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El halcón maltés

Cine negro. Intriga. Drama. Comedia Siguiendo muy de cerca la historia de Dashiell Hammett, el desprolijo detective Sam Spade busca el paradero de una joya... (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
24 de mayo de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The Maltese Falcon”, la famosísima novela del escritor estadounidense Dashiell Hammett, se había publicado inicialmente, en 1929, en cuatro entregas de la revista, Black Mask. Un año más tarde se editaría en novela, y de inmediato despertó el interés de la Paramount Pictures, que adquirió los derechos y encargó la dirección a Roy del Ruth, un talentoso artesano que elegiría a, Ricardo Cortez, para representar al detective privado, Sam Spade, y a, Bebe Daniels, como la intrigante señora Wonderly.

La figura de un halcón negro que, según se cuenta, fue esculpida en oro con incrustaciones de piedras preciosas, y que representó el tributo pagado por Los Caballeros Templarios de Malta al rey de España, Carlos V, es el motivo central de esta negra trama en la que detectives, policías y ladrones, se verán enfrentados en la búsqueda y apropiación del apetecido tesoro.

Con toques muy divertidos; haciendo uso de notables estratagemas; y sin que falte algo de sensualidad (aunque, en algún caso, haya que insinuarla muy sutil y metafóricamente con la aguja de un tornamesa ondeando incesante sobre un disco que ha llegado al final), la historia nos mantiene atrapados en ésta primera y casi fidedigna versión que luego, John Huston, repetiría con algunas variaciones, mayor éxito, y mejor aceptación por parte de la crítica (aunque la mayoría no se tomó el trabajo de ver esta estupenda adaptación).

Ricardo Cortez, recrea a un simpático detective con cierta resistencia a la seducción femenina, cual si presintiera que no hay mujer alguna que no busque recibir después de dar. Lo persigue, Iva Archer (Thelma Todd), la preciosa mujer de su socio. Su secretaria Effie (Una Merkel) se muere de rabia cada que una nueva clienta resulta ser una mujer bonita; y la más reciente adquisición es la señora Wonderly, la atractiva mujer con la que empieza a saber de lo tan buscado que resulta aquel raro pájaro.

Como la dama en apuros, Bebe Daniels compone un desinhibido e intrigante personaje que terminará montando al detective Spade en una buena maraña… donde el dinero se escabulle tan pronto llega a sus manos, y los malandrines vuelven y entran apenas han salido por la puerta.

Al final pueden surgir varios interrogantes: ¿Por qué a la adorable, Thelma Todd, solían tocarle como parejas cinematográficas los peores apachurrados?, ¿Acaso era de otra clase el “amor” que sentía Gutman por el joven Wilmer? y ¿Cuán triste quedaría la señora Wonderly sin poder saber cómo era el pájaro de Kemidov?

En lo que a mí respecta, bien por Roy del Ruth, porque su película -que parte de un guion escrito por Maude Fulton y Brown Holmes-, me ha resultado bastante entretenida y, <<EL HALCÓN MALTÉS>>, tiene aquí una memorable versión cinematográfica.
Luis Guillermo Cardona
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27 de julio de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se habla de “El halcón maltés” de Dashiell Hammett, uno se acuerda inmediatamente de la versión cinematográfica de 1941 de John Huston. Sin embargo, sería injusto olvidar esta versión de Roy del Ruth, rodada una decena de años antes, con un guion muy similar pero en una adaptación posiblemente más cercana al espíritu de la novela. Con buen pulso narrativo, enfatizado a través de la constante presencia de relojes para dar una sensación de realismo, en esta versión la relación de Sam Spade con su secretaria es cargadamente sexual a diferencia de la versión de Huston, más cercana a una cierta camaradería. Además el papel de Bebe Daniels –luego interpretada por Mary Astor en la versión de Huston- destila un erotismo “precode” –qué modelitos lleva – subyugador y magnético. Ricardo Cortez no es, qué duda cabe, Humphrey Bogart y se nos presenta con un carácter más amable y risueño, de impenitente mujeriego y mayor ligereza, sin el psicologismo hustoniano. Por otro lado, la escena del registro de la casa por parte de Spade es magnífica. Nuestra afán a contracorriente no nos hará incurrir en valorar esta producción por encima de la versión posterior pero si para reivindicar su meritoria valía. Merece un dedicado repaso.
Gould
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12 de junio de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El visionado de esta primera versión de El halcón maltés, la mítica novela de Dashiell Hammett, sirve para corroborar la grandeza del film de John Huston, rodado diez años después. No estoy diciendo con esto que se trate de una película despreciable, ni mucho menos, sino que se resiente de la enfermedad infantil del sonoro, que había irrumpido hacía poco en las pantallas del mundo. De este modo, la verborrea es demasiado farragosa y poco ágil, las escenas están rodadas como si nos encontráramos en un escenario, y los actores actúan un poco demasiado hiératicos. Nada que ver con los diálogos chisporroteantes de Huston y el hábil empleo de la cámara. Los actores de 1941 ganan por goleada. Riacardo Cortez exhibe demasiados dientes para ser creíble en su personaje, y no hay Cairo como el del sublime Peter Lorre, ni malvado como Sidney Greenstreet. Puedo conceder que Bebe Daniels es más sexy que Mary Astor (una excelente actriz, pero nada sexy en mi opinión, y eso que soy hombre fácil), y que Una Merkel, como secretaria modosita y acogedora, tiene su punto. Insisto, vale la pena verla aunque la sombra de Bogart sea demasiado alargada.
Por esos prodigios del DVD, en el mismo disco tenemos a nuestra dispósición Satan Met a Lady, de William Dieterle, segunda versión de esta misma novela, y diría yo que inédita en España. Dos por el precio de una. Veremos qué depara...
Eduardo
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11 de junio de 2019
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Aparte del encanto de lo precode (de hecho, es la única de las tres versiones clásicas de esta novela que se atreve a escenificar parcialmente el episodio del registro con estriptís del detective a la protagonista), esta primera recreación de la frenética búsqueda del lujoso halcón por varios personajes sin escrúpulos resulta interesante y fiel a la novela, si bien lejos de la brillantez de la versión de John Huston. Ricardo Cortez interpreta al detective Sam Spade mientras que Bebe Daniels es la mujer arácnida que mete en el lío al protagonista. Dudley Digges es el incansable buscador del halcón Guttman, Una Merkel es la secretaria de la agencia y Thelma Todd la infiel mujer del socio asesinado.
Capitan Ahab
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21 de diciembre de 2020
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La quise ver por curiosidad para compararla con la versión de 1941, estaba predispuesto a hacerla mierda, esperaba un bodrio ya que tanto ésta versión como la de 1936 quedaron completamente eclipsadas por la de Huston, de hecho nadie que no se meta a wikipedia, alguna pagina o blog sobre cine sabe de la existencia de éstas. La verdad es una injusticia que sea olvidada tampoco es una obra de culto, eh, es una película decente y una versión muy interesante de la misma historia, algunos dicen que más fiel a la novela, no sé, no la he leído. Por lo que vi me resultó mucho más sobria, y a Sam Spade más detective y menos verborrágico, de paso Ricardo Cortez lo interpreta de una forma diametralmente opuesta a lo que haría 10 años después Bogart, es un tipo mucho más pícaro, relajado, sonriente, es astuto pero no se siente que está de vuelta de todo como el de Bogart, es menos cínico y aunque parezca contradictorio también más frío. Todos los personajes exceptuando Ruth son más sobrios, no están tan caracterizados como en la versión de Huston, incluso sus interpretaciones son más contenidas. El personaje de Wilmer tiene menos interacciones con Sam Spade que en la otra.
En el aspecto técnico obvio que pierde como en la guerra, los encuadres, planos, la fotografía y la música incidental que brilla por su ausencia salvo en una escena, todo tiene que ver con el tiempo en el que se rodó la película, todavía todo el tema del sonido era algo nuevo y no lo manejaban del todo, recién a mediados y finales de los 30's terminarían de pulirlo, en 1931 por lo menos e esta película las cosas eran rusticas en todos esos detalles. Tampoco tiene un tono definido, bueno recién la versión del 41 terminaría de aclarar los códigos de noir, acá lo manejan como una especie de melodrama detectivesco.
Ah casi me olvido, al estar hecha antes del código Hays es bastante más atrevida, el sexo se sugiere de una forma mucho más evidente y las escenas resultan hasta provocativas en comparación a la otra versión.
Manuel
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