Brigada 49

"La mejor alabanza que puedo decir de 'Ladder 49' es que me dejó pensativo. Me sorprendió que tuviera tal efecto. Esperaba una película de acción con bomberos convertidos en héroes que se adentran en edificios en llamas en los últimos minutos. Tiene los héroes, el fuego y los rescates, pero no va realmente de eso. Va sobre el carácter (...) Puntuación: ★★★ ½ (sobre 4).

"El equivalente de un anuncio de reclutamiento del ejército, sólo que para el cuerpo de bomberos"

"Loa y boato del pedazo de cuerpo de bomberos (...) Con tufillo de telefilme, guión sincopado, tópicos a granel y gags tontainas"

"Un filme al servicio de un único objetivo: hacer el máximo de taquilla manipulando las emociones primarias del público (...) Lo mejor: la eficacia de una fórmula mil veces experimentada, que se ve sin aliento y con un nudo en la garganta."

"Era sólo cuestión de tiempo que el cine americano se volviera a hacer eco de las hazañas del cuerpo de bomberos (...) no hay en 'Brigada 49' el menor asomo de originalidad, ni se pretende: estamos aquí ante un perfecto ejemplo de cine industrial, hecho con plantilla y según esquemas mil veces demostrados y de probada solvencia."

Es cierto que este drama yanqui apenas cuenta nada nuevo más allá del sueño de tener un trabajo de héroe que te haga acreedor del más paradigmático "american way of life". Hay de todo: buenos compañeros, mejores amigos, novia guapa, jefe enrollado, problemas solucionables, momentos trágicos y mucha ternura. Escenas previsibles, pero reales a fin y al cabo, de una vida familiar y profesional en la que los bomberos no tienen garantizada la palabra "mañana". La película, por su parte, tiene buenas escenas de acción, excelente factura y un ritmo entretenido. Nada más. Y nada menos. "Brigada 49" es un viaje directo al corazón de la Norteamérica idílica, una invitación a pasar una temporada en Baltimore en compañía de un grupo de personas que se hacen de lo más cercanas... y un ejemplo de cómo con oficio y un poco de memoria (11S), a uno, que se quema con el mechero, se le puede poner un nudo en la garganta lo suficientemente emocionante como para confesar que es una película con cierto encanto.