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Carriage to Vienna

Drama. Bélico Moravia, 1945. Al final de la Segunda Guerra Mundial el marido de Krista es asesinado por los soldados alemanes debido al robo de un saco de cemento. Por esta razón, ella odia la guerra y los soldados. Un día, dos desertores confiscan el carro y los caballos de Krista y la obligan a conducirlos a la frontera. Meditando venganza, la mujer los lleva deliberadamente por el camino equivocado. Pero el horror de la guerra irrumpe una vez más en su vida. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
15 de septiembre de 2019
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Karel Kachyna no se cuenta entre los directores más conocidos de la llamada Nova Vlná o Nueva Ola checoslovaca. Quizá la razón de ello sea doble; en primer lugar, cronológica, pues aunque Kachyna coincidiera en el tiempo con el momento de máximo esplendor de la Nova Vlná (la segunda mitad de los años sesenta), había comenzado su actividad con anterioridad, en la década de los cincuenta, y de ahí que en ocasiones se le considere más como «precursor» que como miembro propiamente dicho del movimiento, si bien este nunca tuvo unos límites y una identidad muy precisa; por otra parte, su cine presenta, en general y, desde luego, en esta película, unas características especiales que lo mantienen a una cierta distancia de la Nueva Ola: mucho más clásico en sus estructuras narrativas (coincidiendo en cierta medida con Frantisek Vlácil), es mucho menos rupturista que el de los otros cineastas checoslovacos de la época.

«Kocar do Vidne» («Carriage to Vienna») es una película perfectamente lineal en su desarrollo, que respeta rigurosamente la triple unidad de acción, de tiempo, y de lugar: en efecto la acción única se desarrolla en el transcurso de unas pocas horas y en un solo escenario, el bosque, del que en ningún momento llegamos a salir; al contrario que otras películas de la Nova Vlná , la historia no plantea rupturas cronológicas, es en todo momento respetuosa con los esquemas de la causalidad «lógica», renunciando a cualquier forma de surrealismo, fantasía, etc., que caracterizaron a otras películas checas de esos años. De una extremada simplicidad, la trama es transparente y diáfana en todo momento.

Los elementos con que se construye el argumento son mínimos: tres únicos personajes (Krista, Hans y Günther), a los que solo se añadirá un pequeño grupo de partisanos en el epílogo, un carro, dos caballos, unos pocos objetos significativos (fusil, pistola, bayoneta, hacha...) y el bosque, escenario numinoso y omnipresente: un perfecto ejemplo de minimalismo narrativo, si bien estamos muy lejos de esas películas en las que «no pasa nada».

La película comienza mostrando en pantalla un texto que nos informa de la situación de partida: el asesinato del marido de Krista por los alemanes por haber robado un saco de cemento, y la voluntad de vengarse de la joven viuda. La venganza será pues el tema director de la historia, aunque no el único ni probablemente el más importante. Me parece difícil negar que, al margen de toda valoración ética, la venganza es un sentimiento natural en el ser humano. Tal carácter me parece confirmado por el hecho de estar presente en todas partes y en todos los tiempos, incluso, en muchos casos, religiosamente sancionado y regulado. Es significativo que aquí la protagonista vea la mano de Dios en la posibilidad que se le ofrece de vengar la muerte de su marido: consecuentemente, rezará un padrenuestro cuando, en dos ocasiones crea llegado el momento de consumar su plan.

Nos encontramos así ante un trastocamiento de la asignación de papeles que se podría considerar convencional: la protagonista, hacia la que, como víctima, podrían ir dirigidas las simpatías del espectador, es ferozmente violenta, dispuesta a acabar a hachazos con dos personas, una claramente inocente, y la otra gravemente herida. Hans, que, en definitiva, forma parte del ejército aliado de los nazis es el personaje «bueno» de la historia. Günther, el otro soldado, tiene sin duda muchos menos miramientos que su compañero, pero ve la realidad de la situación con mucha más claridad que él. Y, sobre todo, los partisanos, que se supone serían los heroicos combatientes contra el nazismo, son unos criminales, brutales y crueles. Todo lo cual no implica, desde luego, que las simpatías del director se decanten del lado de los nazis.

La película es un alegato antibelicista, pero no se centra tanto en los horrores físicos que produce la guerra cuanto en la destrucción de toda estructura ética e incluso racional en la conciencia de los seres humanos. No se puede negar que, por injusta que haya sido la muerte de su marido, la actitud de Krista es particularmente irracional: los dos soldados en los que quiere tomar venganza no han tenido nada que ver con los hechos (incluso son manifiestamente ignorantes de lo sucedido), ni siquiera comparten nacionalidad con los autores del asesinato (son austríacos, no alemanes) y Hans, en concreto, es obvio que no solo no participa de la ideología nazi, sino que es un muchacho ingenuo y de carácter bondadoso, incapaz de hacer daño a nadie. Toda su culpa estriba en que le ha tocado nacer al otro lado de la frontera. En el fondo Krista lo sabe, pero se niega a reconocerlo: en un intento de convencerse a sí misma de la legitimidad de su propósito, se dirigirá varias veces a Hans como «pequeño alemán», aun sabiendo perfectamente que no es esa su nacionalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ludovico
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27 de octubre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un escenario único (un bosque inacabable) y dos personajes que acaparan la mayoría de las escenas (aunque quienes aparecen poco tengan una gran importancia: los partisanos, el soldado moribundo) la película es un recital de buen cine. No sorprende que sea checoslovaca, no sorprende que nazca durante esa gloriosa época que luego fue a llamarse "Nueva ola": es una película enorme de poco más de setenta minutos, intensa, dramática, bien pensada, bien ejecutada, de aspecto mínimo y absolutamente imprescindible para todo aquél que busque cine bien hecho.

Lo más importante es el rencor de ella, que nace por unas circunstancias que con gran acierto la película nos ahorra. La crueldad que queda lejos de lo que vemos podemos imaginarla en el rostro de ella, que busca lógica venganza, pero ya ves, él ni siquiera era alemán. El joven protagonista que interpreta a un soldado alemán que ha decidido desertar, dejar de luchar y volver a casa, es austríaco. La fatalidad hace que se crucen sus vidas y que el espectador llegue a la conclusión que nadie se merece pasar por algo así, ni por lo de uno y por lo del otro, porque la guerra es muy perra y su dolor se multiplica en ese bosque infinito en el que lo que sucede ni se ve ni se oye.

La idea del árbol que cae en un bosque y nadie lo oye ni lo ve viene muy a la medida de "Carriage to Vienna"; nadie tiene conciencia de ello. Lo que les pasa a ellos es igual, ahí queda como una anécdota prácticamente muda de la guerra, que es muy perra, ya lo he dicho, aunque también es atroz y saca lo peor del ser humano.

Es increíble cómo una película tan mínima, hecha con tan pocos elementos, explique tanto de la condición humana. Puestos en el límite del conflicto bélico el ser humano es capaz de todo. Ese joven soldado sólo quiere volver a casa, ella está destrozada y nosotros aquí estamos, obligados a elogiar una película inmensa que permanecerá oculta dada la rareza de su origen.
Luisito
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15 de noviembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de esas joyitas que suele ofrecernos el archivo del viejo cine de la ex Checoeslovaquia. En pocas palabras logra delinear toda la tragedia de los sobrevivientes de la guerra. Ahora que Hitler ha sido derrotado hay que volver a casa, cabizbajos, casi que con la inocencia del niño llevado a la fuerza a las armas. En el camino tropiezan con un alma destrozada por la conflagración, pero que poco a poco va mostrando que sus heridas son más hondas de lo que cabría suponer, y que han llevado a la mujer a meditar en algo más que los sinsabores de la eventual venganza.

Una agradable sorpresa para los aficionados al buen cine, sin estridencias, sin lumbreras, sin grandes escenarios, solo el paso acompasado de una carreta halada por dos hermosos y nobles caballos.

Y el hacha maldita ahí, lista...

Es la tercera película de Kachyna que logro ver, después de La Oreja y de Viva la República, y en verdad que es una lástima que este buen cine solo sea saboreado por puro azar.
Edmundo
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21 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
21/21(19/01/21) Notable alegato antibélico, un precioso cuento checoslovaco dirigido por el combativo políticamente Karel Kachyňa (con guión propio junto a Jan Procházka), tanto es así que por razones ideológicas, la película fue denunciada como "una travesura ideológica vergonzosa", anti-checa, anti-alemana y anti-partidista, y Kachyňa tuvo que exiliarse en Viena, siendo prohibida hasta que el gobierno comunista fue expulsado de Checoslovaquia en 1989. Enmarcando la historia en un bucólico e infinito bosque por el que casi no penetra el sol, la bruma de niebla es constante, y casi contado en tiempo real, con apenas tres personajes la historia resulta de una profunda intensa, ahondando en la desesperanzadora Condición Humana, donde la guerra saca lo peor de nosotros mismos, da igual en que bando estés o los ideales por los que luches, saca la bestia que todos llevamos dentro, donde la línea entre buenos y malos se difumina, donde las ansias de venganza son un frágil deux machine, tocando temas como los instintos básicos, la venganza, el perdón, los sentimientos de culpa, el amor, el atavismo.

La historia tiene lugar en Moravia del Sur, justo antes del final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. La protagonista es Krista, su marido fue ahorcado por los alemanes debido a una pequeña ofensa. Odia a los soldados alemanes y a toda la guerra. Dos fugitivos austríacos la obligan a llevarlos en su carreta a Austria. Krista los está conduciendo deliberadamente en la dirección equivocada. En el camino, planea un asesinato, gradualmente libera a los soldados de las armas, los trata con incomodidad e indiferencia y espera una oportunidad adecuada.

Se puede ver como un thriller psicológico que arranca in media res (tras un enunciado sobreimpresionado que nos pone en situación), donde las actuaciones con extraordinarias en su poder de hacernos empatizar con ellos, en tejer hábilmente una relación malsana entre los protagonistas, ello en un crescendo tenso y cuando parece que llegamos a un final hermoso y optimista, vira de modo desgarrador, hacia una conclusión amarga y valiente por parte del director.

Una road movie de poco metraje pero fuerte densidad dramática, apoyándose en una ambientación muy marcada por la excelente cinematografía en blanco y negro de Josef Illík (“La oreja”), haciendo evocador este bosque y utilizando recursos penetrantes para potenciar la inmersión en la trama, con punzantes primeros planos que sacan lo mejor de las hondas miradas, a la que se suma una rompedora música clásica barroca, ello provocando momentos inquietantes, creando un halo de que esta carreta co-protagonista parezca lo único que hay en el mundo, creando un halo de cuento de terror, con recursos perspicaces que crea sensación de aislamiento del mundo, donde los sonidos resultan lóbregos, con esa luz solar que entra cual haces deidíficos entre las ramas, haciendo del bosque un lugar interminable a la vez que claustrofóbico. Manejando la fijación en el detalle de modo tenso, como cuando tras deshacerse Krista de un arma (el rifle, la bayoneta y la pistola) de los soldados la cámara la pone en primer plano mientras la carreta se aleja, en contraste en como recoge el objetivo la escondida hacha. Y esto adornado de modo híper estilizado por la música sacra lóbrega de Jan Novák (“Cada día amanece” o “Vysoká zed”), remarcando artificialmente las escenas, quizás para remarcar el sentido de cuento de horror, melodías de órgano (interpretado por Milan Šlechta) que baña los fotogramas en un estado de ánimo sombrío.

La guerra solo se ve de soslayo entre los árboles (un convoy militar nazi, unos partisanos cruzando entre los árboles, o el sonido de disparos a lo lejos), impregnando de humanismo todo el minutaje con sus dañados protagonistas, una joven viuda a la que los nazis han asesinado a su marido y un joven soldado austriaco que ha desertado del ejército alemán y solo busca llegar a su casa en Austria. Y con estos escasos mimbres se teje un relato fascinante en como vemos evolucionar a los personajes.

Historia de una gran sencillez y a la par de gran hondura, ello atomizado por esa turbadora relación entre Krista y Hans, donde los roles preestablecidos quedan acribillados, cuando al inicio sentimos que ella puede empatizar con nosotros por su rabia y dolor sufrido, luego vemos que los soldados nazis, no son ni nazis, ni alemanes, sobre todo el joven, un pusilánime que solo quiere volver a casa con su familia. Como el director hábilmente nos ha hurtado de la escena de la muerte del marido, la crueldad en realidad solo la llegamos a percibir por parte de ella hacia alguien que no ha tenido que ver con los hechos, pero que ella identifica con ellos por llevar el uniforme germano. Ello mientras vemos que el muchacho es amable, considerado, generoso con ella, con ganas de que acabe la guerra (reflejado en cómo se entusiasma al oír las campanas de una iglesia cercana que él considera el final del conflicto) mientras ella es reflejada por sus ansias de coger el hacha y acabar con ellos, uno es un inocente soldado, y otro un malherido, donde además se ve como una iluminada por Dios en misión Divina, esto dado que cuando ve próxima su venganza reza un ‘Padrenuestro’.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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13 de septiembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Incidiré en los aspectos visuales de una sugerente riqueza y notable estilo.
El arranque es portentoso, mientras salen los títulos de crédito nos muestra un cartel con lo que le ha ocurrido al marido de la guapa campesina.
Nos ahorra verlo ya que no es necesario y aligera la trama en un buen puñado de minutos.
Economía de medios absoluta y elipsis inteligente que da ritmo veloz a la acción y enriquece el argumento con una ganancia de tiempo récord.

El blanco y negro es de una amalgama de variados cromatismos que potencian las imágenes, realzándolas.
hay un único escenario, el inabarcable y lleno de matices, bosque.
Lejos de ser un impedimento es un recurso que da un toque ligeramente fantástico y fantasmagórico.

Los movimientos de cámara hábiles, no hay planos gratuitos y el montaje muy conseguido.
La música propone una aparente calma, curioso efecto. Algo así, como amansar a la bestia.

La interpretación de Iva Jarunzová emociona progresivamente; de las que se recuerdan mucho tiempo.

Con elementos minimalistas, actores, lugar, punto de partida, nos crea algo con múltiples recovecos y matices.
La condición humana es diagnósticada como el que no quiere la cosa con resultados profundos como el océano.

Desde el primer plano no puedes despegar la vista de la pantalla con un efecto magnético seductor.
Desconocida y muy recomendable historia de una potencia visual arrebatadora.
Zappianin
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