 2007
126 de 210 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las creencias del decálogo Dogma quieren dar la sensación de que es un movimiento democratizador y liberador del cine, el cine es arte sin límites que nos pertenece a todos, no se debe decir quién es el director: ¡We are the children!

Todo lo contrario. Poner normas sobre cómo ha de ser la iluminación (luz natural solo), qué movimientos de cámara se permiten (cámara al hombro únicamente), dónde se ha de rodar (exteriores primordialmente), cómo ha de ser el sónido (nunca añadido a la escena en postproducción) o que el director es un creador de arte del que no es importante conocer su identidad es, precisamente, lo más privador de libertad y sectario que se conoce. Ir de liberador cool poniendo normas estúpidas e inflexibles es ser lo más pijo posible y, por tanto, ser justo lo opuesto a lo pretendido. ¿No es pretencioso y misterioso ocultar el nombre del director? En vez de pasar desapercibido consigue darse más notoriedad aún.

Filmar sin los mínimos medios al alcance es como si mañana una corriente pictórica dice que todo pintor diestro debe ahora pintar con la mano mala. Resultado: Caca. El que (intencionadamente) se vean las cámaras filmando reflejadas en los cristales o los micrófonos colgando salgan en el plano a posta es patético. Es como los niñatos que llevan los calzoncillos por fuera del pantalón para enseñarlos y decir: "¡qué malo soy!" Eso es el Dogma, ir de guay poniendo normas estúpidas que obstaculizan técnica y narrativamente al cine para presentarlo como un acto liberalizador, salvador y democratizador del mismo. Pero como te salgas del decálogo que tenemos, no te aceptamos en nuestro selecto club "Liberad a Willy". Es ir de humildes y a continuación vestir de Dior.

En cuanto al argumento: ¿Qué pasaría si la gente pasase de las convenciones formales y se comportase como un auténtico retrasado? Pues que la gente se sentiría muy incómoda. Interesante, pero tampoco se ofrecen motivos o explicaciones de porqué los protagonistas se comportan así ni de porqué quieren mostrar cuán absurdas son las convenciones formales sociales.

Al final la peli es una sucesión de secuencias donde los protagonistas provocan situaciones violentas ante desconocidos que hieren su dignidad sin más (falsa, porque la peli no es un documental o una cámara oculta, hay guión y actores). Por lo que las secuencias unidas unas tras otra sin más te dan la sensación de estar presenciando un espacio de "cámara oculta" (con reacciones no espontáneas porque, repito, hay guión) o un mero Jackass.

Logra algunas imágenes de gran violencia visual que sacuden al espectador, que además se siente muy incómodo a veces por las violentas situaciones mostradas. Eso no está mal (aunque a veces para lograrlo caiga en la más burda obscenidad). Pero su afán por aparentar (¿el qué?) y provocar (¿a quién? ¿por qué?) pesa muy negativamente.

¿Es distinta al menos? Sí, mucho. Pero Rosi De Palma también lo es y eso no significa que sea guapa
edsangar
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18 de agosto de 2009
42 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La provocación es una manera de hacer pensar a la gente” (Lars Von Trier, Stig Björkman Tranceformer: A Portrait of Lars von Trier, 1998)

Decir que “Los idiotas” es una fantochada generada por un manierista redomado creo que es casi tan certero como decir que “Los idiotas” es, como toda la filmografía de Von Trier, la mejor manera de observar el horrible mundo que poblamos. Que esta película pertenezca a un movimiento dogmático no es más que anecdótico puesto que para su autor, es sencillamente un vehículo para mostrar su forma de ver al hombre en su entorno. No discutiré aquí, si el ego ejercitado de Von Trier es capaz de discernir entre lo que realmente es trascendente o banal, puesto que “Los Idiotas” es ante todo interesante por la dificultad de separar el planteamiento absurdo de lo insigne.

Von Trier es ante todo un autor que no deja indiferente, que nos saca los peor de nosotros mismos generando sentimientos que siempre son desagradables. “Los idiotas” tiene mucho de esto, pero también del peor Von Trier: aquel que mira obstinadamente su ombligo y no tiene reparos en filmar una penetración explícita sin necesidad de excusarse por ello. Yo lo encuentro grosero, para que engañarnos, pero también sincero si lo comparamos con muchos directores (españoles, por ejemplo de cercanía) que siguen el juego de querer excusarse por mostrar desnudos cuando en realidad se muestran porque se desean mostrar; y cualquier otra excusa es falsa y mediocre.
Chagolate con churros
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