Peligro en la intimidad

William Friedkin es el clásico ejemplo de un director absurdamente irregular. Capaz de dirigir auténticas joyas como la fabulosa El Exorcista, o pequeñas películas -aunque razonablemente entretenidas- como La Presa, últimamente (los últimos 20 años) parece haber estado en una especie de bache del que no conseguía salir. Pero con Bug (que seguramente se traducirá en España como Bichos Asesinos Militares Mutantes del Espacio Exterior, o algo así), el tío ha vuelto a dar en la diana. Lo tiene todo para atrapar al espectador y justo sus bazas pueden jugar en contra a la hora de conseguir la meta.

Bug cuenta con una brutal labor de fotografía, dos interpretaciones inusualmente brillantes a cargo de la morbosa Ashley Judd y el hasta ahora desaprovechado Michael Shannon (su papel en "Gritos de Muerte" es como una patada en la entrepierna), una historia que se centra en el interior de la mente, juega con ese aspecto, con la locura, se mezcla con una pincelada de Sci-fi simple y se envuelve como un thriller realmente impactante, bien ejecutado y con un tramo final que va de menos a más. Y ese "menos" ya estaba a un buen nivel, lo que significa que, sin duda, cumple su cometido.

Puede que la obra de Friedkin no sea visceral, que no tenga gore en la línea de las carnicerías que ofrecen las cintas de Rob Zombie, Saw o Hostel, o que no tenga tías buenas corriendo en pelotas y tropezando con cada piedra mientras los persigue un psycho-killer genérico. Pero tiene algo que realmente sorprende: y es inventiva. Diferente, atentando directamente contra el espectador, dejándole clavado en la butaca y todo ello con un envoltorio de lujo. Tanto o más que su interior. Realmente merece la pena.

Puede que muchos al sumergirse en el nuevo trabajo de Friedkin, no caigan ante el complaciente espectáculo que deseaban ver, ni "Bug" es un thriller típico made in Hollywood, ni una de esas cintas con mánido giro final que sólo hace que desvirtuar.
Quizá su inicio resulte para más de uno aborrecible, puesto que la acción transcurre con calma, los personajes poseen una presentación que les da el margen necesario como para conocerlos bien y en el ambiente empieza a palparse una tensión inquieta entre los distintos protagonistas, una angustia que remueve, un desasosiego irritante tras observar sus pugnas que los hacen retorcerse en una espiral de dudas y desconfianza.

Tras todo ello, comienza el camino hacía la locura, el desvarío y el desquicio que nos muestra a dos personajes totalmente desbordados, que terminan por no saber como actuar, por encogerse en una realidad distinta a la nuestra y dar imprevisibles movimientos que logran hacer que la pantalla vibre pero, sobretodo, con las interpretaciones de una Ashley Judd que derrocha talento, pese a un par de desmanes, y de un Michael Shannon (actor al que desconocía hasta día de hoy, todo sea dicho) que aporta un aplomo impresionante a su personaje, un personaje desaforado totalmente por su pasado.

Si hubiese que tender en una balanza sus defectos y virtudes, seguramente "Bug" obtendría un equilibrio desviado hacía el interés que marca una propuesta que en ningún momento se permite el lujo de dar más vueltas de las necesarias y cuyo final, ensalza todavía más la línea ascendente que cierra unos últimos minutos del todo desquiciantes y desequilibrantes, para dejar el trabajo de Friedkin en una cinta a tener en cuenta.

¿Qué pasaba con "Bug" que llevaba un año viéndose sólo en festivales puntualmente y no llegaba a las pantallas de ningun país hasta finales de febrero en Francia? Pues seguramente que los compradores, llámalos distribuidores, debían salir por patas ante el espectáculo psicótico, esquizofrénico, desquiciado al que un joven de 72 años William Friedkin daba forma.
Friedkin, que llevaba haciendo nimiedades desde ni se sabe cuanto, lleva a la pantalla una obra teatral muy cercana, porque no, al "Tideland" de Terry Gilliam. Sólo que la imaginería de Gilliam está muy por encima de la de Friedkin y Tracy Letts. "Bug" no es tanto un film de terror como un film sobre la locura ¿o no?. Una de esas películas que puedes intentar explicar a tus amigos pero que no acabarás acercándote nunca a lo que se ve en pantalla. "Bug" hay que verla. Y vendrán nubes, oleadas, como los insectos de la película, de críticas negativas, de rostros sorprendidos ante algo inesperado, inusual, original, desquiciante. Sólo por eso merece un vistazo. Para los que daban a Friedkin por acabado. Y me incluyo.
P.D. El cartel de la película es un pimiento. Si no lo digo reviento.

Sin duda esta película está desvalorizada, ya que cuenta con muy buenas actuaciones, el guión es diferente a lo acostumbrado(en estos géneros) y nos muestra un grado muy alto de lo que puede producir la paranoia. El hecho de que el filme en un principio transcurra con calma no es para desanimarse, conforme va avanzando te va transmitiendo pequeñas dosis de terror e interrogantes, que culminan con un escalofriante final. Es una película para verse con calma, no esperar demasiado de ella, meterse en la psicología del personaje turbado. Si hacen eso, tal vez(al igual que yo) se lleven una agradable sorpresa.

El título podría haberlo puesto más ocurrente, pero no menos descriptivo, de locura y bichos va la peli, no toda ella claro, pero sí la parte más sustancial y terrorífica de la misma.

Hasta llegar al quid de la cuestión bichil Friedkin repite maniobra que ya hiciese con el "El exorcista" e imprime un largo crescendo dramático en el que los tres protagonistas se dan a conocer bajo la lupa clínica del yayo director. Habrá un huevo de gente que dirá que es un rollo y además lento y yo normalmente diría lo mismo, pero la verdad es que no me aburrió en absoluto, los personajes en sus misterios íntimos me parecieron bastante interesantes. Michael Shannon lo hace bien desde su carapalístico personaje, pero sobre todo hay que destacar a Ashley Judd, excelente actriz que aquí no puede estar más sucia, macerada, grasienta y fondona...ni tampoco más bella (¿qué raro, no?).

Friedkin avanza del drama al terror con una lentitud absolutamente implacable para ir preñando de paranoia azul eléctrica el marrón desértico de la desperación. Y hacia el final, decae, decae, decae y de súbito se levanta. Y regala La Última Gran Escena. ¿Capaz o incapaz? Capaz.

Ya no hay mucho cine del que puedas decir que te deja a cuadros y menos aún en la categoría de terror. "Bug" te deja a cuadros. Se puede ver pero bajo propia cuenta y riesgo, la que avisa no es traidora.