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Dos tipos duros

Comedia Después de treinta años de cárcel, dos viejos gángsteres consiguen la libertad condicional. Decididos a reanudar su vieja vida, organizan el asalto del mismo tren, por el que fueron capturados y enviados a prisión. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
19 de marzo de 2012
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de esas películas que te permiten pasar 104 minutos con una sonrisa en los labios, con la grata sensación de que estás viendo algo tan bonito como una caricia.
Y pasados los años esa sensación se acrecienta si, a la vez, estás consciente de que ésta fue la última oportunidad de ver en acción a una dupla más interesante aun que Archie y Harry (los personajes de la película): la dupla que conforman esos actores inmensos que son Burt Lancaster y Kirk Douglas.

Es muy placentero y reconfortante (no siempre sucede) que un dúo así haya podido tener la oportunidad de plasmar en el cine, para la eternidad, su despedida.
Apenas cuatro años más tarde, Lancaster se retiraría definitivamente de la escena debido a una serie de enfermedades de las que no quería dejar recuerdo en las retinas de los espectadores, y ni siquiera de sus amigos. Y cuatro años después acabaría su vida.
Qué bueno que actores como él puedan permanecer siempre, gracias a que su oficio les permite que todos puedan conocerlos, generación tras generación.
Burt Lancaster es uno de los más apuestos galanes del cine de todos los tiempos, y un actor de la misma dimensión, a la par que una persona de bien que supo posicionarse dignamente ante el marcarthismo, las guerras de coloniaje de los Estados Unidos, la lucha contra la discriminación sexual y de activa participación en las primeras campañas de concientización acerca del sida, a partir del caso Rock Hudson.
Douglas sigue todavía en pie, y ha participado en numerosas filmaciones desde esta entrañable despedida de 1986.

Esta película entretiene, divierte, deleita con su estética delicada (escenográfica y actoral).
Es un especie de "Thelma y Luise" masculina, y en clave de humor que, además, reivindica a una franja de la sociedad que suele ser bastante marginada a partir de cierta edad... sin tener en cuenta que dos "monstruos" como Lancaster y Douglas conforman una pareja infinitamente más fuerte y eficaz que Batman y Robin, el Zorro y Bernardo o el Llanero Solitario y Toro.

Así de fuertes e indestructibles son sus actuaciones. Así de fuerte e indestructible será su recuerdo.
No te pierdas esta oportunidad de verlos.
LaRubia
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12 de marzo de 2009
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Archie Long (Kirk Douglas) y Harry Doyle (Burt Lancaster) dos ladrones de poca monta salen de prisión después de treinta años tras el robo frustrado de un tren, al salir se dan con la amargura de que todo a su alrededor ha cambiado de manera drástica, no pudiendo adaptarse a su nueva vida en la sociedad deciden volver a hacer lo que mejor saben.
Hilarante comedia con toques de drama, nostálgica en la que fue la última participación de dos estrellas de la época dorada de Hollywood ya en su fase final y que vuelven a demostrar la innegable química que existía entre ellos.
Recomendable para quienes disfrutaron del repertorio de Kirk y Burt en anteriores largometrajes, quien escribe ya la considera de culto.
ricky_the_best
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8 de diciembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película con dos grandiosos actores como Burt Lancaster y Kirk Douglas (que increíblemente todavía vive) que nos cuenta la historia de dos ladrones que luego de 30 años salen de la cárcel y por mas que lo intentan no pueden reinsertarse en la sociedad nuevamente. Cambio el barrio, la música, los amigos o murieron o están viejos, todo esto contribuye para que vuelvan a delinquir robando el tren por el que los habían apresado. Hay buenos aportes de los secundarios Charles Durning y Eli Wallach. Una comedia que apela a la nostalgia de ver a estos dos grandes del cine que filmaron por ultima vez juntos. La vi por segunda vez luego de muchos años y recuerdo que me dejo la misma linda sensación que la primera vez. Estos actores deberían ser inmortales. ¿Quizás Douglas lo sea?.
gustavof42
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18 de febrero de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
33/10(17/02/20) Tras el reciente fallecimiento del mítico actor Kirk Douglas me veo en la obligación de dedicarle mi humilde tributo a través de una crítica de una de sus actuaciones. Como ya he hecho en FA la de sus mejores películas “Carta a tres esposas”, “El trompetista”, “El gran carnaval”, Cautivos del mal”, “El loco del pelo rojo”, “El último tren de Gun Hill”, “Senderos de gloria”, “Spartacus”, “Vikingos”, “Duelo de Titanes”, “Siete días de mayo”, “Dos semanas en otra ciudad”, “Un extraño en mi vida”, o “El día de los tramposos”. Me he decidido por un film menor, uno de sus últimos protagónicos, donde se nota disfrutó, se ríe del estereotipo creado a lo largo de los años de sí mismo, muestra una musculatura que causa envidia a sus juveniles 66 años, y asimismo supuso la séptima y última colaboración con su gran amigo Burt Lancaster (comenzó en 1948 con “I walk alone” y acabó con esta; Douglas siempre recibió una segunda factura bajo Lancaster, pero, con la excepción de I Walk Alone, en la que Douglas interpretó a un villano, sus papeles eran más o menos de igual importancia), demostrando entre ambos una química que supera las barreras de un pueril guión de James Orr y Jim Cruickshank, y que sortea bastante la rudimentaria dirección del mediocre Jeff Kanew. Es una comedia de acción superficial, donde todo sucede de modo naif, en base a una estructura de cuasi-viñetas, donde el paternalismo con que el realizador trata a las dos leyendas es su peor enemigo, pues los delinea sin aristas, sin matices, sin reflexiones morales, sin miedos, sin siquiera hacer una reflexión sobre los 30 años pasados en prisión, es como si en vez de haber estado entre rejas hubieran estado en coma. El argumento juega con el choque generacional de dos tipos de los 50 en plenos 80, ello con recursos que en muchos casos (pero en muchos) se pasan de rosca hasta dar grima (ejemplo el pase de modelos ‘payasescos’ de Kirk Douglas ante un monitor; o la sonrojante escena de un policía echando del césped de un parque a Lancaster, pero que a continuación el karma hace que a este agente le caiga mierda de pájaro en su traje [humor inteligente?]), haciendo de este tándem unos seres indestructibles, dos héroes enfrentados a un mundo decadente, acaban con un asalto a un banco, destrozan a una pandilla de macarrillas, uno es el líder de una revuelta en el geriátrico (muy a lo “Oliver Twist”), reivindican el sexo en la tercera edad (otra pasada de vueltas sonrojante es el romance exprés entre Kirk y una bella jovencita monitora de aerobic), se rien de los bares gays, pero todo en un aire distendido y muy ligero, donde nada es ni mínimamente filtrable en lo serio. Hay una loa a la tercera edad reivindicable, pero compuesta en machetazos esquemáticos triviales, cual slogan vacío de contenido.

Pero esto es perdonable, pues se nota que es un producto sin más intención que el reunir a estas dos leyendas en dos papeles elegiacos cortados como sus trajes, a medida de hacer sátira de sus roles clichés de tipos rudos indestructibles, ni el otoño de la vida puede con ellos. Un relato embestido de nostalgia, pero no de tristeza, siendo un canto a la vida, a ser entusiasta con ella (carpe diem), un entrañable epílogo a estos dos Colosos que tanto nos han hecho disfrutar y se despiden con estilo y sin mirar atrás.

Es una película ochentera, con todo lo malo de esta (tóxica) década (para el cine), sobresaliendo una grimante (igual entonces no lo fue) banda sonora tecno, sintiéndome muy identificado con Leon B. Little (gran roba-escenas Eli Wallach) cuando destroza un radiocasete con su escopeta (aunque se salva de la quema Glenn Miller y Bing Crosby entonando "Don't Get Around Much Anymore" de Duke Ellington), también es muy kitsch la vestimenta de la gente visto hoy día, ejemplo son esas mayas de gimnasia.

La película marca sus líneas en sus primeros minutos, con unos créditos iniciales adornados por el tema de Burt Bacharach interpretado por Kenny Rogers "They Don't Make 'Em Like They Solian To" (nominada para un Globo de Oro), tras lo que vemos recortes de periódicos enmarcados con el intento de roboa a un tren que Burt Lancaster descuelga de la celda, en la que también está Kirk Douglas, este hace ejercicios de pesas, demostrando su fuerte carácter físico, los dos ya en la calle se enfrentan de modo despreocupado (¿?) a un desconocido (Leon B. Little) miope que les dispara con ansias de matarlos, demostrando el aire trivial del film, así como la personalidad gélida ante el peligro de los dos. La primera mitad se adentra en mostrar el enfrentamiento del binomio al ‘nuevo mundo’. Pero esto dejando contrastes entre ambos, donde Kirk Douglas como Archie se nota más autoparódico, más enérgico, más mujeriego, más suelto y en sintonía con esta década, el que se guarda a su papel (que sea una producción de su compañía puede tener la culpa) los mejores momentos de risas, con el gag en el bar gay (homofobia?), la escena en el gimnasio unisex en el que una joven sexy queda prendada ipso facto del vigoroso Kirk, y mantienen una relación basada el sexo obsesivo liderado por ella, el mencionado gag de la pasarela estrafalaria, la escena de baile en la disco con los Red Hot Chili Peppers ("Set It Straight"), su carácter contestario sale a flote en sus dos empleos cara a público;... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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28 de enero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un seis por estar protagonizada por los irrepetibles Burt Lancaster y Kirk Douglas en la que sería su última colaboración juntos. A la memoria me viene siempre Duelo de titanes aunque hubo otras más.

Aquí les tenemos encarnando a un par de vetetanos atracadores que después de cumplir una condena de treinta años por el asalto a un tren, salen a la calle en una nueva época a la que tendrán que adaptarse.

La película supone una reivindicación del papel de los ancianos en la sociedad actual. Ni son inútiles ni estúpidos. En una década como la de los ochenta en la que un sexagenario como Ronald Reagan era el presidente de Estados Unidos, se produjo un redescubrimiento de los mayores cuya veteranía era un plus y en esta película queda claramente retratada. Poco antes se había estrenado Cocoon, que iba también en la misma línea al hablar de los problemas e inquietudes de la gente mayor.

Un simpático cóctel de nostalgia, sazonado de humor y con algunas dosis de acción es la despedida de esta pareja de carismáticos titanes del cine.

Atención a la aparición estelar de unos primerizos Red Hot Chili Peppers y un cariñoso recuerdo para la guapísima y malograda Darlene Fluegel.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Harold Angel
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