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Abbott y Costello contra el hombre invisible

Comedia. Fantástico Abbott y Costello son dos detectives que reciben en su despacho a su primer cliente: un boxeador llamado Tommy Nelson acusado injustamente de haber matado a su mánager; un crimen que Tommy dice no haber cometido. Acompañado de los dos detectives, el púgil visita a un doctor, que le inyecta el suero de la invisibilidad, para que así pueda demostrar su inocencia... (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
24 de marzo de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A menudo las películas de Abbott y Costello sólo complacen a quienes consiguen adaptarse a su peculiar sentido del humor pero en esta ocasión un argumento más sólido y un ingenioso desarrollo de la trama amplían el espectro del público potencial.
Además el hombre invisible -H.G. Wells- siempre ha generado un hechizo especial.
La historia resulta entretenida, variopinta y, en el esperado contexto de parodia, su argumento reclama atención, las situaciones están construidas de forma coherente, el guión apuesta por lo eficaz y su acierto en la vertiente cómica es indudable.
ABSENTA
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22 de abril de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Abbott y Costello, para mí, estarán siempre indefectiblemente unidos a la señalada fecha en que los conocí, que fue bastante tarde. Hablo del fatídico día en que el coronel Tejero tomó el palacio del Congreso y dejó en vilo a los habitantes del país, acerca del futuro que les aguardaba.
En un ejercicio de contrición tardía, tengo que hacer una confesión, sobre todo porque estoy seguro de que no fui el único chaval en vivirlo así.
Además de ser inmediatamente dispensados de nuestras clases en el colegio, nuestros mayores, en claro ejercicio antipedagógico, llenaron la parrilla de la televisión de impresionantes ofertas lúdicas, que interrumpían cada poco tiempo con los partes actualizados de las noticias, en lo que fue, para nosotros los chavales, la mejor jornada televisiva de la Historia, consiguiendo así que, ignorando vilmente los rostros de preocupación de nuestros mayores, deseáramos, con callada y maligna satisfacción, que todos los días se diese un golpe de estado en el país.
Naturalmente en nuestro grupo, también estaba el típico cenizo que, con horrible aire de suficiencia, se encargaba de recriminar nuestro descarado alborozo pero el que, como falso Judas, era luego el primero en celebrar a carcajada limpia el inesperado maná televisivo que nos había caído del cielo a los sedientos espectadores habitantes de su desértico panorama.
No recuerdo qué título de la saga emitieron. Lo que sí sé es que las carcajadas literalmente me ahogaban y las lágrimas corrían por mis mejillas como un auténtico río. En aquel entonces, adoré a este dúo cómico de los que no tenía noticia.
Posteriormente he visto algún que otro título de la saga. Ya no es lo mismo. No sé bien nunca que transformación se produce en nuestras personas que hace que, lo que apreciamos puramente en nuestra niñez, nos quede vedado para disfrutarlo igualmente en nuestra madurez. El resorte se oxida, algo así, y ya no te hace saltar igual.

Esta película, aunque también utiliza a uno de los personajes de La Universal, no tiene ese tono de parodia de terror como tienen otras. Esta cinta es, más bien, una parodia del cine negro, del drama pugilístico.
Y, desde luego, como parodia está muy bien realizada. Nuestros protagonistas hacen de detectives privados, solo que, su primer cliente, un boxeador exconvicto acusado de matar a su entrenador, les contratará para que le ayuden a demostrar su inocencia. El tema es que, aprovechando un suero de la invisibilidad ideado por un científico, se lo inyectará para así tener acceso a los tejemanejes de sus enemigos, los mafiosos corruptos que amañan combates en el ring y verdaderos causantes del crimen.
Esta trama de puro cine negro como ven, será el contenedor donde el dúo volcará todos sus gags característicos. Al mismo tiempo, la trama añadida de el hombre invisible servirá para exhibir algunos efectos especiales muy notorios para la época.
El resto del reparto no participa en absoluto de la comedia, es decir, ellos actúan con total seriedad. Esto hace que el contraste sea mayor y que todos los momentos risibles procedan de nuestro pequeño y barrigudo detective, la nota exagerada y discordante.
Los fans seguidores del dúo cómico, creo que encontrarán en esta película muchos motivos de jolgorio. Los no seguidores, también creo que podrán apreciar muchas partes de ella resueltas con gran pericia ( el entrenamiento con el globo de boxeo es de lo mejor, los spaguettis, el combate...) así como recrearse en los buenos efectos, (sigue fascinando como se va haciendo visible en la escena final), aunque tiene otras partes que, decididamente, ya no funcionan ni aun poniendo la mejor voluntad.
Al fin, como cualquier película al servicio de unos cómicos, la valía de ella tendrá mucho que ver con la afición de sus seguidores.

Me llama mucho la atención la cantidad de veces que los cómicos de cualquier época han construido algunos de sus mejores sketchs subidos a un cuadrilátero. Creo que cada cómico tiene el suyo. Es curioso ¿no?.
Izeta
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20 de junio de 2023
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Abbott y Costello conocen a otro personaje clásico del terror de la Universal. En comparación con la saga cinematográfica del Hombre invisible, es una película muy inferior. Dentro del mundo del dúo cómico, es lo esperado: humor en exceso estúpido, de caídas y chascarrillos básicos, que como mucho arranca alguna sonrisa aislada, pero nunca llega a divertir.

La historia combina muchos de los elementos del personaje transparente. Se menciona a Jack Griffin y aparece una foto de Claude Rains (el primer Hombre Invisible), el argumento está fusilado de la primera secuela (falso culpable de asesinato usa la invisibilidad para demostrar su inocencia y evitar ser atrapado), aparecen por ahí las jeringas de las transfusiones para recuperar la visibilidad (“La Venganza del Hombre Invisible”), y hasta el humor tonto e infantil ya se había probado en “La Mujer Invisible”, de la cual copia varios chistes y todos sus defectos.

La película es una sucesión de gags que de alguna forma se las apaña para durar 80 largos minutos. Arthur Franz hace un correcto Hombre Invisible para la simpleza de guion que tenía delante. La coherencia sobre la naturaleza del personaje es tan invisible como él, y comprobamos como el agua no lo hace visible, la bebida y comida tampoco… luego el vapor sí que sirve… y bueno, el tío se pasa desnudo todo el tiempo sin ningún sentido, lo cual dudo que sea para ahorrar en efectos especiales, pues le podían poner la apariencia clásica de las vendas, es más bien por vagancia y para forzar alguna estúpida gracieta.

Los efectos especiales de buenos no tienen nada. Para tres o cuatro escenas en que se usan dejan mucho que desear, y si los comparamos con los vistos en la primera película del 1933, quedan en el más absoluto de los ridículos. Y de esa película ya hacía casi 20 años.

Para rematar, el final es vergonzoso. He sentido verdadero bochorno presenciando esa escena que a nada viene, carece de lógica y ha envejecido fatal. Deplorable.
Biopunk
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