Jesse James contra la hija de Frankenstein

Arranca mostrándonos un pequeño pueblo del Oeste americano sobre el que podemos ver situado en una cercana colina una gran y siniestra mansión que se yergue sobre sus casas, conocemos a una familia de lugareños en la que la hija Juanita (Estelita Rodríguez) se muestra alterada ante el victimismo religioso de sus padres por las nulas noticias de su hermano Francisco que presuntamente ha caído enfermo cuando trabajaba en la siniestra casona, sospechando que la pareja de hermanos dueños de la misma se traen algo raro entre manos ya que las muertes y posterior desaparición de los cadáveres de chavales del pueblo que trabajaban para ellos, apuntan a algo más que esa excusa de que han contraído un virus contagioso que ha hecho necesario enterrarlos urgentemente.

Los hermanos de la casona son Rudolph y María Frankenstein (Cal Bolder y Narda Onyx), nietos del barón Frankenstein que se han trasladado a ese pueblo huyendo de Viena, atraídos por lo oído a un colega vienes con respecto a las magnificas tormentas que en el lugar estallaban con frecuencia, todo una gozada para experimentos de mad doctors (como muy bien ilustra la escena en las que los conocemos, con María Frankenstein extasiada ante rayos y truenos), y que tras fracasar con todos los experimentos anteriores con chavales, solo disponen de un cerebro del abuelo y ansían encontrar un recio espécimen adulto a quien trasplantarlo.

Tras conocer a Jesse James (John Lupton) y el forzudo Hank (Cal Bolder) con el que se mueve, ver como estos son traicionados por un rufián (Rayford Barnes) perteneciente a una banda con la que se habían asociado para dar un golpe de 100.000 dólares a una diligencia, y huyendo del sheriff (Jim Davis) que los persigue va a parar a los dominios de los nietos de Frankenstein buscando ayuda médica para la herida de bala sufrida por el forzudo en la emboscada, ya tenemos el lío, María Frankenstein relamiéndose ante el espécimen que la providencia ha puesto en sus manos, ignorando que el acompañante del mismo es Jesse James.

Sigue en spoiler por falta de espacio:

Primero del díptico sobre monstruos clásicos y bandidos del oeste, algo que ni a los productores de la Troma se les habría ocurrido. Un team-up completamente bizarro. Si en la segunda tendremos a Billy el niño y Drácula, en este entrante tenemos a Jesse James enfrentándose a la familia Frankenstein, que ha trasladado sus experimentos, cual científico nazi, al Oeste americano, empleando como cobayas a los pobres mejicanos.

Filme desbaratado, tanto, que resulta entretenido. Veremos como alguien con un trasplante de cerebro ¡recuerda! a sus amigos ¡y eso que le han cambiado el cerebro!, o como Jesse James enamora en día y medio a la villana de la película. Y no hablemos del rancho por fuera que tiene por dentro puertas con dinteles góticos.

En fin, lo que podría ser una típica y tópica película del oeste de serie B, se transforma en una curiosa reinterpretación de los monstruos de la Universal, iniciando la fractura del canonicismo de estos filmes, que irá a más con los años, abriendo argumentos e historias hasta entonces no pensados. Kung-fu y vampiros, cazavampiros con espadas, hombre-lobo en el oeste, entre otros. Pero este filme tampoco va muy allá. Es corrientito y poco más.

Curiosamente, el aspecto hipermusculado del pobre monstruo, recuerda al Rocky de "The Rocky horror Picture show". Quizás ese musical es un homenaje a este filme. ¡Quién sabe!

Bizarrada de tomo y lomo que, si se ve sin prejuicios, puede hacer pasar un rato, al menos distraído.
Une los géneros fantástico y western sin ningún pudor, ganando en metraje los relativos al fantástico.
Y lo hace de forma que, al menos, no aburre, aunque tampoco peca de exceso de imaginación.
Su puesta en escena y realización son de serie C, tal y como se comprueba en la dirección artística y demás. Y es que ha habido poco presupuesto y se nota.
Los intérpretes, varios de ellos ya habituales en el western, como el protagonista John Lupton o Jim Davis, lo hacen bien, no cayendo en la parodia, de forma seria pese al extravagante argumento del que forman parte.
Una rareza de la compañía Circle Productions, que no se ríe de la convenciones de ambos géneros, sino que sigue sus pautas de forma honesta. Lo que ocurre es que el resultado final es mediocre.

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