La soga de la horca

Andrew V. McLaglen ha sido un amante del western toda su vida, con solo echarle un vistazo a su filmografía lo vemos, algo que supongo lo lleva desde que nació, al ser hijo del veterano y gran actor Victor McLaglen, que como ya sabemos colaboró en varias ocasiones con John Ford.
Andrew V. llegó tarde, y no aportó nada nuevo, pero tenía una gran habilidad para el entretenimiento, no se alejó de los tópicos y sus numerosos westerns son bastante pasables que dejan satisfecho a cualquier amante de este género.

Ésta que nos ocupa no es más que otra de forajidos y sheriffs, que cuenta con el omnipotente John Wayne, que ya viejo, pero que sinceramente para mi no pierde el atractivo, aunque lejos quedan "Ringo Kid", "Thomas Dunson" o "Ethan Edwards".

Pues eso, para pasar el rato, y nada más...

El bueno de John Wayne interpreta a JD Cahill un comisario de los EEUU, viudo y con dos hijos.

El buen artesano Andrew V. McLaglen dirige por última vez en una película a John Wayne en esta ocasión, en este buen western en el que "The Duke" interpreta a un sheriff de los de antes que persigue y persigue criminales formando ya parte personal de su vida en lugar de dedicar más tiempo con sus hijos (muy correctos Gary Grimes y Neville Brand).

Es una buena película para pasar el rato tiene un inicio fantástico con un buen tiroteo, quizás entre medio se haga algo más lenta pero se disipa pronto gracias al saber hacer de interprete principal y su director y un gran final. También la película consta de unos bonitos parajes y una música bastante aceptable.

Si eres fan incondicional (como yo) de John Wayne y te gusta el western te gustará sin duda,
porque puede que estuviera ya en decadencia pero de lo bueno siempre queda algo y
John Wayne por mucho que se trate de impedirlo siempre será John Wayne (el western por excelencia).

Un saludo

Los últimos westerns de Wayne nos imponen una figura paterna que, en realidad, representa a La Ley por sobre los ciudadanos. En este película, Wayne es el padre de dos hijos a quienes descuidó en su crianza por dedicarse a su profesión (Marshall de EEUU) y ambos críos han dado el mal paso al ser partícipes del asalto a un banco. Indudablemente, la película le habla a la juventud del '70, de hecho, la película presenta una fotografía que la emparenta con una serie de televisión, con muchos interiores y un guión de telenovela. No obstante, la presencia de Wayne y algunos buenos momentos, hacen que la película también se vea con nostalgia por los westerns que ya no se hacían en los '70. Algo así como ver envejecer, tanto a un género, como a su protagonista indiscutible.

Me entristece ver una puntuación tan pobre para este film, puede que no sea de los grandes westerns pero no tengo duda alguna de que supera ampliamente la media de calidad que esperamos del mítico John Wayne. Y es que Cahill no sólo tiene una historia realmente apasionante y atrevida sino que técnicamente está muy cuidado, con escenas de acción memorables. La historia va más allá de los típicos ladrones que salen a tiros del banco e introduce, por así decirlo, al vaquero ladrón de guante blanco, que urde un robo muy bien planificado por otro mítico actor como George Kennedy. La historia no se detiene ahí y también va más allá, desarrollando elementos dramáticos que hacen que se conecte tanto con los personajes, que son lo realmente importante como con la historia del robo, que al fin y al cabo quedará como trasfondo e hilo conductor. Quizás se desinfle un poco en tramo final, pero merece mucho la pena.

Destacaré de esta película, al margen de algunos diálogos soberbios, la brillante interpretación de Wayne, por su contención dramática y su naturalidad. Me arriesgo a compararlo con el de otros papeles mucho más conocidos ( Centauros del desierto, Escrito bajo el sol...). Lástima que la banda sonora y ciertos tics propios del spaghetti western caricaturicen la película, restándole fuerza dramática y verosimilitud. En cualquier caso, vale la pena verla aunque solo sea por asistir a la interpretación de Wayne.