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El día de los forajidos

Western El implacable Jack Bruhn (Burl Ives) y su banda de desertores se apoderan de un remoto poblado del Oeste, que permanece aislado por la nieve. Sólo el ranchero Blaise Starrett (Robert Ryan), al que la llegada de los forajidos le ha entorpecido la reclamación de sus tierras, hará frente a la banda de asesinos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
11 de enero de 2009
43 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
11 de enero de 2009. Me sorprendo al consultar la ficha de este film y comprobar que solo tiene treinta y tres votos. Son de esas cosas incomprensibles que suceden en esta comunidad. "Day of the Outlaw" es a mi juicio uno de los westerns postrímeros más importantes y, sin duda, contiene los momentos de más calidad en la filmografía del director André de Toth.

Ambientada en un marco oscuro, fúnebre y casi fantasmagórico el excelente guión de Philip Yordan ("Men in War" con muchos aspectos similares a esta cinta) nos acerca de nuevo al western psicológico donde, con unos diálogos acetadísimos, se ponen en juego las morales y condiciones humanas de los protagonistas. Para ello André de Toth filma a estos de cerca, en unos primeros planos inusuales en el género, y dejando ver al espectador las sensaciones y las tensiones que invaden a cada uno de ellos.

Todo comienza en un pueblo fronterizo de Wyoming en un duro invierno. La paz del lugar se ve alterada por las disputas entre los veteranos vaqueros colonizadores y nuevos granjeros llegados del este y que pretenden mediante vallas cercar sus propiedades. Al frente de estos viejos y curtidos vaqueros está Blaze (Robert Ryan) un hombre de fuertes convicciones y que lucha denostadamente contra la barreras que le puedan ser impuestas. Justo (y nunca mejor dicho) cuando todo parece inevitable hacia la confrontación aparecen un grupo de bandidos, liderados por el capitán Bruhn (un genial Burl Ives) y que toman el pueblo en su huida del ejército. A partir de aquí la película se centra en la relación que se establece entre Blaze y Bruhn y en el intento de ambos de controlar a lo forajidos, auténticos delincuentes con ansias de whisky, mujeres y arrasar con el pueblo y sus habitantes.

Alabar también la música y la excelente fotografía en blanco y negro que adorna la historia y que desmuestra en los momentos necesarios la superioridad de las duras condiciones meteorológicas que rigen la naturaleza y que se imponen en todo momento a cualquier acción humana. A todo esto pone el colofón un inspiradísimo director que, cuando ya parece que la historia agoniza, se inventa y estira un final regalándonos unos cuantos momentos espléndidos y que completan un western injustamente olvidado a día de hoy por los usuarios de Filmaffinity, con muchos amantes del género entre ellos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alfie
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17 de junio de 2010
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Último western de André de Toth (Makó/Hungría 1922 – Burbank/CA 2002). El guión, de Philip Yordan, adapta la novela “Day of Outlaw" (1955), del escritor especializado en relatos del Oeste Lee E. Wells. Se rueda en escenarios exteriores de Mount Bachelor (Oregón) y en estudio, con un presupuesto de serie B. Producido por Sidney Harmon para UA, se estrena en julio de 1959 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en la pequeña localidad de Bitters, de unos 20 habitantes, cerrada por la nieve y situada cerca de la frontera oeste del territorio de Wyoming, el invierno de un año cercano a 1890, durante 24 horas. El ranchero Blaise Starrett (Ryan), acompañado de su capataz Dan (Persoff), se acerca al pueblo con el propósito de enfrentarse al granjero Hal Crane (Marshal), que cerca sus tierras con alambre de espino. La pelea convencional entre rancheros y granjeros queda interrumpida por la llegada del capitán Jack Bruhn (Ives) y su banda de 6 forajidos. Starrett, antiguo pistolero, líder de los rancheros del lugar, es orgulloso y se siente decepcionado por la pérdida de su antigua novia. Crane, líder de los granjeros, se encuentra cansado y desea vivir en paz. Bruhn es un antiguo capitán del arma de caballería, expulsado del ejército e interiormente atormentado por los remordimientos y la mala conciencia. Helen (Louise) es una mujer hermosa, seductora, práctica y leal, que se ha casado con el primero de sus amantes que le ha propuesto matrimonio.

El film suma drama, acción, aventura y western. Es el décimo primer western del realizador y el último de su segundo ciclo, integrado por 5 obras (“La mujer de fuego”, “El honor del capitán Lex...). Como es habitual en los trabajos de De Toth, el film respira originalidad y la singularidad propia de una obra que lleva impresa la huella de su personalidad. Los personajes son seres corrientes, movidos por intereses comunes y dotados de cualidades normales. La acción los enfrenta a situaciones extremas, que afrontan para sobrevivir. Su visión de la condición humana es pesimista: la ve abocada a la barbarie, la crueldad y el salvajismo, como bien pone de manifiesto el film que comentamos.

Los móviles principales de la conducta humana son la lujuria, los deseos de embriaguez, la piromanía (admiración por el fuego que todo lo arrasa) y la satisfacción de los instintos atávicos de violencia, pelea y muerte. La afición que siente por las peleas a puñetazos tiene su expresión en la bárbara paliza que recibe un personaje en la calle principal del pueblo. Le gusta tratar temas poco o nada convencionales, duros y turbulentos, en los que la lucha entre el Bien y el Mal se desarrolla en escenarios oscuros y opresivos, dominados por la pulsación de las bajas pasiones y los instintos más primitivos y abominables. Aprovecha como puede los mayores espacios de libertad creativa que consienten en aquellos momentos los dirigentes de un Hollywood complaciente en exceso y enemigo de las historias ásperas y desabridas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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8 de diciembre de 2012
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Blaise Starrett (Robert Ryan) un duro ganadero harto de las alambradas puestas por los granjeros que impiden a sus reses caminar libremente, se dirige a un pequeño pueblo de apenas 20 habitantes al pie de unas montañas, con la intención de matar si no retira la alambrada a Hal Crane (Alan Marshal), un granjero casado con un antiguo amor (Tina Louise), al que además de por el tema de las alambradas, odia por estar casado con la mujer que todavía ama y que ya nunca podrá tener, y por creer que como hombre que ayudo a pacificar esas antaño salvajes tierras, no puede permitir la conducta contraria a sus intereses de los pacíficos y a su juicio interesados granjeros.

Montañas heladas presidiendo el nevado pueblo, Starrett y los granjeros, una vez agotado el dialogo, esperando la caída de una botella puesta a rodar por el mostrador de un bar como señal para dirimir a tiros la cuestión, y justo en el momento en que la botella está a punto de caer, la puerta se abre violentamente dando paso al grupo de ladrones renegados del ejercito mandado por el Capitán Jack Bruhn (Burl Ives): 5 malencarados facinerosos, y un chaval que se ve tiene buen fondo, que toman al pueblo como rehén para curar una fea herida del Capitán y seguir camino antes de que lleguen los soldados que van en su busca por el robo de una fuerte suma de dinero.

Con una historia que según va avanzando va pasando de canónico western con ganaderos y granjeros enfrentados, a grupo de lugareños invadidos por fuerza hostil, y finalmente acaba instalándose como poderoso western psicológico, el duro y recio Andre De Toth (detrás en cuanto a mitomanía y enjundia de sus trabajos de los también tuertos, John Ford, Raoul Walsh, Fritz Lang, y el fingidor Nicholas Ray, pero siempre fiable en sus poderosos y resultones enfoques de cámara en buenas series B varias) adaptando una novela escrita por Lee E. Wells, pone en marcha una función a la que sientan como un guante esos parajes nevados (rodada en Mount Bachelor, Oregon), personajes desbordantes de conflictos internos y carga psicológica bien descritos y mejor filmados (una escena con los facinerosos obligando a bailar a las mujeres del poblado mientras la cámara va girando alrededor del escenario y parejas, sin mostrar violencia física resulta mucho más violenta describiendo la indefensión de esas mujeres que la mas gráfica que se les ocurra), y un tramo final entre pasajes de montaña helada sacudiendo, en unos los bajos instintos de avaricia y maldad sobre unas duras condiciones de supervivencia, y en otros la suicida busca de redención acorde con sus convicciones y pasado (sublimes Robert Ryan y Burl Ives encarnado a 2 personajes cuyo proceder recuerdan al posterior William Munny).

Súmese una buena fotografía de los parajes helados y sempiterna imagen de las montañas heladas que acaban redondeando el poderío dramático del film, una buena banda sonora, un muy buen trabajo de todo el elenco actoral (inmenso Robert Ryan en la composición de su trágico y crepuscular personaje), y tenemos uno de esos western presuntamente menores, que a mi juicio bien se podría calificar de cuasi obra maestra, a la que espero no tengan la osadía de meterla mano con un remake al estilo del perpetrado por los Coen con la icónica "Valor de Ley 1969".
tiznao
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21 de junio de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un estupendo, aunque injustamente olvidado western, con un par de actores como Robert Ryan y Burl Ives que siempre te solucionan la papeleta. Un western en el que prima la psicología de los personajes por encima de la acción y los tiros, el conflicto entre el viejo oeste y el nuevo, entre los que llegaron primero y los que llegaron después .La situación con la toma de rehenes en un pueblo totalmente aislado está muy bien resuelta, con bastante realismo y con una gran tensión dramática, asi como la parte final en las montañas, el señor André De Toth se merece un lugar entre los grandes por derecho propio, un western a reivindicar.
zuriman
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28 de abril de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un verdadero regalo. No es una cinta muy reconocida, al menos yo no lo tengo como tal. Y, desde luego, merece ubicarse en un lugar destacado. Me ha parecido magnífica. Un tempo ideal, un desarrollo eficaz, soberbio, algo minimalista, con una cierta lentitud pero con mucho fondo.
El guión es magnífico, y los diálogos están bien estructurados. La historia es realmente estupenda.
El director es estupendo. He visto pocas cosas suyas, pero es muy bueno. Junto con Korda y Curtiz son los húngaros más conocidos en el Hollywood de los años cuarenta. Este, además, tiene dos peculiaridades, le faltaba un ojo, como a Ford, y se casó con Verónica Lake, lo que son palabras mayores. Una diosa del cine.
Los actores son magníficos. El prolífico Robert Ryan, que es capaz de hacer de todo, y todo bien. Y un Gran Burl Ives, un actor muy encasillado por su físico, del tipo que gustan en las películas británicas, con unos secundarios más que interesantes para las películas del Oeste. Tina Louise como mujer del granjero lo hace muy bien, actriz escondida, que tiene más películas de lo que parece, y que cumple sobradamente su rol en la cinta.
Redimirse en el sacrificio personal, estar dispuesto a pagar un precio por los errores del pasado, por alto que este sea, es una de las características del antihéroe moderno.
Un claro antecedente de los Odiosos Ocho, de Tarantino. La verdad es que esta y El Correo del Infierno, de Hathaway son dos claras cintas que sirvieron de soporte a Tarantino. Los Odiosos... es una mezcla de los dos. La caravana, el frío helador, los asaltantes... Obviamente no estoy diciendo que sea una copia, ni mucho menos. Pero sí son claro antecedentes de ella. Y conociendo a Tarantino, que dice que más de director de cine el visitador de cine, pues no es tan descabellado que en el momento de guionizar la cinta se hubiera apoyado en antecedentes que él hubiera visto, como estos dos, entre otras películas, pues el género del oeste puede tener miles de películas... Es probablemente el género más filmado.
ÁAD
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