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Populaire

Comedia Primavera de 1958. La joven Rose Pamphyle vive con su padre, un viudo cascarrabias que dirige la tienda del pueblo. Comprometida con el hijo del mecánico local, parece destinada a la vida tranquila y monótona de un ama de casa. Pero no es eso lo que ella desea. Cuando viaja a Lisieaux, en Normandía, para una entrevista de trabajo en una agencia de seguros, el resultado es desastroso. Pero Rose tiene un don especial, puede mecanografiar a una velocidad endiablada. [+]
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
4 de junio de 2013
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Populaire' supone el debut en la dirección de Régis Roinsard, por la que recibió una de las 5 nominaciones en total que obtuvo la película en los premios César.
A Régis le surgió la idea de hacer una película sobre los concursos de mecanografía tras ver un documental sobre la historia de las máquinas de escribir, donde se incluía una secuencia sobre un concurso de mecanografía. A partir de ahí empezó a recopilar información sobre este singular “deporte” hasta llegar a formarse el guión de esta singular historia que tiene lugar en la primavera de 1958. La joven Rose Pamphyle vive con su padre, un viudo cascarrabias que dirige la tienda del pueblo. Comprometida con el hijo del mecánico local, parece destinada a la vida tranquila y monótona de un ama de casa. Pero no es eso lo que ella desea. Cuando viaja a Lisieaux, en Normandía, dónde el carismático jefe de una agencia de seguros, Louis Echard busca una secretaria, la entrevista de trabajo resulta un desastre. Pero Rose revela un don especial, puede mecanografiar a una velocidad extraordinaria.
Inconscientemente, la joven despierta el durmiente espíritu de competición de Louis. Si Rose quiere el trabajo tendrá que participar en una competición de mecanografía. Cualquiera que sean los sacrificios que tenga que hacer, Louis se declara su entrenador. La convertirá en la chica más rápida no solo del país, sino del mundo. Pero el amor al deporte no siempre combina bien con el amor a secas.

Régis siempre tuvo presente durante el proyecto lo que quería para su película, y su amor al cine de los 50 y 60, la estética de Jacques Demy, la comedia de Stanley Donen y Billy Wilder o el encanto de Audrey Hepburn o Marilyn Monroe están presentes en Populaire, aunque Régis lo adapte a su manera.
Ya en los créditos iniciales nos metemos de lleno en la situación temporal, todo un homenaje a una época y una declaración de intenciones para con el espectador.
Eran los años precedentes a la liberalización de la mujer, las cuales soñaban, como la protagonista, con ser secretarias y despuntar a la moda de París. La competitividad era tal que hasta en los curriculums se incluían las pulsaciones por minuto. La rapidez era fundamental y ese deseo se extrapola a sus personajes, donde Rose desea abandonar su pueblo para destacar.

Todo este aire de superación a lo 'Rocky', con entrenamiento incluido, viene de la mano de la guapa Déborah François, que ya despuntaba maneras en 'El niño' de los hermanos Dardenne y en 'El primer día del resto de tu vida' de Bezançon. Con el estilo y la belleza de Shirley MacLaine y Audrey Hepburn, su fragilidad pero a la vez fuerza y voluntad para conquistar el mundo si hace falta, François se come la pantalla, irradia magnetismo. Además, el entrenamiento que hace en la película aprendiendo mecanografía fue casi real, pues François le dedicó de dos a las tres horas al día durante tres meses en la fase de preparación, y luego durante el rodaje, a formarse como mecanógrafa.
No se queda atrás Romain Duris, el cual estuvo siguiendo a un entrenador de fútbol para opreparar su papel. Duris, cada vez más popular y con la chispa de siempre para la comedia, posee un encanto extraño, y el personaje le queda perfecto. Misterioso pero a la vez simpático.
Bénérice, guapa como de costumbre, aquí relegada a un papel más secundario pero no por ello menos importante, juega un papel vital, sobre todo para el personaje de Romain Duris y su evolución interna.

Quizás podamos decir que carece de un guión sorpresivo, la historia es previsible pero no pretende lo contrario. La importancia reside en los protagonistas y su relación, y ello se nota en el especial cariño con el que están trabajados y plasmados en pantalla.
Sí que se echa en falta un poco, quizás, una leve explicación de las reglas de los concursos de mecanografía, pues es un acontecimiento tan extraño a ojos de casi todo el mundo actualmente que la expectación recae en esperar a que el jurado dicte veredicto, pese a que se nota tensión entre los participantes, no te sientes implicado con tanta intensidad.

Otro apartado en el que destaca especialmente 'Populaire' es la fotografía gracias a Guillaume Schiffman, quien gracias a 'The Artist' ha ganado reputación. Aquí vuelve a hacer un trabajo muy destacado sobre todo cromáticamente, emulando correctamente la estética de los 60 y su viveza visual. La escena de cama entre Rose y Louis, con sus tonos rojizos y azules sería un buen ejemplo de la gran labor realizada.

Una opera prima que costó la inusual cantidad de 15 millones de euros (para un trabajo de un principiante), pero que gracias a la implicación de todo el reparto y el equipo técnico y, sobre todo, por el amor con que está hecha ha logrado llegar a buen puerto. Y es que la frase “America for business, France for love” viene a reflejar la película en sí, pues aunque nunca se descuide el negocio (sobre todo cuando hay tanto dinero en juego) la impresión es que se ha hecho más pensando en el amor a cierto cine de una época que a la taquilla.
Por suerte, ese amor y simpatía que derrocha se traslada al espectador, que pese a que sea la historia mil veces vista pero con vestido diferente, se gana su afecto y le conquista una vez más.
Dragondave
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24 de junio de 2013
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que no todos los títulos que nos llegan desde el otro lado de los Pirineos son obras maestras. Lejos quedan ya grandes títulos como "Amelie" o "Intocable" en los que las tramas fluían solas, conducidas por el buen hacer de los directores y protagonizadas por un reparto en estado de gracia. "Populaire no disfruta de ninguno de estos elementos, y es por eso que se puede justificar su calidad media-baja.

Nada más comenzar, nos regala una simple copia de los títulos de comienzo de cualquier comedia romántica americana de los años 50's, y uno espera ver a Doris Day en cualquier momento. Pero pronto decepciona intentando mostrar a Duris como el típico galán, cuando tanto por físico como por calidad interpretativa no llega a su referentes ni a la altura de las rodillas. Junto a él, François intenta llevar el peso de la trama, pero su inexperiencia no deja que su intento prospere.

Con esto, la única tabla de salvación de la fallida "Populaire" es el guión, pero hace aguas por todas partes. Pasa por todos los estadios marcados por los que debe pasar cualquier comedia romántica que se precie, pero lo hace sin innovar y con una clara falta de ideas. Su impotencia para cambiar el rumbo de la película solo es comparable a la labor del director Roinsard, que no es capaz de imprimir su personalidad. Que el núcleo de la película sea una competición de mecanografía, tan extendidas en nuestro país como las competiciones de plancha extrema (ojo, cada día con más adeptos) es solo un detalle más que demuestra la nula complicidad de la película con el espectador nacional.

Una decepción para todos los que. como yo mismo, buscaran de nuevo una gran historia que tuviera la calidad que suelen atesorar los títulos franceses. Ni siquiera la atractiva presencia de Bejo, que se merendaba a Dujardin en la oscarizada "The artist" es suficiente para darle un simple aprobado.
Moody
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7 de junio de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La comedia francesa ha logrado competir en los últimos años con las propuestas del mismo género llegadas desde la industria norteamericana. En algunas ocasiones, incluso han sido superiores a éstas en calidad y originalidad. Desde la entrañable e irresistible “Amélie” de Jean-Pierre Jeunet a la oscarizada y emotiva “The Artist” de Michel Hazanavicius, o desde la exitosa y sorprendente “Intocable” de los realizadores Olivier Nakache y Eric Toledano a la divertida y eficiente “Los seductores” de Pascal Chaumeil, lo cierto es que, en la actualidad, una comedia francesa con buenas referencias tiene más probabilidades de mejorar otros títulos provenientes del otro lado del Atlántico. No obstante, siempre habrá excepciones, ya que todavía perduran algunos nombres propios norteamericanos (aunque cada vez menos) que constituyen una garantía en la difícil especialidad del humor aunque, como tales excepciones, no hacen sino confirmar la regla general de que la hegemonía estadounidense comienza a no ser tal y muy especialmente en este género.
“Popular” supone el debut en la dirección del joven Régis Roinsard y en la última edición de los premios César que otorga la Academia de cine gala logró cinco candidaturas, una de ellas para el propio cineasta en la categoría de mejor ópera prima del año. Además, ha obtenido un enorme éxito de público, recaudando tan sólo en Francia casi diez millones de euros. La historia está ambientada en los años cincuenta y se centra en una joven que decide romper drásticamente con un destino poco prometedor como ama de casa de un tranquilo y monótono pueblo para aspirar a lo que, en aquella época, era el sueño de cualquier chica emprendedora: ser la secretaria de un hombre de negocios. Pese a que sus inicios profesionales son desastrosos, su habilidad mecanográfica le conducirá a participar en un concurso que cambiará su vida.
A pesar de la simpleza del planteamiento, la habilidad de los intérpretes y cierta gracia en la dirección consiguen un resultado final satisfactorio. Se trata de un largometraje agradable y salpicado de las suficientes dosis de comicidad como para dejar en un segundo plano la endeblez de la trama. Es una de esas cintas que puede enganchar al espectador sin una razón de peso aparente. Lejos de rozar la brillantez en ningún momento, hay que reconocer que esa mezcla de comedia romántica y de aire retro funciona. En cualquier caso, sus cualidades no trascienden al mero entretenimiento. Tal vez se le pueda acusar de superficial o hueca pero, en mi opinión, no pretende reflejar fielmente una época histórica ni aspira a efectuar un ácido análisis sociológico de sus protagonistas. Es nada más (y nada menos) que una comedia que funciona como tal.
El actor principal es Romain Duris, cuya actuación en “Los seductores” le reportó su cuarta nominación a los César, si bien sus mayores reconocimientos se los debe a “De latir mi corazón se ha parado”. En el apartado femenino destaca Déborah François, ya elogiada por sus anteriores interpretaciones en “El niño”, “La última nota” o “El primer día del resto de tu vida”. Desempeñando un papel secundario, les acompaña la actriz franco-argentina Bérénice Bejo (“The Artist”), reciente ganadora del máximo galardón de la cinematografía francesa por su actuación en el film “El pasado”.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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2 de octubre de 2013
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por muy dignos que se pongan, lo cierto es que nuestros vecinos del Norte también cuentan con ese género indefinible y rebozado en caspa, la X-ada que hace que las películas sean perfectamente reconocibles y francamente indigestas para todo aquel que no sea del país. En este caso, a pesar de que el envoltorio es bastante lujoso (13 millones de dólares, amigos, no estamos hablando de Alfredo Landa en Torremolinos), el tufo a esa pedantería, a esa sensiblería de baratillo y a esa irrealidad es bastante penetrante. Para empezar, el guión carece de todo interés (el apasionante mundo de los concursos de mecanografía, con un romance digno de Corín Tellado de por medio), y visualmente se recrea una Francia de los años 60 con una melancolía ñoña que, para que me entiendan, se parece más al anuncio de una chocolatería que a Mad Men. Los diálogos carecen completamente de chispa, los protagonistas oscilan entre lo anodino (ella) y lo odioso (él), y la trama discurre penosa hasta un final ridículo.
Tio Penthal
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15 de junio de 2013
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película en-can-ta-do-ra (très charmant, oh là là) como lo es su protagonista, Deborah François, pero no le va a la zaga el buen actor Romain Duris (le conocimos en Erasmus, una casa de locos) a pesar de su boca fruncida. La historia es una mezcla de Cinderella con Pigmalion pero no se queda en ello y va más allá del esquema dotando de contenido a sus personajes: una aspirante a secretaria, muy rápida mecanografiando aunque lo haga con dos dedos, y un jefe que ve en ella a una futura star… Los entrenamientos son duros y la pugna entre ellos también hasta llegar a su clímax con un momento VÉRTIGO digno de destacarse. E igualmente digna de mención la participación de Bérénice Bejo, amiga nuestra desde “THE ARTIST” con ese físico tan radiante y que nos recuerda a Natalie Wood, que tiene también aquí sus cinco minutos de oro como exnovia del protagonista, al evocar su relación.

En cuanto a la atmósfera y el vestuario son sencillamente deliciosos. Salí encantada del cine y encima hice amistad con un ex-muchacho que había llegado al récord de 400 pulsaciones por minuto, je, je. Ah! y en la escena del campeonato los carros suenan como disparos (un Óscar o un César francés para los dedos de la prota y sus uñas primorosas, cada una de un color ;)
Rebeca
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