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El destino de un hombre

Drama. Bélico Crónica de la vida de un soldado soviético durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), de los sufrimientos y sacrificios que tuvo que afrontar en medio de un mundo de destrucción y muerte. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
12 de mayo de 2010
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
138/22(23/04/10) Sergei Bondarchuk realizador de la magna ‘Waterloo’ nos ofrece en este trabajo un humanista retrato de la dignidad, es la historia de un hombre que nace en el 1.900, Sokolov (excelente Sergei Bondarchuk), que durante una hambruna pierde a toda su familia, durante la revolución luchó con los rojos, que después encuentra una mujer con la que es feliz, tiene un par de hijos y empieza la W.W.II, es reclutado por el ejército y abandona amargamente a su familia, es capturado por los alemanes y trasladado por varios países en campos de concentración y es utilizado como esclavo. La cinta posee una puesta en escena magnífica, con unas secuencias de batallas muy logradas, así como unas entrañables escenas intimistas, donde la fotografía de Vladimir Monakhov se erige en un excelente transmisor de sensaciones. Hay escenas de gran calado, resaltaría la escena en que Sokolov en un Campo de Concentración es llamado por el Comandante nazi que piensa ejecutarlo por quejarse de las condiciones en las que están, pero tras una charla cargada de dignidad y orgullo por parte de Sokolov el Comandante no solo le perdona la vida, emocionante. Hay otra escena conmovedora cargada de un lirismo atroz, es cuando se ve a una multitud de presos en tres filas infinitas avanzan hacia una instalación en donde hay una chimenea enorme de la que sale una columna de humo interminable, sobrecogedor, hoy en día lo hemos visto en bastantes films pero esta seguramente fue la primera. Llama la atención que realizándose en la Unión Soviética no sea un producto meramente propagandístico, si no que se hace un retrato poco optimista de lo que pasó con los grandes sufridores del conflicto, nos relata la vida de un tipo que por la contienda mundial pierde todo lo que ama, todo lo que daba sentido a su vida y cuando vuelve le espera la nada, el único halito esperanzador es que encuentra un hilo al que agarrarse como es acoger a un niño que el conflicto dejó sin padres. Hay una situación en la película que parece una caricatura, resulta muy poco creíble, muy simplista (spoiler). Recomendables a los que gusten de muy buenas cintas humanistas, cine que deja poso. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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5 de octubre de 2019
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El destino de un hombre (1959) se trata de una de las películas soviéticas más reconocidas sobre la II Guerra mundial. Seguramente, porque a diferencia de las grandes películas de dicha cinematografía, no se centra en un episodio bélico determinado o en una figura histórica, sino que nos presenta una visión general sobre la guerra, desde un punto de vista que ya no es el de un soldado siquiera, sino el de un ciudadano normal. La película reunió a más de 39 millones espectadores y se encuentra en el puesto 97 de películas más vistas en la URSS.

La obra está dirigida por Sergey Bondarchuk, que a pesar de ser un nombre totalmente desconocido en España es de capital importancia en Rusia. Bondarchuk debutó en el mundo del cine con una película que fue muy exitosa en la URSS, La Joven Guardia (1948). A partir de entonces apareció en varias películas, como en Almirante Ushakov (un biopic sobre el célebre marino ruso que venció a Horatio Nelson) o en una versión soviética de Otelo, la obra de Shakespeare. Pero fue con la película que nos ocupa que Bondarchuk se pasó a la dirección.

Así, nos encontramos con una película que dirige y a la misma vez interpreta como protagonista principal. Y a fe que ambos trabajos los realiza a la perfección. Por otra parte, la película adapta la obra del brillante escritor soviético, Mijáil Shójolov (1905-1984), de título homónimo.

La película se diferencia de otras películas soviéticas bélicas como Oficiales (1971) o la coetánea Balada de un soldado (1959) porque precisamente el protagonista no es en realidad un militar, sino que es un simple hombre que se ve obligado por la guerra a enrolarse en el ejército después de la invasión nazi.

Pero no solo eso, en realidad ni siquiera nuestro protagonista llega a entablar conflicto contra los nazis. Porque más que cine bélico, la película se ambienta precisamente en ese contexto bélico para ofrecer una historia de como afectó a todos los estratos de la sociedad, incluido la gente que poco tenía que ver con el ámbito bélico. La película se abre en el presente, cuando se nos presenta a nuestro protagonista y a su hijo. En una conversación empezará a relatar el pasado, y ahí empezará la película utilizando el recurso del flashback.

La historia que nos cuenta el protagonista principal poco tiene que ver con batallas épicas o honor bélico. Ni siquiera hay una batalla en toda la película. La cinta se detiene a mostrarnos el cautiverio de nuestro protagonista en las tropas nazis, así como diversos intentos de fuga.

Rodada en 1959, año coetáneo en que se estaban rodando películas de una importancia crucial dentro del desarrollo del lenguaje cinematográfico, como Los 400 golpes (1959) de François Truffaut o poco tiempo antes de la mítica Al final de la Escapada (1960) de Jean-Luc Godard, lo cierto es que la cinta de Sergey Bondarchuk poco tiene que envidiar en cuanto a lenguaje cinematográfico se trata.

Por ejemplo, el momento en el que el personaje principal huye de los nazis pero sufre un accidente y el vehículo en el que se mueve pierde el control, la cámara emula ese mismo movimiento de pérdida de control, realizando varios tirabuzones que conjugan perfectamente con la sensación que pretende transmitir el director, y que además resultan de una complejidad elevada.

Se pueden citar más ejemplos. Otro momento bellamente elaborado es cuando nuestro protagonista consigue escapar del cautiverio nazi y llega a un maizal donde se tumba para descansar. En ese instante la cámara se eleva por los aires para retratar la escena mediante un plano cenital que además de un bello esteticismo también sirve para mostrarnos la propia filosofía de la Guerra: Un absurdo donde la humanidad se ha vuelto un valor sin sentido. Fundido con la naturaleza, nuestro protagonista es capaz de respirar, aunque por poco tiempo, porque enseguida los nazis lo vuelven a capturar.

A una puesta en escena efectiva le podemos añadir un diseño de producción que no está a menos nivel. La película tiene numerosos escenarios por exigencias del propio guión (pues la historia transcurre en numeroso lugares por donde pasa nuestro protagonista). Por ejemplo, un momento bastante destacable tiene lugar cuando los nazis llevan a los soldados soviéticos capturados. Dicha escena transcurre en una iglesia ortodoxa que se encuentra medio derruida. Todos los elementos de producción funcionan a la perfección y la inmersión es total, el espectador tiene una sensación muy real de estar dentro de esa misma escena. 

Otro momento bien reconstruido tiene lugar en un campo de concentración nazi, que también aparece retratado con fuerza y con una creíble verosimilitud. 

Concluyendo, podemos decir que se ha ido asentando como una de las mejores películas de toda la historia de la cinematografía soviética, a pesar de que ya han pasado más de cincuenta años desde su exitoso estreno en 1959. El Destino de un hombre es una película indispensable para cualquier amante del cine.

Crítica escrita para https://cinemagavia.es/
Kyrios
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18 de agosto de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1965, Mikhaíl Shólokov (Михаи́л Шо́лохов), fue miembro del Comité Central del PC de la Unión Soviética y también hizo parte de la Academia de Ciencias desde 1939. Conocer sus más célebres obras literarias desde, “El Don Apacible” (1928), pasando por, “Ellos lucharon por su patria” (1959)… hasta, “El Destino de un hombre” (1957), es acercarse a la historia de la Unión Soviética con esa sinceridad y esa profundidad que solo se encuentra en los grandes escritores. Cuando se habla de Realismo Socialista, Shólokov entra en la lista esencial en la que también se inscriben: Maksim Gorki, Nikolai Ostrovski y otros.

Ese nuevo humanismo por el que propende la literatura, haría de, Mikhaíl Shólokov, uno de los escritores más leídos en Rusia y uno de los más influyentes entre las nuevas generaciones. Inevitable, pues, que el cine se interesara sin tardar en estas aplaudidas novelas, y entre cerca de una veintena de adaptaciones, las que hemos mencionado antes, fueron llevadas al cine con un notable éxito.

Con guion de, Yuri Lukin y Fyodor Shakhmagenov, <<EL DESTINO DE UN HOMBRE>>, fue dirigida y protagonizada por, Sergei Bondarchuk, quien hacía aquí su debut en la dirección, tras haber aparecido como actor en una docena de películas. El resultado, justo es decirlo, es más que satisfactorio, pues, con un holgado presupuesto, Bondarchuk pudo permitirse contar con variadas y muy efectivas localizaciones; la iluminación y la fotografía de, Vladimir Monakhov, logran composiciones muy efectivas… y la historia se va bordando con elementos psicológicos, románticos, y sobre todo dramáticos, de la más alta eficacia.

Lo que se nos cuenta es la historia de un hombre de Voronezh, Andrei Sokolov (obsérvese la semejanza del apellido con la del escritor) quien, en compañía de un viejo amigo, decide recordar su historia desde que conociera a Irina, la que sería su esposa y madre de sus tres hijos… hasta pasar a recordar, en una larga retrospectiva, lo que fueron sus muchos padecimientos durante la II Guerra Mundial, cuando cayó en manos de los alemanes.

La trama tiene momentos de gran brillantez, donde los graves riesgos se superan con ingenio, decisión y un tanto de suerte; y valores como la camaradería, la persistencia y la resiliencia, saldrán a flote para que aquellos combatientes consigan seguir adelante contra todas las vicisitudes que les causan los fascistas. El director no se olvida de matizar a algunos de estos personajes… y así la trama se mueve con propósitos de objetividad y de verdad histórica, aunque quizás, en la parte romántica haya algo de ficción.

A, Bondarchuk, lo acompañan en la actuación, Zinaida Kirienko en el rol de Irina; Pavel Vólkov como Iván Timofeyevich; Evgueni Teterin quien interpreta al médico y, Pavel Boriskin, como el pequeño Vania.

En el Festival Internacional de Cine de Moscú, Sergei Bondarchuk obtuvo el gran premio como Mejor Director.
Luis Guillermo Cardona
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