Colmillo

Aquellas propuestas que muy a menudo ponen sobre la mesa determinados festivales, y que parece que estén allí simplemente para saciar aquellos paladares que adoran lo exótico por el mero hecho de serlo, a veces justifican su presencia en dichas citas. Es el caso de ‘Canino’, un filme que en Cannes ya empezó a desatar pasiones en la sección “Una cierta mirada” y que ha dejado huella en todos los certámenes en los que ha sido presentado. No es para menos, con su tercer largometraje Giorgos Lanthimos nos trae desde Grecia una de las sorpresas más agradables del año. Una de estas cintas que nos demuestran que en tiempos de escasez creativa generalizada, todavía quedan autores dispuestos a ofrecernos algo nuevo.

Y que conste que ni mucho menos es la primera vez que una película nos habla sobre reclusiones más o menos voluntarias. Ahí está el enésimo dardo envenenado de Buñuel a la burguesía en ‘El ángel exterminador’, o el tratado hedonista de Ferreri en ‘La gran comilona’, o la adaptación del Marqués de Sade por parte de Passolini en ‘Saló o 120 días de Sodoma’, para dejar constancia de ello. Pero quizás el antecedente más parecido es la cinta mexicana de la década de los setenta dirigida por Arturo Ripstein titulada ‘El casillo de la pureza’, en la que el desmesurado miedo al mundo exterior impulsaba a un padre (interpretado por el mítico Claudio Brook) a ejercer de tirano implacable y encerrar a toda su familia, mientras él era el único autorizado a salir del hogar para perpetuar aquel falso oasis de la pureza.

Un esquema muy similar sigue ahora Lanthimos, sólo que le da la vuelta al dramatismo de Ripstein, configurando una comedia negra inclasificable. O clase magistral sobre cómo “simplemente” cambiando el enfoque sobre una película ya existente se puede concebir un producto rompedor e igualmente estimulante. Con una frialdad casi hanekiana, el director nos sitúa en un micro-universo delirante que coge siempre por sorpresa al espectador (la reacción que cabía esperar al ver ejercer a Frank Sinatra de abuelo, o al confundirse los aviones que sobrevuelan el jardín por inertes juguetes... la lista es interminable) y que por eso mismo posee un potentísimo poder de atracción. En efecto, ‘Canino’ es uno de estos casos en los que es preferible un primer acercamiento sin apenas información previa. Cuanto mayor sea el desconocimiento, más placentero y divertido será el golpe.

Un lugar puro, casi mágico. Un sitio que el apestoso mundo exterior no ha contaminado aún, aunque envíe a terribles bestias negras de cuatro patas.

Una tierra donde no hay malicia ni mentiras, ni existen palabras para expresar odio. Aunque tampoco encontramos a los clásicos de finales de los 70.

La única pega posible a tan fantástico e irreal lugar es que todo es una mentira. Otra posible contrariedad es la falta de libertad. Pero es que la seguridad siempre tuvo un precio...

Se ha cambiado el significado de las palabras, se han suprimido los nombres, se ha eliminado el mundo exterior y se ha tergiversado ciertos detalles sobre la vida. Todo por amor. Para que el cruel mundo no destruya lo puro. ¿No sería maravilloso ser siempre un niño y vivir como tal?

Y aún así, ese animal llamado ser humano se empeña en morder la manzana. Aunque ninguna serpiente le obligue (aunque la culpa es de una mujer, por supuesto). Siempre queremos ir más allá. Preferimos huir de nuestra felicidad que nos proporciona nuestra bendita ignorancia...


Bienvenidos por tanto a la comedia más brutal de la temporada. Tomen asiento, y recuerden:

Se puede amoldar y adoctrinar a los hombres hasta cierto punto. Siempre hay algo que nos hace intransferibles, únicos los unos de los otros. Como nuestra sexualidad, cualquiera que sea; no nos pueden obligar a amar a lo que ellos consideran válido. Las ganas de libertad tampoco puede ser suprimida, aunque no conozcamos esa palabra ni lo que signifique.

Por tanto, es usted muy amable pero he de decir no. A la mierda el paraíso.

Desde el principio hasta el final, sea cual sea este último, esta es una película desasosegante, asfixiante, malsana, psicológicamente desafiante, y brillantemente dirigida e interpretada. El guión es de hierro, duro, frío, y habrá quien dirá que también pesado...pero a poco que se tenga la oportunidad de repensar esta ¿historia? desde fuera, en frío, nos daremos cuenta de que la educación lo es...TODO.
Ojalá no demasiada gente que decida acercarse a ella se deje impresionar más de la cuenta con la crudeza (física, mental, y sentimental) de determinadas escenas puntuales, porque la cinta no se merece ser abandonada: no es una simple ida de olla, de veras que no lo es.
De visionado imprescindible en todas las facultades de Ciencias de la Educación y Psicología desde este mismo momento.
Vista y disfrutada en el 19 Festival de Cine Fantástico de Málaga (Fancine).

Cuando a un globo se lo infla, se lo infla y se lo infla, va a explotar súbitamente. Esto es lo que sucedió con "Kynodontas" o "Canino" o "Dogtooth", como gusten llamarla. Yo me inclinaré por su nombre original. "Kynodontas" es como un globo inflado de pretensiones e ínfulas que pronto va a estallar por los aires. Para mí no ha sido ni tan reveladora ni tan rompedora, ni tan brillante ni tan desasosegante ni tan perturbadora. A ver, considero que tampoco es una bazofia infumable. Por eso me quedo a mitad de camino en la puntuación entre los que le dan 9 o 10 (que son la mayoría) y los que les dan 1 o 2 (que son la minoría). Pero si creo que "Kynodontas" está inflada a más no poder. Inflada de elogios, inflada de intelectualismo insustancial, inflada de nada. Reconozco que la premisa me resultó totalmente atractiva. Una casa y tres hijos encerrados tras sus vallas siendo educados a la manera y por la vara impuesta por unos padres desquiciados para salvaguardarlos del salvaje mundo exterior. En esa casa en donde un zombie es una pequeña flor amarilla y un coño es una lámpara grande, lo inverosímil se trepa por las paredes, el tedio arrolla los minutos y lo magistral que pudo haber tenido la película se mete de cabeza en la piscina y se ahoga. Debo reconocer que me reí en un par de ocasiones, pero porque creo que era lo único que me quedaba porque del resto la película no me dejó nada más que el sabor extraño de la ausencia. No era aquello lo que esperaba ver. Me resultó una película acunada entre la arrogancia con la que nació, premiada y elogiada por doquier, pero no creo que se lo merezca tanto, aunque eso es cuestión de gustos. Para mí le cabe el mote de "interesante" y más nada. Pero interesantes son muchas películas. Esta es una más. Aunque definitivamente pudo ser otra. Ni fu ni fa. Y pufff...explotó el globo...

Es una pregunta retórica, pero creo que define bastante bien la esencia del film de Lanthimos.
Imaginaros un lugar donde los adultos siguieran comportándose como niños, donde todo estuviera rodeado de una burbuja invisible que detuviera a los habitantes de su interior en el tiempo y espacio, en un mundo solamente para ellos, alejado de codicias, marcas, tristezas o perversiones diversas. Pero a su vez, con nula libertad, con unas normas rígidas y una educación adulterada para manipular a su antojo.

Se abre así ante el espectador una especie de fábula grotesca, tan caricaturesca como espeluznante si se reflexiona posteriormente. Se la ha catalogado rápidamente de comedia negra, pues ver a adultos sobrepasando la treintena comportarse como niños siempre es cómico, pero yo veo más un drama psicológico, todo es cuestión de percepciones.
En cualquier caso, lo indudable es que estamos ante una película atípica, transgresora y que no deja indiferente. Difícil de recomendar pero que si se entra en su juego, se puede degustar el amargo plato que ofrece. Tiene muchos matices, lo que le hace ganar enteros, ya que cada espectador le dará su propia explicación a los hechos ocurridos, no hay una narración férrea que justifique los mismos.
Si conectas con la propuesta, mientras pasan unos austeros títulos de crédito finales, disfrutarás reflexionando y repasando activamente en tu cabeza todos los detalles, mientras sigues mirando fijamente atónito y sin habla la pantalla.