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El campeón

Drama. Comedia Historia de boxeo y de superación personal que se convirtió en el mayor éxito de la Metro en 1931. Un ex campeón de boxeo, hundido en la desidia y con tendencia a la bebida, regresa a los rings, pero se da cuenta de que los años no han pasado en balde. En esta aventura cuenta con la presencia y apoyo constantes de su hijo, que encarna todo lo que él hubiera querido ser. Hay dos versiones más de esta película: la de Robert Z. Leonard ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
15 de octubre de 2006
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Champ nos muestra la relación entre un padre y su hijo basada en la admiración, el cariño y la generosidad. La integridad, la grandiosidad del alma de estos dos personajes se nos presenta por King Vidor de una manera irrepetible mediante travellings con significado contextual, primeros planos ( pocos ) con una expresividad deslumbrante y un sentido del ritmo cinematográfico perfecto.

Se trata de una historia con aire de cuento ( en la linea de ¡ Que bello es vivir ! de Frank Capra ), se trata de una tierna historia que construye su carga emotiva no desde el histrionismo sino desde la simplicidad. Simplicidad expositiva tras la cual subyace la maestría absoluta de uno de los cineastas más capaces en la descripcción de personajes y la implementación de la técnica en un argumento.
Amarga, ilusionante, tierna, deliberadamente inocente, Champ es recomendable para aquellos que aún tengan el alma pura, para aquellos que no han sucumbido al relativismo y a la prepotencia irónica posmoderna. Champ, en definitiva, es un oasis de cine en estado puro dispuesta a depositarse en el corazón de los seres que aún disfrutamos de los sueños de la infancia.
opera 0
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29 de mayo de 2007
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra perfecta con el trasfondo del boxeo, donde un padre separado mantiene como puede a su hijo, un padre que tiene casi todos los roles de imperfección como tal, pero sin embargo es muy querido y admirado por su pequeño hijo, que le pasa todos esos defectos y son muchos.
Aquí un perfecto Wallace Beery que ganó un merecido Oscar (aunque tuvo que compartirlo con Fredric March “El hombre y el monstruo”) y un jovencísimo Jackie Cooper que encarna el papel de Dink, el hijo que hace de cuidador y ayudante de “Campeón” cuando este sube al ring a luchar.
Tierno drama que hará que soltemos alguna lágrima a lo largo de la trama, también nos hará reír en algunos momentos, para más tarde volvernos a meter en el drama por la historia vivida por estos dos grandes actores y sus andanzas.
Una relación padre e hijo que es envidiable y digna de halagos, el padre, un boxeador en las últimas, borracho y jugador, el niño, un muchacho muy espabilado que hace casi el rol de padre ya que tiene que cuidar al volver de sus continuas borracheras, todo esto perdonado por el cariño que le procesa.
Un guión llevado a cabo por Francis Marion que ganaría un Oscar por el mismo (este ya lo había logrado por El Presidio)
max
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11 de enero de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que son como una infusión de gases lacrimógenos. Y no es casual. Nada de eso. Existe una técnica de preparación. Se coge niño, preferiblemente rubito y angelical y se mezcla con padre jugador, borrachín o, mejor, ambas cosas. Se le añade conflicto familiar, ya saben, padres mal avenidos, disputas y divorcios... Kramer contra Kramer, para entendernos y después de mezclarlo bien y cocer al punto, le añadimos un chorrito de enfermedades incurables o de algún lamentabilísimo deceso, preferiblemente justo antes de servir acompañado de esperanzadoras gotas de un futuro que, desgraciadamente, se cercena por designios divinos incomprensibles para espectadores mortales. Servir, preferiblemente caliente y ya está, a sorber lagrimones.

Menos mal que El campeón de Vidor nos deja, a diferencia del de Zeffirelli, una soberbia actuación de Wallace Beery y otra performance magistral de Jackie Cooper, actor infantil que ya tenia en su poder el record de haber sido el nominado al Oscar al mejor actor más joven (9 años) por Skippy de Norman Taurog. Su trabajo conjunto, de la mano de King Vidor, es mas que notable y entre todos ellos componen una buena y lacrimógena película que también estuvo nominada a los académicos premios.

Película y director, se quedaron simplemente en nominados (lo cual no es poco) pero faltaba algo, no sé bien qué. Tal vez una madre (Irene Rich) menos veleidosa, más convincente y sobreactuando menos. La intensidad del drama familiar se rompe por ese lado. Y eso lo acusa la película.

Un poco de desahogo sentimentaloide siempre viene bien. Es absolutamente necesario para descargar tensiones y esas cosas. No obstante no acabo de congeniar demasiado con esas películas que, desde que son un pequeño proyecto en la mente de sus realizadores ya se están haciendo predicciones, no de los futuros ingresos en taquilla sino de los pañuelos que se van a utilizar. No obstante, en este terreno, la de Zeffirelli gana a los puntos, nunca mejor dicho.
FATHER CAPRIO
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21 de mayo de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda es de esas películas que no se olvidan y no solamente por las grandes interpretaciones sino por la temática, la admiración de un hijo hacia su padre, el amor puro y verdadero de un hijo.
Hay escenas, que por supuesto, nos harán llorar, la escena de la cárcel o el final, escenas donde veremos a un hijo llorar por amor hacia un padre y un padre que llorará y hará lo imposible también hacia su hijo aunque muchas veces el padre no sepa lo que está bien o lo que está mal.
Lo que más me impresionó es la temática, año 31, unos padres que se separaron, como bien dijeron, porque no había amor, partiendo de esta idea vemos que se aleja de la idea de romanticismo característico del cine de la época donde todo se movía en la aristocracia y grandes mansiones.
La película retrata a un borracho y jugador excapeón de boxeo que cuida a su hijo o que mejor dicho, intenta cuidarlo pero el amor puro y sincero de su hijo será el motor de superación de su padre, sin duda, una temática bastante poco propia de los años treinta.
La película es una cascada de valores y por esa razón es merecedora de guardarla en esa lista de películas a recordar, las geniales interpretaciones de padre e hijo fueron merecedoras de ser nominadas a los premios oscars pero a parte de “esos premios” que ya se dan a cualquiera, el resultado son unas interpretaciones que hasta hoy se recuerdan y una pareja de padre e hijo de los que se guardan en el recuerdo.
A nivel técnico, la película es buena, no tiene grandes errores y aunque hoy podamos ver algunos errores de dirección y guión son bastante perdonables pues se trata de los años 30 donde el cine llevaba un par de décadas de funcionamiento y hay algunas bases que el cine todavía no había tenido tiempo de plantearse, por eso es perdonable en algunos detalles.
Sin duda, una película que se guarda en el recuerdo.
manuel
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2 de agosto de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda película que tengo la fortuna de visionar escrita por Frances Marion, una mujer que a tenor de la época y temática tratadas (la otra es “The Big House 1930”, un recio drama carcelario para cuya documentación la fue permitida el paso a San Quintín) y del resultado obtenido por ambas, se ha ganado mi respeto y admiración por la inusual forma de combinar la mirada femenina sobre temas supuestamente exclusivamente masculinos y mi interés por indagar en su vida y obra.
“Champ” Andy Purcell, (un siempre magnifico y apabullante Wallace Berry), ex campeón de los pesos pesados, divorciado de Linda (Irene Rich) y empedernido bebedor y jugador que vive solo en compañía de su hijo Dink (Jackie Cooper en una de las mejores interpretaciones de un niño en pantalla) es requerido por la madre y la pareja de esta,Tony (Hale Hamilton), para que en vista de la mala vida que le da el padre les deje al niño unos meses para criarlo como es debido, cosa a la que se opone esperando que la racha cambie en cualquier momento.
Tras perder en el juego a “Campeón”, un caballo de carreras que era propiedad de su hijo y con el corazón partido decide aceptar los requerimientos de la madre y mandar al hijo con esta para que tenga una vida mejor y pueda ir a la escuela y demás (en una escena de fuerte contenido emotivo acentuado por la excelente química que desprenden juntos Jackie Cooper y Wallace Berry).
A partir de aquí, con el padre preparándose para un combate en Tijuana (pese a su evidente mala forma a causa de la edad y la mala vida) con el campeón del peso de México (un bigardo por su camino) y el hijo escapándose de casa de la madre para reunirse con el padre, tenemos un emotivo e intenso melodrama en la que a poco que entres en el juego propuesto por los responsables de la función, el disfrute está asegurado y hasta es posible que se te humedezcan los ojos.
Por último reseñar que aunque en la película no se mencionan en ningún momento ni la “Depresión” (ambientada en la dura América pos crack del 29), ni la segregación, ambas están presentes en todo momento, la una debido al retrato del modo de vida de los personajes y la otra en el inusual para la época, trato digno del personaje del negrito amigo del niño y que pese a la antigüedad de la película luce de maravilla a través de una magnifica fotografía en blanco y negro (la he visto en TCM, por lo que imagino que en DVD será más significativo este hecho).
Además del Oscar al mejor guion anteriormente mencionado a Frances Marion, obtuvo también el de mejor actor para Wallace Beery y una nominación al mejor director para King Vidor (lo gano Frank Borzage por “Bad Girl”).
tiznao
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